De coyuntura en coyuntura, ¿y qué?
Por Ramiro Guerra Morales
Abogado
Conversando con un estudioso de la vida nacional, conveníamos que somos un país que se tensiona de coyuntura en coyuntura. Cuando pensamos que llegaríamos a puerto seguro, es decir a resultados de calidad que den cuenta de cambios de calidad y superar los estancamientos institucionales que como rémora anclan su desarrollo, observamos, con tristeza, que todo fue un espejismo y otra vez volvemos sobre caminos trillados, para encontrar los mismos problemas de siempre.
Lo anterior puede ser constatado con varios ejemplos. Cuando creíamos que la lucha por una constituyente levantaría vapor, no fue así. Lo mismo ocurrió en la lucha por cambiarle el rostro a la justicia; se nos vendió la idea de que íbamos vientos en popa y, al final, la realidad se hizo aguas y las expectativas que se levantaron en torno a este tema, resultaron frustrantes. Quedó la sensación de que nada ha pasado. Igual sucedió con el tema de la crisis del programa de Invalidez, Vejez y Muerte de la Caja de Seguro Social (CSS), que se debate entre la vida y la muerte. Pero, se posterga el debate de la realidad institucional. Vienen tiempos difíciles. En lo particular, pienso que estamos padeciendo como sociedad y por los lados de la clase dirigente y de poder, de una especie de institucionalización de un hacer mediador “gatopardista”.
Vivimos una crisis de liderazgo, la sociedad y el pueblo panameño, no cuenta con interlocutores con la suficiente credibilidad de conducción que le de coherencia a lo que ahora se presenta como un sinnúmero de acciones espontáneas frente a graves problemas que afectan la condición humana y su existencia. Como corolario de lo anterior, resulta obvio, que el modelo de democracia partidista no está a la altura de esta realidad. Los actuales partidos políticos no tienen propuestas de desarrollo.
Hay que tener cuidado con esa letanía, de que todo va a cambiar con los recursos que provendrán de la ampliación de la vía interoceánica. Mientras el país no cuente con una estrategia de desarrollo nacional consensuada, todo seguirá igual. Acaso, no es cierto, como señalan los números, que somos el país en la región con el mayor crecimiento, pero también con uno de los perores indicadores de desigualdad y falta de equidad. ¿Qué indica el dato?: Muestra que hay aproximadamente 500.000 panameños articulados en la informalidad. O, acaso, no es cierto que en Panamá el crecimiento mencionado ha hecho más millonarios a los millonarios.
Hay que estar alertas, porque también la pobreza, el desempleo, la informalidad, la falta de equidad son pretextos para tratar de imponer fórmulas neoliberales, con el cuento de mejorar y resolver esos problemas. El país demanda una vuelta de timón radical, en el sentido de llevarlo a puerto seguro, y ello únicamente es posible si nos abocamos a dotar al Estado de una real estrategia de desarrollo nacional, con equidad y transparencia.