Crisis del sistema de salud en pandemia: distinciones importantes para el análisis

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Dr. Reynaldo Holder

A lo interno del endeble sistema de salud vienen dándose otros debates que amenazan con agregar nuevos elementos a la crisis. El abordaje de estos debates internos requiere entender algunas distinciones importantes de sus actores y los intereses que podrían estar en juego.

Reynaldo Holder
Médico pediatra
Especialista en gestión de servicios de salud

Panamá | Pensamiento Social | 3 de enero de 2021 | El mundo enfrenta una de las peores crisis sanitarias de la historia, situación que en nuestro país cobra características que nos colocan casi al borde de una catástrofe nacional.

El manejo de la crisis por parte de las autoridades nacionales ha sido duramente criticado y ha despertado debates en donde múltiples voces señalan los supuestos errores del gobierno, mientras las autoridades intentan navegar el convulso escenario sin poder explicar con claridad el sentido de sus medidas y, aparte de esperar la llegada de vacunas, cuál es la estrategia para evitar el colapso total.

En ese contexto, a lo interno del endeble sistema de salud vienen dándose otros debates que amenazan con agregar nuevos elementos a la crisis. El abordaje de estos debates internos requiere entender algunas distinciones importantes de sus actores y los intereses que podrían estar en juego.

“Es necesario atender con prontitud y eficacia los reclamos de las asociaciones médicas en materia de necesidades para brindar una atención segura y de calidad, protegiendo al máximo la salud y el bienestar de todos los trabajadores de la salud”.

 

En nuestro sistema de salud hay una diferencia importante entre organizaciones científicas y gremios. Las primeras generalmente constituyen asociaciones de especialistas en alguna rama o sub-especialidad de la salud que se preocupan por el desarrollo de su disciplina mediante la investigación y actualización de conocimientos, la educación continua que eleve las competencias de sus miembros, y a la vigilancia de la calidad en el ejercicio de sus disciplinas. Operan de manera permanente mediante reuniones, congresos y actividades docentes y reúnen a profesionales tanto del subsector público como del privado.

Los gremios de la salud, por otra parte, son más bien organizaciones de tipo sindical cuyo objetivo fundamental es velar por el mejoramiento de las condiciones laborales de sus agremiados en las instituciones estatales. Ejercen su accionar exclusivamente en el sub sector público. Por lo general, funcionan de manera esporádica activándose oportunamente ante situaciones de crisis. Sin embargo, en momentos en que existe descontento y tensión, tienen la particularidad de poder arrastrar a todo el sub sistema público de salud, incluso a la membresía de las organizaciones científicas, a situaciones de enfrentamiento.

Entender esta distinción es importante a la hora de analizar los planteamientos y acciones de unos y otros. Un ejemplo reciente sirve como ilustración. El día 23 de diciembre, treinta y tres (33) asociaciones de especialistas de distintas especialidades médicas emitieron la sexta versión de las Recomendaciones para la Atención Intrahospitalaria de Pacientes covid-19. Son recomendaciones técnicas basadas en la evidencia científica disponible a nivel mundial para el manejo de pacientes que requieren cuidados en los hospitales durante esta crisis pandémica. Constituye un esfuerzo de alto valor científico y técnico que tiene como objetivo clave guiar a los facultativos panameños.

Por el otro lado, las declaraciones y comunicaciones de la dirigencia gremial responden a otra lógica. Casi siempre reflejan las opiniones o intereses de sus dirigentes, grupos minoritarios dentro del sector, o corrientes políticas con intereses diversos. Tienden a coincidir con otros grupos de presión. Sus consignas y exigencias intentan reflejar los problemas de salud para legitimar su discurso, pero sin formular soluciones concretas. De los comunicados y acciones de protesta pueden pasar rápidamente a situaciones de fuerza en el subsector público, nunca en el privado, que luego obligan a negociaciones que terminan generalmente en “acuerdos de huelga”. Estos acuerdos de huelga siempre llevan implícitos incrementos salariales y nuevos beneficios, pero pocas veces originan mejoras sustantivas del sistema de salud o beneficios reales para la población y los usuarios de los servicios. Logrado lo primero, se produce una tregua hasta el próximo enfrentamiento.

Segunda distinción

La llegada de la Brigada Médica Cubana agrega un nuevo elemento al ya convulsionado escenario. Algunas voces ya han salido a cuestionar la necesidad de recurrir a tal medida. Otros ponen en duda las competencias de estos profesionales, y otros simplemente se oponen porque se trata de Cuba. Pero las distinciones son necesarias.

Vale hacer dos importantes acotaciones.

Primero, reafirmar con orgullo que soy parte de un significativo número de médicos panameños egresados de facultades cubanas de medicina, muchos de los cuales son hoy reconocidas autoridades y puntos de referencia en especialidades como genética, psiquiatría, salud pública y otras.

Segundo, las Brigadas Médicas Cubanas tienen una larga hoja de servicio contribuyendo a la salud y bienestar en muchos países. En fecha más reciente, jugaron un papel destacado en el norte de Italia en el control de la primera ola de covid-19 y en evitar el colapso total de los servicios de salud. Muchos médicos panameños, particularmente los que han estado realmente en la línea del frente atendiendo a pacientes covid-19, han expresado su satisfacción por la llegada de sus colegas cubanos. Ellos, que ponen en riesgo cada día su vida y sufren el agotamiento físico y mental de esta lucha contra la covid-19, han señalado que cualquier ayuda que aligere la carga, venga de donde venga, es bienvenida.

Pero también están los que supuestamente “no se oponen” a la llegada de médicos extranjeros siempre y cuando se cumpla con trámites de acreditación que todos sabemos son extremadamente lentos para responder a una situación urgente como la actual. Basta ver en las redes sociales la explicación de un alto comisionado de salud sobre las vicisitudes encontradas en el reclutamiento tanto de médicos panameños como de extranjeros residentes en el país que se han negado a ser contratados para prestar servicios en respuesta a la covid-19.

Conclusión

En esta coyuntura pandémica, las autoridades de salud deben analizar con cuidado los planteamientos de unos y de otros. Primeramente, es necesario atender con prontitud y eficacia los reclamos de las asociaciones médicas en materia de necesidades para brindar una atención segura y de calidad, protegiendo al máximo la salud y el bienestar de todos los trabajadores de la salud.

En segundo lugar, las autoridades deben salirle al paso, con argumentos contundentes y mensajes claros, a los que pretendan desinformar a la población y generar conflictos en torno a la presencia de los médicos cubanos. Hay que evitar a toda costa que estos invitados sean objeto de hostigamiento en los hospitales donde sean asignados o que se les intente responsabilizar de situaciones o supuestos errores que son en realidad deficiencias de nuestros servicios de salud. Obstaculizar la labor de los médicos cubanos es igual a negarle la atención a la población.

Por último, es necesario que el Gobierno nacional ejerza un liderazgo efectivo y coherente, que a través de la negociación y el diálogo, evite a toda costa acciones de fuerza en plena pandemia. Está de más señalar que en tiempos de crisis, cualquier interrupción de los servicios tendrá consecuencias impredecibles y desastrosas para la población.

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