Anomalía histórica de un mundo basado en reglas

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Un mundo multipolar ha empezado a surgir en tiempos de cambio.

Por José de la Rosa Castillo
Bayano digital

Muchos altos funcionarios estadounidenses aluden repetidamente al ”orden mundial basado en reglas” (OBR), enfatizando la urgencia y la necesidad de defenderlo. Esa frase continúa siendo un mito, ya que los responsables de la toma de decisiones en Washington nunca han especificado qué son exactamente esas reglas o quiénes las establecen.

Los que han seguido de cerca las apenas pocas semanas de la administración Trump, las declaraciones de temas internacionales desde Groenlandia, Canadá, el Canal de Panamá, México, la subida de aranceles, hasta la reunión sobre la seguridad realizada en Alemania con los aliados europeos, la llamada al presidente ruso (Vladimir Putin) hasta el reciente ”altercado” entre el ucraniano Zelenski y el presidente Trump, presagian la detonación del orden internacional basado en aquella ”normalidad” surgida posterior a la Segunda Guerra Mundial y que convenientemente se ha hecho llamar el OBR, que ha tocado fondo y refleja una multicrisis.

’La Paz Americana se ha ido… el orden internacional basado en reglas liderado por Estados Unidos murió con la segunda toma de posesión de Donald J. Trump”. Y lo prueban con la declaración de Marco Rubio, en su audiencia de confirmación en el Senado, como secretario del Departamento de Estado: ”El orden global de la posguerra no solo es obsoleto”… ”Ahora es un arma que se está utilizando contra nosotros”.

(POLÍTICA EXTERIOR TRUMP | Universidad Anáhuac Puebla).

Mas allá de los aspectos operativos y racionalizados de cada una de esas propuestas que se enmarcan en el proyecto MAGA (Make American Great Again) o de la emoción o conmoción en algunos círculos frente a los que están a favor o en contra del conflicto ruso-ucraniano, lo cierto es que asistimos a un panorama estratégico global distinto de lo hasta ahora conocido.

Es muy temprano para sacar conclusiones sobre el impacto y los desafíos que representa la ”Doctrina Trump”. Pero para saber lo que podemos esperar, es necesario aprender de sus comportamientos pasados y recientes en política exterior.

La segunda Administración Trump está más unida, por tanto más uniforme, y quizás más ”trumpista” que cuando las élites republicanas intentaron supervisar y controlar al presidente electo para moderar su comportamiento instintivo.

Donald Trump demostró en 2016 que era posible llevar a cabo una campaña electoral y dirigir una administración sin hacer reverencias a los tradicionales consensos y tabúes de la política internacional estadounidense.

Hay que dejar de hablar de la imprevisibilidad de Trump, más allá de su compulsiva mitomanía, porque hay un puñado de asuntos internacionales que para él son de gran interés y sobre los que no cambiará su manera de abordarlos (comercio, las alianzas y la defensa).

Es probable que el efecto más inmediato se produzca a través de los aranceles que ha prometido imponer, empezando por China y luego Europa. Se esperan unas guerras comerciales, un curso de acción muy “transaccional” que no va a distinguir entre aliados y adversarios.

”Para Trump, el punto cardinal es el interés nacional de cada país, con la convicción de que un orden mundial basado en la suma de los intereses individuales de los participantes es una base mucho más sólida que la efímera búsqueda de un interés común para todos”.

(Trump y su orden mundial)

Tampoco queda claro si la política exterior de Trump es regresiva o disruptiva. Según algunas analistas “La Doctrina Trump”, la cual “se basa en… que la fuerza estadounidense, ejercida de manera poco ortodoxa y oportunista, es la clave para la paz y la prosperidad… enfoque… arrogante e impredecible, transaccional y transgresor”.

(POLÍTICA EXTERIOR TRUMP | Universidad Anáhuac Puebla)

Lo cierto es que desde el método de análisis del discurso lo que se perfila una política exterior de fuerza en todo momento, en la cual visualiza un regreso a la política de poder y a las esferas de interés del siglo XIX que cree que Estados Unidos debería dominar su “traspatio estratégico”.

La suya es una visión del mundo en la que ´los fuertes hacen lo que pueden y los débiles sufren lo que deben´.”, frase que aparece en el libro Historia de la guerra del Peloponeso, del historiador griego Tucídides.

Su interés en imponer aranceles y las amenazas de retomar el Canal de Panamá, absorber Canadá y adquirir Groenlandia dejan claro que cree que Estados Unidos debería dominar su entorno estratégico.

El mundo está experimentando un cambio épico e inevitable hacia la multipolaridad. El ascenso de muchas de las economías emergentes del mundo es visto por muchos como la decadencia relativa de Occidente. Con el ascenso colectivo de los países no occidentales y la evolución constante de la situación internacional, Estados Unidos y sus socios occidentales están tratando de frenar la trayectoria hacia un mundo multipolar.

En el mundo multipolar, las reglas no se deben hacer a través de la demostración de fuerza o carácter, y un orden centrado en Estados Unidos ciertamente no va a ser aceptado.

Tras la Segunda Guerra Mundial, se ha reconocido, generalmente, que sólo existe un orden internacional. Es el orden internacional basado en el derecho internacional; y sólo existe un conjunto de reglas. Estas son las normas básicas que rigen las relaciones internacionales y se fundamentan en los propósitos y los principios de la Carta de las Naciones Unidas.

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