Alemania, Cuba y un acuerdo cultural “en el horizonte”
Por DW
En un nuevo contexto diplomático, Alemania quiere cooperar con Cuba en ámbitos de la cultura, la educación y la ciencia. ¿Cómo y con qué actores? Las instituciones alemanas buscan respuestas.
“El interés por Cuba en Alemania es grande, no solamente en el plano económico y político, sino también −en gran medida− en el cultural”, aseguró a inicios de mayo el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, cuando su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, se convirtió en el primer jefe de la diplomacia de la isla en visitar el Berlín reunificado. Rodríguez, por su parte, destacó el “carácter prioritario” que da Cuba a sus relaciones con Alemania, “independientemente de los progresos que se den en las relaciones con otros países”.
El propio Steinmeier ya había sido antes el primer titular de Exteriores de la Alemania reunificada en visitar La Habana (seguido por el ministro de Economía, Sigmar Gabriel). Sin dejar de subrayar sus “diferencias” en torno a temas de derechos humanos, Alemania y Cuba negocian desde hace meses la firma de un acuerdo cultural que siente bases para la presencia de entidades culturales alemanas en la isla (además de la apertura de una oficina de representación económica, que impulse el comercio bilateral).
Continuar, “coproducir”…
Pero ese acuerdo cultural, pendiente por desacuerdos políticos desde hace más de una década, sigue por el momento “en el horizonte”, aunque ambos Gobiernos han sugerido públicamente que querrían cerrarlo antes de fin de año. Así lo advirtió el politólogo alemán Bert Hoffmann, del Instituto GIGA de Estudios Latinoamericanos de Hamburgo, al presentar esta semana en Berlín resultados preliminares del estudio que servirá de brújula a la política exterior alemana.
¿Qué oportunidades ofrece el nuevo contexto a las relaciones cubano-alemanas en los ámbitos de la cultura, la educación y la ciencia? ¿Cómo podría la política cultural exterior alemana −incluso sin acuerdo cultural firmado− acompañar con éxito estos procesos de transformación en Cuba? ¿Con qué actores habría que contar? A estas y otras preguntas responde el estudio encargado a Hoffmann por el Instituto de Relaciones Internacionales (Ifa) de Stuttgart y patrocinado por el Ministerio de Exteriores alemán.
Hoffmann recomienda, en primer lugar, apoyar iniciativas germano-cubanas ya existentes: más de dos décadas de representación del Servicio Alemán de Intercambio Académico DAAD y de la Fundación Ludwig, en La Habana; becas de posgrado y premios de la Fundación Alexander von Humboldt; proyectos de cooperación entre universidades (la Universidad de Humboldt y la Universidad de La Habana, por ejemplo); coproducciones de teatro y ópera, una semana de cine alemán, presencia alemana en las bienales de artes plásticas y la Feria Internacional del Libro de La Habana, entre otros.
De cara al futuro, el estudio propone −en la medida de lo posible− no asumir un espíritu de mecenazgo sino uno de «coproducción». Traspasar los límites capitalinos. Y, sin desconocer las limitaciones políticas y económicas del contexto cubano, tener en cuenta a la mayor diversidad posible de viejos y nuevos actores individuales (científicos, artistas, periodistas), estatales (universidades, medios, museos) y no estatales (ONG, proyectos culturales y mediáticos alternativos, como la popular Fábrica de Arte Cubano y unos cada vez más prolijos medios independientes).
Lengua de Goethe, ciencia, cine
Oportunidades de cooperación, que podrían contemplar proyectos “triangulares” con terceros países en la región, se dibujan en temas como la creación de escuelas asociadas para la enseñanza del idioma alemán (PASCH), la internacionalización de los programas de estudios universitarios cubanos, la transformación del lectorado habanero del DAAD en un centro de información para las relaciones bilaterales, la coproducción de proyectos de desarrollo urbano (en Cuba) y artísticos (en ambos países), o la visionaria creación de un centro cubano-germano de “estudios de transformaciones sociales”.
Para hacer balance e imaginar posibilidades de cooperación en el cine, el Ifa invitó al destacado cineasta cubano Fernando Pérez, que habló de las “pocas cooproducciones” cubano-germanas, la presencia cubana en festivales alemanes como el de Oberhausen y la Berlinale, y la cooperación entre la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños y las escuelas de cine de Dortmund y Colonia.
“Si yo tuviera que hacer una proposición concreta, sería que logren crear una sede para el Instituto Goethe (la institución cultural bandera de Alemania) en Cuba, que −sin tener sede− ha hecho un trabajo muy interesante de colaboración, no sólo para el cine sino para toda la presencia de la cultura alemana”, aseguró el director de cintas memorables como “La vida es silbar” y “Suite Habana”.
Pérez, que desde hace poco más de tres años lucha junto a muchos otros cineastas cubanos por la aprobación de una Ley de Cine, dibujó otro escenario futuro al que la cooperación con Alemania podría contribuir: uno en el que se apruebe esa ley que contemple las nuevas realidades de la producción cinematográfica nacional, se reconozca legalmente a los creadores y las productoras audiovisuales independientes como Producciones Quinta Avenida, que ya prestó servicios al director alemán Fatih Akin (para filmar escenas cubanas de The Cut, 2014).
“Nuevo periodismo”
También en el periodismo surgen en Cuba nuevas “zonas de tolerancia”, actores y soportes online y offline, reconoce el estudio. “Nos está surgiendo competencia”, reconocía la bloguera disidente cubana Yoani Sánchez, directora del periódico digital 14ymedio, en una reciente visita a la redacción de DW. Algo que ha identificado el diario alemán TAZ, que desarrolla hasta este 24 de junio, en Berlín, su segundo taller para jóvenes periodistas cubanos, colaboradores de medios nacionales estatales e independientes, así como de medios internacionales.
“No se trata de enseñar periodismo a los periodistas cubanos, sino de intercambiar ideas, porque periodistas ya son y la formación profesional que reciben es muy buena”, aseguró a DW Bernd Pickert, editor de la sección internacional de TAZ y coordinador del taller. Así, mientras TAZ les presenta “diferentes modelos de financiamiento y organización periodística, nuevas formas de hacer periodismo”, el propio diario alemán descubre que estos jóvenes ya “tienen ideas y proyectos alternativos que realizan en condiciones difíciles”. Y el intercambio sirve para “hacer posible que mucha gente se conozca”, para establecer redes profesionales cubano-germanas, precisa Pickert, para “entender mejor quiénes y cómo somos, cómo funcionan nuestras sociedades”.