Acuarelas de Lía Méndez contribuyen a proteger la naturaleza

La pintora panameña reivindica el uso de la acuarela para despertar la imaginación y apuesta por la cultura ambiental.

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Lía Méndez Changmarín. (Foto Bayano).

Por David Carrasco

La arquitecta y pintora Lía Méndez Changmarín, una de cuyas obras ha sido seleccionada en la Bienal de Génova 2019, ofrece en su colección de acuarelas en Panamá, tonos y colores de una naturaleza que cautiva. Su audaz propuesta apela al arte pictórico como hilo conductor para conectar con ambientes amenazados por la actividad humana y el cambio climático.

Méndez conversó con Bayano digital durante una exhibición de sus obras en la Galería Manuel E. Amador, en la Universidad de Panamá, donde artistas, poetas y estudiosos del arte elogiaron su trabajo enfocado en paisajes de bosques y manglares, de los que surgen coloridas aves, mariposas, flores silvestres y atardeceres, mientras el espectador reflexiona sobre el incierto futuro ambiental del planeta.

“Prefiero utilizar la técnica de la acuarela por las transparencias que se consiguen al reflejar la naturaleza. Con la exposición de 79 acuarelas, hago un homenaje a esta técnica pictórica y promuevo su rescate en galerías en Panamá. Este arte es altamente valorado desde tiempos remotos en China, Japón y Corea”, puntualizó la pintora, quien también incorpora sobre el papel trazos hechos con tinta china.

Una apreciadora del arte observa las acuarelas de la pintora Lía Méndez Changmarín, exhibidas en la Galería Manuel E. Amador. (Foto Bayano).

Indicó que en sus obras ‒realizada en gran parte con el uso de pinceles asiáticos‒ ha capturado la esencia de los manglares, a los que describe como “un ecosistema muy importante que deben ser conservados, debido a que albergan muchas formas de vida, que poco a poco ceden espacio a la presión de proyectos urbanísticos.

“La idea es que, al ver esas acuarelas, la gente se sienta atraída a proteger algo hermoso, valioso y bello que desaparece”, acotó. Para conseguir ese resultado impactante en el espectador, recurrió a la tinta china, a la naturaleza muerta y a las propuestas de tipo experimental que ha ido madurando con el paso de los años, en la búsqueda de una fórmula que despierte amor hacia la vida.

Méndez reseñó que “mi paleta es amplia, los pigmentos se diluyen proporcionando luz e intensidad”. En sus coloridos cuadros, la flora tiene un lugar especial. En ellos, están presentes los pirilenos verde, violeta y marrón, el azul de Prusia, los rojos y naranjas de cadmio, el siena tostada, tierra verde, verde cobalto y Viridiana, y los reflejos del sol sobre hojas y espejos de agua dulce o marina.

Recordó que, en sus inicios como pintora en Panamá y Nueva York, trabajó con óleo y acrílico. No obstante, destacó su predilección por el arte figurativo y el uso de la acuarela para plasmar tonalidades y representar ambientes naturales en un país con vastos recursos hídricos. De allí, que su exposición de cuadros haya sido bautizada con el nombre “Raíces del Agua”, en alusión al elemento vital.

El arte corre en las venas

La artista admitió que en sus cuadros se percibe la influencia inspiradora de su abuelo, Francisco Changmarín, un hombre apegado a la tierra, quien además de maestro, pensador, político, poeta, folclorista, compositor musical y cuentista, transmitió a la juventud pinturas con mensajes sobre la lucha a favor de la soberanía sobre la antigua Zona del Canal de Panamá, la descolonización y la integridad territorial.

En ese sentido, la docente universitaria y escritora Irina Ardila manifestó que, “cargada de símbolos, el agua está en el centro del alma y en la punta del pincel de la pintora Lía Méndez Changmarín, que nos transmite a través de sus obras profundo aprecio por la naturaleza”. Sostuvo que, con ese arduo y encomiable trabajo de la artista, materializado en acuarelas, se confirma que “el agua es la savia de nuestra vida”.

Por su parte, el sociólogo y catedrático universitario Gerardo Maloney, aseveró que la pintora ayuda a recordar, en coincidencia con la celebración de los 500 años de la ciudad de Panamá, que “el paisaje natural perdura en nuestra conciencia y nuestras emociones”. Adujo que, de esa manera, se presenta “otra forma de cantarle a la vida, como lo hizo su abuelo Changmarín con su pluma” y se concreta en un encuentro entre imagen y color.

La inauguración de la exposición pictórica en la Universidad de Panamá concitó el interés de intelectuales y académicos. (Foto Bayano).

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