La renuncia

¿Qué rumor es ése Sancho? –No sé, señor, respondió él–. Alguna cosa nueva debe ser, que las aventuras y desventuras nunca comienzan por poco. (Del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha).

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  • La renuncia no debe considerarse “Fake News”, por el hecho que finalmente se redujera al simple choque de personalidades.

Por Cecilio E. Simon E.
Redacción de Bayano digital

Robert Zaretsky profesor honorario de la Universidad de Houston, especialista en la historia de Francia asegura que la postverdad empleada por Donald Trump contra Hillary Clinton, no es novedad.  Los hallazgos de sus estudios encuentran los primeros «Fake News» en el libelo franceses (la libelle), un género literario empleado en el siglo XVI como recurso difamatorio, injurioso, escandaloso o clandestino.

René-Charles de MAUPEOU

Zaretsky cita un libelo en el que un sirviente cortó un pastel para la favorita del rey, madame du Barry, una nube de moscas se desbordó e invadió la peluca del canciller René de Maupeou. Deseoso de ayudar, el sirviente arrancó la peluca de Maupeou, revelando su calva. Mientras el tribunal se reía de la situación de Maupeou, los lectores reflexionaban sobre la gente tonta y ridícula que presumía gobernarlos. Para el historiador los eventos complejos se redujeron al choque de personalidades.

La intempestiva salida de la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Nacional del administrador, en compañía del Ministro del Canal, rememora el diálogo entre Don Quijote y su escudero Sancho:

¿Qué rumor es ése Sancho? –No sé, señor, respondió él–. Alguna cosa nueva debe ser, que las aventuras y desventuras nunca comienzan por poco.

El administrador y el ministro, visiblemente molestos, evadían a los periodistas que registraron la “rabieta” de ambos porque la Asamblea Nacional, aumentó en 200 millones, la asignación del Canal de Panamá al Estado.

La renuncia, que recorrió las redes como incendio forestal, se dio en medio de una compleja situación, que no debe considerarse “Fake News”, por el hecho que finalmente se redujera al simple choque de personalidades de quienes actúan en el Canal de Panamá como si fueran sus amos. Por el contrario el soberano, el pueblo, arrancó la peluca y develó la calva imperial de quienes una vez profetizó Omar cuando alertó: ¡No cambiar amos blancos por amos chocolates!

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