Figura del Che sigue inspirando a Latinoamérica

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La figura egregia del comandante Ernesto Che Guevara representa una fuente inspiración universal. Millones de personas alrededor del mundo, especialmente en Latinoamérica y el Caribe, recuerdan en octubre el quincuagésimo aniversario de la desaparición física del médico y patriota revolucionario, pero sobre todo su valioso legado a la juventud, de lucha contra la injusticia y la corrupción.

El Che fue más que un guerrillero que cruzó los montes, montañas y praderas para inspirar a los pueblos esclavizados. En Cuba, Argentina, México, Panamá, Perú y el Congo, ayudó a curar a los enfermos y alivió las dolencias de los moribundos. Era un personaje humanitario de gran carisma, que se distinguió por su honradez y no toleró jamás el abuso contra los débiles y los indefensos azotados por los dueños de monopolios y centros de explotación laboral.

Cuando asumió el cargo de ministro de Industria en Cuba, se empeñó en desarrollar una gestión eficiente, educando con el ejemplo, en vez de mandar, e inspirando a los trabajadores a seguir las normas de calidad. De hecho, se convirtió en un precursor mundial de las normas de calidad industrial. “La calidad es el respeto al pueblo”, solía decir en alusión a los procesos que exigían máximo esfuerzo en defensa de la incipiente revolución cubana.

Su contribución valerosa ha perdurado en el tiempo, pese a los intentos de desaparecerla, y se convierte en un referente para quienes se enfrentan a una corrupción rampante y luchan contra las redes criminales del narcotráfico que penetran la seguridad de los Estados y los procesos electorales, y pervierten a la juventud estudiosa a través del soborno, las drogas y la extorsión.

El Che sigue al lado de las causas de la liberación. No hay duda alguna. Además, su vida como servidor público es motivo de inspiración para los innovadores de la industria y quienes esgrimen la oferta de productos inocuos para beneficio de toda la población consumidora, con sello de calidad. Allí también está su ejemplo, con el cual se ganó el respeto de las multitudes latinoamericanas que compartían un mismo objetivo de justicia y equidad efectiva.

El comandante Guevara convirtió su asiento en Naciones Unidas en una voz de dignidad, a favor de víctimas del colonialismo. En esa sede del organismo mundial, recordó al entonces embajador de Panamá, Aquilino Boyd, la sangre de jóvenes caídos en defensa de la soberanía nacional, frente a soldados estadounidenses que intentaban acallar con balas el amor patrio. Como lo pronosticó el Che, Panamá recuperaría su soberanía en la Zona del Canal, donde jamás volverían a regir las leyes del estado de Luisiana.

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