Tratados Torrijos-Carter: neutralidad, memorando de entendimiento, entreguismo y cuarteles

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Ceremonia de la firma de los Tratados del Canal de Panamá.

Por Virgilio Cerrud
Sociólogo y dicente universitario

A 48 años de la firma de los Tratados Torrijos- Carter, hay que destacar que ese acto trascendental fue posible debido a la lucha generacional y el sacrificio de la juventud, empeñada en desmantelar el andamiaje del ejército genocida norteamericano y el enclave de la Zona del Cenal bajo el control de agentes coloniales. Sin embargo, negros nubarrones se ciernen sobre la población de Panamá.

La entrada en vigor los Tratados canaleros debió representar la vuelta a la patria doméstica para profundizar la participación del pueblo en la toma de decisiones sobre el desarrollo de la sociedad y la consolidación de la verdadera independencia. Ese sueño se vio truncado por dos acontecimientos ejecutados por el imperialismo norteamericano.

En ese sentido, es necesario recordar el asesinato del general Omar Torrijos (1981) y la invasión militar (1989). Con esas dos acciones criminales, este país fue convertido en una especie de protectorado. Al mismo tiempo, fueron instalados sucesivos regímenes post-invasión sumisos a la política neoliberal y la entrega del poder político a la fracción financiera de la rancia burguesía desplazada del mando gubernamental en 1968.

A 48 años de los Tratados Torrijos-Carter, el actual gobierno, que carece de legitimidad constitucional, se muestra en público con una política entreguista, sumisa, saqueadora, perversa, mitómana y represiva. La economía se identifica con la política de los libertarios, imponiendo una agenda cuartelaria para someter al pueblo y a aquellos que se atrevan a desafiar, denunciar o protestar contra los planes multinacionales, como lo es la nefasta Ley 462, que reforma el sistema de Seguridad Social, y el ilegal saqueo de los minerales de la mina Cobre Panamá, en el Caribe panameño.

Esas nefastas acciones incluyen la decisión de imponer el proyecto de embalse de río Indio, para responder a la demanda hídrica del Canal de Panamá, pese al rechazo de las comunidades campesinas afectadas con esa inconsulta iniciativa oficialista. El Órgano Judicial ha sido alineado y utilizado para criminalizar las protestas populares, como las protagonizadas por campesinos e indígenas. Al respecto, la Corte Suprema de Justicia figura como el brazo garante de la pseudo democracia que está hecha a la imagen del amo blanco. Ni hablar de las corporaciones mediáticas rechazadas por el ciudadano de a pie, debido a la política entreguista gubernamental.

Esa situación es grave y peligrosa para el desarrollo humano, la soberanía y la paz de la nación panameña, al permitir que Estados Unidos utilice el territorio nacional, haciendo eco a su política de sumisión hemisférica que intenta convertir a América Latina en su patio trasero. Washington prevé la movilización de militares genocidas como si estuviéramos ocupados, incluidos aeropuertos, puertos de los servicios nacionales aeronavales y áreas en las riberas del Canal, en contra del Tratado de Neutralidad, lo que pone en peligro la integridad de la república. La ocupación del territorio es disfrazada con ”apoyo» a las comunidades marginales.

A 48 años de la firma de los Tratados, los panameños no deben prestarse y menos apoyar la irresponsabilidad del desgobierno. Tampoco hay que involucrar a Panamá en un conflicto inventado por la arrogancia gringa. Algunos personeros del gobierno declaran que el movimiento de barcos de guerra, entre ellos uno con poderío nuclear, se debe a diferencias entre el delincuente de la Casa Blanca, Donald Trump, y el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro. ¿Acaso Trump justificará el saqueo de las riquezas y el sometimiento de millones de personas en la cuna del Libertador Simón Bolívar?

Venezuela, país del Sur global, latinoamericano y del Caribe no anglosajón, lucha y se mantiene firme en defensa de su principal recurso: el petróleo. Pese a ello, el amo blanco del Norte pretende saquear las riquezas naturales que posee el territorio venezolano. La versión difundida sobre el Cartel de los Soles, que presuntamente involucra al gobierno de Caracas, es otra de las falacias estadounidenses para justificar la agresión a un pueblo que no se arrodilla ante el imperio decadente del Norte, reconocido por el apoyo al genocidio de niños en Gaza.

Panameños patriotas: a 48 años de la firma de los Tratados Torrijos-Carter hay que elevar las voces de repudio al memorándum de sometimiento entre Estados Unidos y el régimen panameño, suscrito en 2025. La verdadera intención de ese pacto es “usarnos como cabeza de playa” para someter o agredir a los pueblos del Sur global que no se arrodillen o no se sometan a sus dictámenes.

Asumamos la consigna “UN CANAL PARA LA PAZ Y NO PARA LA GUERRA”. Gritemos a los cuatros vientos para que quienes luchan por la autodeterminación sepan que hay un pueblo que no se va a prestar para las pretensiones del imperio decadente del Norte ni apoyará al gobierno represor panameño en sus aventuras antinacionales.

ORGANIZACIÓN, MOVILIZACIÓN.
SOLIDARIDAD Y PROPUESTA UNITARIA
VFCA. – COLECTIVO BAYANO – VT

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