Por Alberto Velásquez
Periodista y relacionista público
La nueva composición del polémico Parlamento Centroamericano (PARLACEN), varios de cuyos integrantes panameños tienen pendientes procesos judiciales, fortalece la aseveración de uno de sus ex miembros (prófugo y refugiado en una embajada en Panamá), quien calificó a ese curioso organismo subregional de “cueva de ladrones”.
Un alto porcentaje de los nuevos designados, como el ex presidente Juan Carlos Varela, acusado de participar en actos de corrupción mientras se desempeñaba como vicepresidente y luego presidente de Panamá, fortalece tal aseveración. Varela fue acusado de aceptar sobornos a cambio de la adjudicación de contratos gubernamentales.
Esta contribución de Panamá fortalece al PARLACEN como “cueva de ladrones”, sobre la cual ninguna autoridad pudo impedir que perseguidos por la justicia fueran postulados porque sus respectivos partidos políticos fueron sus principales patrocinadores. Evidentemente, buscan inmunidad.
Sin duda, se ha vuelto un refugio de corruptos. Quienes logran la diputación en el PARLACEN, lo hacen para obtener inmunidad. En sus discursos de campaña, el ex presidente Ricardo Martinelli prometió sacar a Panamá del Parlamento Centroamericano y después fue juramentado como miembro. Con ello, buscaba inmunidad frente a los múltiples delitos por los cuales estaba siendo imputado. Hoy se suman al PARLACEN sus hijos, quienes también buscan inmunidad.
Las crisis políticas que se han suscitado en varios países miembros del PARLACEN, lo han convertido en un refugio de políticos cuestionables.
El PARLACEN no cumple con las funciones originales de su fundación, que es alcanzar una integración centroamericana. Sólo ha servido como una cueva de impunidad, por lo cual debe modificarse el tratado que le dio vida. De lo contrario, servirá de refugio de políticos con una larga estela de cuestionamientos.
Se debe modificar el tratado constitutivo para que ese organismo subregional sea una instancia de orden político que proponga alternativas de incidencia regional, pero esto no se ha cumplido. Su legitimidad se vino a pique y se dice que es un símbolo de impunidad y de protección para políticos emplazados por actos fraudulentos.
El PARLACEN es usado por ex presidentes, diputados y personajes señalados por actos de corrupción, quienes buscan impunidad. No cumple las funciones previstas y sus decisiones no son vinculantes, lo que le resta peso en el ámbito centroamericano.
Numerosos juristas consideran que se debe cambiar el acta constitutiva del PARLACEN, y que eso se puede hacer con el aval gubernamental. Pero, ello es algo casi imposible, debido a que los principales padrinos son los gobiernos y los partidos políticos en países de la subregión.
En la actualidad, el PARLACEN es considerado un espacio sin resultados, sin fiscalización, que fortalece su imagen de cueva de ladrones con el apoyo de delincuentes panameños.