Negociados en el Metro de Panamá
Por José Dídimo Escobar Samaniego
En Suiza, será inaugurado próximamente un túnel ferroviario, el más largo del mundo, de 57 kilómetros por el centro de las rocosas montañas de los Alpes suizos, cuya construcción llevó 17 años y costó 12.600 millones de dólares. Sirve para comparar el atraco que representa el tramo de la Línea 1 del Metro de Panamá, que pese a las diferencias abismales en las características de la construcción, terminó costando casi el mismo precio por kilómetro.
El nuevo túnel, que entrará en funcionamiento en diciembre, es la parte fundamental de la nueva línea ferroviaria que cruza los Alpes, y redefinirá el mapa del transporte en el eje norte-sur de Europa. Atraviesa las montañas suizas y el diseño y construcción requirió salvar serios desafíos técnicos, debido a que el túnel construido entre el basalto, toma en consideración aspectos de seguridad y aprovisionamiento logístico en ese tramo que constituye el túnel de profundidad más largo conocido.
Por otro lado, la compañía que debió ganar el Segundo Tramo del Metro en Panamá o Línea 2, podría ser la autora del túnel que ostentaría el récord de longitud en China que prevé construirlo de 123 kilómetros bajo el mar de Bohai, para unir a las ciudades de Dalian (provincia de Liaoning) y Yantai (provincia de Shandong). Se conoce que están en los estudios finales de esa gigantesca obra.
Con un precio por debajo de la actual lenta ejecutora de la Línea 2, en casi 400 millones de dólares menos, una evaluación absolutamente política de funcionarios vinculados a Odebrecht, no se logra entender cómo calificaron una tecnología más atrasada y con una empresa cuyos directivos están presos en Brasil, condenados por corrupción.
Tampoco se explica cómo desdeñaron sin fundamento a una compañía líder en construcción de ferrocarriles y túneles de larga distancia, como la China, que se impuso ante Odebrecht en todos los aspectos técnicos y financieros, además sin vínculos con casos de corrupción.
Ojalá, la corrupción no siga medrando nuestros recursos que deberán pagar todos los panameños, especialmente los sectores medios, ya que los ricos son los principales evasores de impuestos en Panamá, pero reciben los mayores beneficios e incentivos.
