“Necesitamos a Omar Torrijos”, Virginia Oliveros

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Virginia Oliveros. (Foto: Bayano digital).

Por David Carrasco
Director de Bayano digital

Virginia Oliveros aún recuerda con nostalgia cuando ella y otros chiquillos en la apartada comunidad campesina de Coclesito se lanzaban al río en compañía del general Omar Torrijos, quien solía darse un chapuzón vestido con su uniforme de fatiga, lejos de las veleidades del poder político.

Oliveros, quien hoy custodia y ordena la modesta Casa Museo de Omar Torrijos en Coclesito, dijo a Bayano digital que el comandante fue cautivado por la exuberancia natural del área y la sencillez de su gente, cuando el 5 de agosto de 1970 arribó a bordo de un helicóptero a esa comunidad aislada, que entonces no figuraba en los mapas cartográficos ni en los exiguos presupuestos estatales.

El militar viajó a la zona por gestiones de un sacerdote católico, apodado cariñosamente ”Paco”, quien informó a las autoridades sobre los estragos causados por el desbordamiento del río Coclé del Norte. En aquellos días, la adquisición de una libra de sal le tomaba a los moradores cuatro horas de camino hasta el poblado más cercano y otras cuatro horas en el viaje de regreso a través de senderos en la selva, atestados de serpientes venenosas.

Oliveros rememoró los días en que Torrijos invitaba a su modesta casa en Coclesito a presidentes de distintos países, escritores y celebridades , con el propósito de sumarlos a la causa de la liberación nacional e incorporarlos al apoyo de las complejas negociaciones con Estados Unidos para concretar en 1977 los Tratados del Canal de Panamá, así como la descolonización total del territorio canalero.

Omar Torrijos y los niños de Coclesito en el río.

Subrayó que, en ocasiones, el jefe militar desaparecía de la palestra pública y muchas personas no podían hallarlo, simplemente porque ”estaba en Coclesito para poner sus ideas en orden y trazar el futuro del país”. En esos patrullajes domésticos en zonas rurales se habituó al trato directo con la gente sencilla del campo para compartir sus sueños a favor de un Estado nacional fuerte y soberano.

Con Torrijos, la dura realidad de los agricultores marginados cambio en forma notable. Dotó a la comunidad de escuelas, centros de Salud e inauguró un proyecto de cría de búfalos, en su mayoría de las razas Murrah, Mediterránea y sus cruzas para la producción de carne y leche. Debido a ello, los niños y las niñas en edad escolar recibieron en los planteles sus respectivos vasos de leche de búfala, como parte de un audaz y emblemático programa nutricional.

Oliveros indicó que uno de esos niños que tomaba la leche de búfala en la década de 1970 es el actual alcalde de Coclesito, Eulalio Yangüez, quien en su infancia saltaba al agua del río en compañía de Torrijos, el jefe de gobierno que nunca recurrió a interlocutores para entenderse con campesinos, indígenas, obreros organizado y dirigentes estudiantiles, para poder forjar alianzas efectivas contra la pobreza y la desigualdad social.

Biblioteca personal de Omar Torrijos. (Foto: Bayano digital).

La protectora de la Casa Museo de Omar Torrijos sostuvo que la iniciativa de desarrollo de Coclesito se convirtió en una iniciativa piloto exitosa para ser replicada en otras comunidades rurales sometidas al secular abandono de gobiernos excluyentes. De hecho, se perfiló como la puerta de entrada para la Conquista del Atlántico, un proyecto integral liderado por el profesor Hugo Giraud, un leal colaborador de Torrijos y precursor de cambios en la Educación.

Coclesito creció a lo largo del tiempo. Hoy cuenta con una población de más de 3.500 habitantes, infraestructuras, calles pavimentadas, hoteles campestres y fincas agroindustriales. Es la cabecera del distrito Especial Omar Torrijos Herrera, en la caribeña provincia de Colón, donde la gente guarda un profundo sentimiento de gratitud hacia el líder del proceso revolucionario que murió en un sospechoso ”accidente aéreo”, el 31 de julio de 1981, justo cuando se involucraba en la liberación de América Latina.

Oliveros termino la entrevista mientras miraba con respeto la hamaca vacía donde el jefe militar solía acostarse para fumar los habanos obsequiados por su amigo Fidel Castro. Tras una pausa, en la que parecía evocar en su memoria las imágenes de la intensa lucha anticolonial, afirmó: “lo recuerdo como un amigo, un padre, una persona que Dios utilizó, con un pensamiento de futuro, para la recuperación de la soberanía de Panamá y el Canal”.

La hamaca de Omar Torrijos. (Foto: Bayano digital).

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