Los discursos de AMLO y su factibilidad

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AMLO llama a castigar y poner fin al inmenso negocio de los corruptos. (Foto: Ronaldo Schemidt).

Por Alberto Velásquez
Periodista

Si el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), concreta al menos la mitad de las cien propuestas señaladas en sus dos primeros discursos de toma de posesión, estaremos realmente en vías de conocer un nuevo México.

AMLO dijo que no tiene derecho a fallar. Somete su honra y dedicación al escrutinio de los ciudadanos que en dos años y medio de mandato lo podrán mandar para su casa si falla.

Además, destacó que por ninguna circunstancia cree en la reelección al frente del gobierno.

En Latinoamérica, estamos acostumbrados a las promesas que luego se desvanecen por imperativo de los grandes intereses que dominan a este país.

Por ello, cuando López Obrador prometió acabar con la corrupción, mencionada en más de una veintena de veces durante los discursos mencionados, está claro que ello implica una dura tarea, muy difícil de erradicar en México.

De hecho, el orador oficial repitió en varias ocasiones su mensaje de campaña: “Me comprometo a no robar”. El mandatario se propone predicar con el ejemplo, en el sentido de que todos los políticos del universo deberían adoptar el principio de Justicia.

En la propuesta de acabar con la corrupción, ha logrado que la acción deleznable sea tipificada legalmente como delito grave. Los altos funcionarios involucrados en hechos de corrupción deberán ser juzgados por igual, sin prebendas.

Si ese objetivo fuese alcanzado en Panamá, donde las coimas suman más de cien millones de dólares, las cárceles serían insuficientes para albergar a los culpables.

López Obrador señaló con firmeza que el gobierno no debe ser facilitador del saqueo de fondos públicos.

Por un momento, creíamos que el mandatario se refería a Panamá, donde una empresa como Odebrecht ha sido calificada como la más coimera del continente. En este país, la constructora brasileña envuelta en escándalos de sobornos, gana contratos de obras públicas, como si fuese una institución formada por ángeles.

¡Feliz vida a la gestión de López Obrador!

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