Por Julio Bermúdez Valdés
Periodista
Los eventos que se han registrados en la seguridad pública, como en otras áreas de la vida política nacional, no nacieron hoy. Maduraron en etapas conocidas. Ahora van despuntando de la peor manera. Ahora, la acumulación reclama detonantes que expresan la dimensión de los desafíos, por lo cual no se pueden omitir orígenes y causas, y hasta responsabilidades, si se quiere encarar el problema con seriedad y, lo principal, subsanarlo.
Uno de los problemas señalados de maneras recurrente por distintos actores sociales fue situado en las falencias del sistema de justicia y de seguridad. La permeabilidad de los estamentos de seguridad a las acciones del crimen organizado dio una de sus voces más dramáticas en el periodo 2004-2009, cuando un alto funcionario de la ex Policía Técnica Judicial fue envenenado en su propio pupitre.
Pese a las medidas que adoptó en su momento el gobierno que presidía Martín Torrijos, la vorágine continuó y se agravó, pese a que entre 2010 y2014 se dieron purgas significativas en las filas de la Policía Nacional.
La Masacre de la Joyita en diciembre pasado y la fuga del reo Ventura Ceballos, detonaron una crisis que había madurado lentamente y que el actual gobierno previó en los diagnósticos que prohijaron su Programa de gobierno y su Plan de acción.
“Se ha desarrollado una cultura política de clientelismo, corrupción e impunidad. Existe una desconfianza ciudadana generalizada…”, se lee en el Plan de Acción de la Administración Cortizo.
Así que los cambios ministeriales anunciados este miércoles por el presidente Laurentino Cortizo pueden interpretarse como claros mensajes tanto a la sociedad como a su propio equipo de gobierno.
A la sociedad, en el sentido de que su administración no está improvisando medidas, que se trazó metas y compromisos que está dispuesto a cumplir, aun cuando reconozca las virtudes personales de los funcionarios relevados.
El segundo mensaje que resalta es el que envía a su propio equipo de gobierno. 1- el trabajo es en equipo, 2- nadie debe desviarnos de las metas que contiene el programa de gobierno, si la gestión no incorpora esos elementos, con seguridad el funcionario será relevado. (JBV)