Por Luis Carlos Samudio G.
Abogado, docente y mediador
Si nos enfocamos en su desarrollo social como el general Omar Torrijos, en su proyección en el ámbito nacional e internacional, sobresale su interacción y convivencia con las bases durante el patrullaje en toda la geografía del país. Al oír el ruido del motor del helicóptero que trasladaba al jefe militar a áreas rurales, el hombre del campo se sentía esperanzado, ya que ello representaba la oportunidad de dialogar y hallar soluciones a problemas comunitarios.
La administración de su gobierno se propuso fortalecer la identidad nacional y hacer que Panamá sea conocido a nivel internacional, especialmente a través de la firma de los Tratados Torrijos-Carter, que consolidaron la soberanía panameña sobre el Canal. Aunque su poder se centralizó, esas políticas sociales y la gestión soberana del Canal forjaron un legado de cohesión y progreso nacional.
Con la firma de los Tratados, en 1977, Torrijos no sólo obtuvo un triunfo diplomático, sino que asumió el compromiso de salvaguardar la independencia de la nación y el bienestar del pueblo panameño. Al promover la repartición de tierras, apoyaba a las comunidades rurales y procuraba que los recursos del país se distribuyeran con mayor equidad, al tiempo que incentivaba el sentido de identidad nacional y la cohesión de la población panameña.
Ni siquiera los mayores detractores de la política de Torrijos, podrán negar su valiosa contribución al avance del país, siendo más integrador para los jóvenes y los panameños más desfavorecidos, adaptándose mejor al territorio y a sus recursos naturales. Adicionalmente, logró inspirar confianza y la capacidad de alcanzar los objetivos más relevantes a nivel nacional sin ser un gobierno comunista o de izquierda, como decían sus adversarios. Como él mismo expresó: ”ni con la izquierda ni con la derecha, sino con Panamá”.
Una de sus mayores preocupaciones principales era eliminar las barreras que los hombres del pueblo enfrentaban y apoyarlos con respeto y afecto; fortalecer una nacionalidad sólida con soberanía genuina e incorporando la geografía nacional. Esas tareas involucraron logros pacíficos, con el apoyo y la dirección del Gobierno Nacional.
Por ende, las estrategias empezaron al reconocer los derechos de los trabajadores en un discurso pronunciado en la Plaza 5 de Mayo, el 1971, exponiendo el Código Laboral . En esa multitudinaria concentración, se refirió a los usurpadores , diciendo: «gobernador de qué». Aquella cita referencial fue una clara alusión a la ilegal presencia estadounidense en la llamada Zona del Canal. Después, sería creado el Poder Popular, una estructura con representación significativamente más amplia que al principio, llegando a los ”505” representantes de los corregimientos en este país.
En este resumen, extraigo de la memoria una observación del compañero institutor, ya fallecido, Luis Emilio Veces, quien pertenecía al Partido Demócrata Cristiano y señaló que, ”en realidad, hay 504”, ya que él no era parte de esa estructura de representación comunitaria de impacto en la esfera administrativa y legislativa nacional que había sustituido a la añeja Asamblea de Diputados.
Posteriormente, en marzo de 1973, fue realizada en la ciudad de Panamá la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la que se emitieron los 13 votos de la dignidad a favor de la causa anticolonialista, mientras que Inglaterra se abstuvo y Estados Unidos impidió la votación. Al respecto, el canciller panameño Juan Antonio Tack exclamó: ”Hoy Panamá fue vetado por Estados Unidos, pero el mundo vetó a Estados Unidos”.
En esa misma fecha, ocurrieron diversos acontecimientos que reforzaron la estrategia de Omar: la participación en la conferencia de los países no alineados (NOAL) en Argelia, el envío del batallón Panamá (fuerza de paz) durante la guerra entre Israel y los árabes, la delegación enviada a Cuba para negociar la liberación de dos barcos con matrícula panameña y con tripulación estadounidense que habían sido detenidos en aguas cubanas y cuya recuperación se logró sin pérdidas humanas.
Por otro lado, la inclusión social incluyendo la salud, la educación, el desarrollo comunitario, la vivienda, la reforma agraria y el fortalecimiento de los municipios, el progreso sindical, el trabajo decente, el desarrollo de la infraestructura física y urbano, además de la unificación nacional de las regiones del país, comunicaciones. De ese modo, la tarea de los profesionales se vio favorecida por la conquista de la frontera atlántica, con un enfoque en salvaguardar el patrimonio histórico.
Torrijos se destacó por su extraordinaria habilidad para negociar. En 1976, viajó a Sri Lanka (antigua Ceilán) para llevar su propuesta de paz al Tercer Mundo y la vinculó con la batalla para concretar los Tratados del Canal de Panamá. Ese fue el acuerdo más relevante en América Latina en los años setenta (del siglo XX), pese a una marcada asimetría de poder, lo cual impide sostener que el balance entre las fuerzas fue lo que determinó la negociación
Afortunadamente, tuve la oportunidad de participar en numerosas misiones vinculadas con ese objetivo, tanto en el ámbito nivel nacional como internacional. Todas esas fases fueron apropiadas y dignas, de acuerdo con las verdaderas necesidades de Panamá. Por ende, las estrategias de crecimiento se fundamentaron en adquirir conocimiento sobre cada una de esas misiones , que incluyeron la búsqueda de apoyo de los países integrantes del movimiento de los no alineados (NOAL).
Finalizo esta recapitulación de hechos históricos, resaltando que no somos nosotros quienes debemos juzgar los hechos, sino la historia, ya que su propósito es valorar cómo el general Torrijos contribuyó al progreso de la nación, a través de una lucha pacífica, sin derramamiento de sangre. Siempre con Panamá, sin ser de izquierda ni de derecha…
¡Junto trabajemos a favor de la paz y la convivencia pacífica!
Nunca de pié, siempre de rodillas.