La represión no nos amilanará

Por Florencio Muñoz
Profesor titular de Historia de las Relaciones entre Panamá y Estados Unidos de la Universidad de Panamá

Presionado por la comunidad universitaria, después de varios días de insubordinación popular, el rector Eduardo Flores convocó a una asamblea extraordinaria, al Consejo General Universitario, máximo organismo directivo de la Universidad de Panamá, para analizar la grave situación que vive la sociedad, provocada por la soberbia y los oídos sordos de dos órganos del Estado (Ejecutivo y Legislativo), y los ataques contra la institución universitaria.

En medio de un agitado debate, en busca de una salida que traiga la paz social, el cónclave comentado acordó manifestarse el miércoles 22 de noviembre, en los predios de la Corte Suprema, para que los integrantes de esa Corporación conozcan el sentir profundo de sus académicos, personal administrativo y estudiantes, a la vez que abre sus puertas a las búsqueda de caminos que conduzcan elevar la conciencia patriótica nacional, a ser el fórum central de la respuesta científica a los grandes problemas nacionales e internacionales y a frenar la rapiña que invade a las instituciones oficiales y nos tiene al borde del abismo.

El máximo organismo universitario no pasó inadvertido que la noche anterior, amparada en la oscuridad nocturnal, la Policía Nacional, olvidando su lema de ”Proteger y Servir”, inundó el campus universitario con gases lacrimógenos, poniendo en peligro la vida de numerosos estudiantes que realizaban una vigilia patriótica en los predios de la Casa de Octavio Méndez Pereira.

Es necesario destacar que el miércoles 14, la Policía Nacional incrementó su provocación, cuando un auto de esa institución invade el campus, violando con esa acción la autonomía universitaria, prevista en la Constitución de la República. La mencionada aventura policial pudo desembocar en otra tragedia, similar al crimen contra dos docentes y un panameño originario. Al ser descubierta la provocación policial, los tripulantes del vehículo salieron en precipitada fuga. En la maniobra de evasión, fueron atropellados dos estudiantes. Por suerte, ambos alumnos salieron sin lesiones de consideración.

La Corte Suprema de Justicia anunció que el 23 de noviembre comenzará el proceso que determinará el destino final de dos denuncias de inconstitucionalidad de la ley 406. Mientras esperamos ese fallo, en algunas regiones en Panamá los gremios empresariales no sólo instigan a los cuerpos armados para atacar a quienes protestan, sino que organizan grupos gansteriles para atacarlos y encarcelan a cientos de jóvenes con el propósito de intimidar a los manifestantes. Aquellos que piensan y actúan de esa manera, están provocando la radicalización de las protestas.

La máxima instancia judicial del país no es ajena a lo que acontece. Por tanto, debe saber que una sentencia que emita, obedeciendo a los círculos dominantes y a la presión extrajera, para salvaguardar intereses ajenos a las justas demandas periódicas, provocará una catástrofe institucional y social que no podrá ser ahogada e incendiará el país.

Todavía quiero confiar en que la corporación judicial se empinará sobre cualquier interés mezquino y no escuchará el sonido de las cajas registradoras. Los sucesos que ocurren en varios Estados del continente advierten que la paciencia de los pueblos tiene un límite que, sobrepasado ese nivel de tolerancia, es incierto el futuro acontecer.

Espero que la prudencia y el sosiego prevalecerá en los nueve magistrados de la Suprema Corte.