Del Nazismo al Golpe de Estado contra Evo Morales

Ernst Julius Günther Röhm, comandante de las Camisas Pardas del partido Nazi, fue asesor y Teniente Coronel del Ejército de Bolivia

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Klaus Barbie asesoró al dictador Hugo Bánzer

Presencia histórica de los Nazis en el Ejército de Bolivia

Daniel Gasparri Rey
Especial para Bayano digital

Los actuales acontecimientos en la hermana Bolivia abren necesariamente una discusión de gran relevancia sobre el papel de las fuerzas armadas y su rol constitucional y político en la región, frente a la necesidad histórica y social de estar al servicio de las grandes mayorías y no de élites o plutocracia alguna.

El Presidente constitucional de Bolivia, Evo Morales, se vio obligado a renunciar a su envestidura por “sugerencia del alto mando militar de su país. Los oficiales que se abrogaron ese derecho, expresaron que su decisión se correspondía con un interés superior: la defensa del Estado y del pueblo mismo. Sin embargo, apenas consumaron el desplazamiento del Primer Mandatario en ejercicio, sus acciones contradijeron sus propias palabras, dando una aprobación absoluta a una sucesión presidencial que rompe con todos los parámetros constitucionales vigentes en el país, al tiempo que se desataron una represión violenta que recuerda el pasado oscuro de las dictaduras, que creíamos ya superadas.

Las fuerzas armadas bolivianas

El papel de las Fuerzas Armadas Bolivianas en estos sucesos trae dos reflexiones aleccionadoras para el ejercicio del poder popular en la democracia:

  1. Cualquier rebelión, insurrección o proyecto de cambio de gobierno por la fuerza, que no cuente con el apoyo político y militar del componente castrense, no tiene la más mínima probabilidad de éxito.
  2. Las Fuerzas Armadas deben estar absolutamente comprometidas con el pueblo y la democracia o estarán al servicio de sus propios intereses, de oligarquías locales o de potencias extranjeras.

En relación a lo que en América Latina concierne, con contadas excepciones como Venezuela, las Fuerzas Armadas locales siempre han estado estrechamente vinculadas a una clase económica pudiente y racialmente caucásica, son las mismas que han reservado las plazas en las escuelas de formación de oficiales para miembros de sus familias, y que junto al acompañamiento dado desde las academias de formación militar de las potencias hegemónicas, adoctrinan a los futuros cuadros de comando para ponerlos al servicio de sus intereses extranjeros y de la burguesías nacionales.

Los Nazis en las FAB

Desde esta perspectiva podemos observar y comprender mucho mejor el papel que están jugando los militares en el golpe contra Evo Morales. Es aquí cuando comenzamos a armar un rompecabezas con datos reveladores.

Ernst Julius Günther Röhm, asesor del ejercito de Bolivia

Entre estos, vale resaltar la presencia histórica de asesores de extrema derecha en las filas del Ejército boliviano. Tal vez, la más relevante fue la de Ernst Julius Günther Röhm, militar alemán, comandante de las Camisas Pardas del partido Nazi y uno de los principales protagonistas de la célebre noche de los cuchillos largos: sangrienta purga interna del nazismo, que acabó con la vida del mismo Röhm.

Este experimentado nazi ocupó, como asesor y como Teniente Coronel del Ejército de Bolivia, el puesto de jefe de la Sección III del Estado Mayor, y aunque su paso por La Paz no alcanzó dos años, sus enseñanazas y las de otros colegas nazis, dejarían profunda huella en la concepción racial y nacionalista de la institución militar andina.

Hans Kundt, el militar más influyente de la historia boliviana

Hans Kundt, ministro de defensa de Bolivia y comandante del ejercito durante la Guerra del Chaco

La modernización del ejército boliviano en el siglo XX, fue obra de otro alemán: Hans Kundt, quién llegó a ser en 1923 Ministro de Defensa, y Comandante en Jefe de las fuerzas bolivianas durante la Guerra del Chaco. Los complejos de superioridad racial de Kundt lo llevarían a una conducción desastrosa en esta campaña bélica.

El legado de figuras de esta despreciable talla, van construyendo en  Bolivia una historia militar dominante cuyo carácter represivo y antinacional ha presidido la democracia vigente hasta hace apenas pocos días.

La logia militar secreta «Razón de Patria» (RADEPA)

Para la década de 1940, un elemento claramente visible de las ideas fascistas en la nueva generación de oficiales fue la creación de la logia militar secreta «Razón de Patria» (RADEPA), y que hoy en día algunos pretenden presentar como un organización antioligárquica y revolucionaria, encabezada por el General Gualberto Villarroel López, oficial de abiertas simpatías fascistas. Hoy en día, es más recordado por su trágica muerte que por su legado, el fin de su efímero gobierno llegó el día que una turba lo depuso del poder colgándolo públicamente.

Sobre RADEPA el político e intelectual José Antonio Arze ha dicho:

“Cuando Bolivia y Paraguay se embarcaron en la Guerra del Chaco (1932-1936), el control del poder en mi país pasó prácticamente a manos del Ejército. Desde poco después del derrocamiento del presidente Salamanca, misiones de jóvenes oficiales bolivianos fueron viajando constantemente a la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. La mayoría de ellos volvieron peligrosamente infectados por doctrinas totalitarias.

 Hacia 1938, una Logia Militar llamada “Santa Cruz” … se organizó teniendo como líder al Mayor Elías Belmonte, quién poco después, fue enviado a Alemania como Agregado Militar de la Embajada…

Paralelamente a esta organización de tipo nazi y militarista, se organizaron otras dos entre los civiles: el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), oficialmente organizado en 1941 bajo la jefatura de Víctor Paz Estenssoro, actual Ministro de Hacienda y la Falange Socialista Boliviana (FSB), modelada con arreglo a la estructura de Falange Española; su jefe, Oscar Unzaga de la Vega, es un fanático adolescente a quien el Gobierno de Villarroel le proporcionó una crecida suma de dinero en 1944 a título de beca para ir a perfeccionarse en “estudios sociales” en Buenos Aires…”

Como señala Arze, el Gobierno de Villarroel, de la mano de RADEPA, invertía con entusiasmo en el perfeccionamiento y la educación de corte fascista; ideas que sin lugar a dudas serían esparcidas más tarde en las instituciones políticas y militares.

Klaus Barbie, Teniente Coronel activo del Ejército y enlace de la CIA entre Estados Unidos y Bolivia.

Klaus Barbie, el Carnicero de Lyon

Otro de los pasajes más tenebrosos de la institución castrense boliviana fue su estrecha relación durante décadas con Klaus Barbie, celebre oficial de las SS, apodado el “Carnicero de Lyon”; quien establecido en Bolivia bajo la identidad de Klaus Altmann, llegó a ser colaborador del más alto nivel de la jefatura de Estado, Teniente Coronel activo del Ejército y enlace de la CIA entre Estados Unidos y Bolivia. Desde su llegada en 1951 y hasta su captura en 1982 participó en la Falange Boliviana, traficó armas y drogas por el continente acompañando la cruzada anticomunista, estableció y dirigió campos de concentración y muerte para los opositores a las dictaduras militares entre 1964 – 1982 y fue actor clave de inteligencia en las acciones que condujeron a la captura y ejecución del Che Guevara.

Nazismo y golpe de Estado contra Evo Morales

En los antecedentes fascistas de las Fuerzas Armadas Bolivianas, se encuentran parte de las respuestas del porqué del golpe de contra el Gobierno de Evo Morales. Esta institución se moldeó a la luz del fascismo y racismo más extremo, sus antipatías por lo popular, democrático e inclusivo nunca se mantuvieron ocultas, por el contrario sus posiciones reinvindicaban los valores tradicionales de las élites y la derecha conservadora nacional.

La falta de políticas que hicieran contrapeso a la intoxicación ideológica reaccionaria, permitieron que se engendrara y cocinara la conspiración a fuego lento y a la vista de todos. Consumada con un golpe de Estado que ha legitimado su derecho a imponer la pena de muerte con un decreto inconstitucional de un gobierno autoproclamado y usurpador, que peligrosamente se pone de moda en nuestra América Latina.

Esta lección política, nos reafirma la necesidad latinoamericana de caminar hacia la formación y educación de Fuerzas Armadas regionales encargadas de la defensa y la soberanía verdadera, salidas de las bases mismas del pueblo, con profundos valores inclusivos, sociales y democráticos.

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