Por: Guillermo A. Salazar Nicolau
Economista
Consejo Editorial de Bayano digital
En días recientes el colega Guillermo O. Chapman Jr. ha hecho circular un valioso trabajo que tiene como objetivo el que se desarrolle un amplio debate sobre la visión que queremos para nuestro país, lo que es necesario, además, de oportuno.
Lograr una visión del Panamá que queremos debe contar con la participación de las mejores mentes y sus buenas intenciones para resolver las distintas dificultades que hoy y desde muchos años atrás, nos ha llevado a una situación que resulta insostenible, sabiendo que este país cuenta con valiosos recursos como para haber resuelto nuestras deficiencias.
Tratar de construir una nueva estructura económica y social pasa por el paso de definir el tipo de país que esa estructura debe soportar.
La actual está agotada y debe ser repensada, lo cual pasa por deponer intereses particulares y definir objetivos estratégicos nacionales, como resolver la enorme desigualdad en la distribución de los resultados del accionar económico. Sólo considerar que en 1997 la masa salarial percibía el 37% del Producto Interno Bruto (PIB) mientras que los excedentes de explotación recibían el 34% y que luego de más de 24 años de amplias tasas de crecimiento económico los asalariados reciban el 26% mientras que los excedentes de explotación el 62% nos tiene que convencer que tenemos que diseñar una nueva estructura económica y social.
Cambiar la Superestructura, los Tres Poderes del Estado, sin tener una nueva visión del país que deben construir sería repetir las condiciones para que la actual situación no cambie, por ello es que compartimos que se hace necesario llevar adelante la tarea de debatir y aportar para definir esa nueva visión de Panamá, en la que se atienda la ruta para lograr un país más inclusivo, en donde se minimicen las desigualdades y se aprovechen todas las amplias potencialidades productivas que tenemos con los recursos humanos, naturales y económicos, sin deteriorar nuestro ambiente.
Un elemento que debe ser erradicado es la corrupción que tanto daño le infringe a la sociedad y distorsiona su forma de pensar y frena el pleno goce de nuestras potencialidades.
Las diferencias en el crecimiento de las actividades productivas en los distintos territorios que componen nuestro país, deben ser atendidas mediante la Planificación, como herramienta permanente y no dejar a la improvisación el establecimiento y explotación de nuestros recursos así como el ordenamiento territorial.
Es el momento oportuno para que le leguemos a las próximas generaciones una estructura económica que nos permita sustentar mejores condiciones de vida con buena salud, suficiente alimentación y viviendas dignas como el resultado de su trabajo con acceso al pleno goce de los mismos.
El Pacto del Bicentenario debe ser un compromiso de todos para construir ese Panamá que queremos. Reformar o hacer una nueva Constitución sin haber definido ese Panamá que queremos resultaría en un paso, pero no necesariamente en la ruta que anhelamos y que se merecen nuestros habitantes. Los aspectos puntuales como el aprovechamiento eficiente de recursos como los hídricos, energía solar y eólica, los residuos sólidos, la biomasa y otros debe ser parte de esa estrategia nacional.
Algunos sectores han realizado esfuerzos por definir “su estrategia” sin embargo muchas veces no se encuentra concatenada a una Visión integral de país, todos esos esfuerzos y otros deben ser incorporados una vez se defina el país que queremos, lo cual nos permitirá un mayor y mejor aprovechamiento de nuestras capacidades, reforzando el fortalecimiento del recurso humano con mejores niveles de educación.
Contamos con suficientes diagnósticos, ahora nos toca actuar para construir esa visión de país integral y próspero, accionando todos los recursos disponibles, tanto naturales como financieros con los que contamos, esa es la tarea inmediata, no podemos ni debemos postergarla, menos pensando sólo en el calendario electoral, podría ser demasiado tarde y costoso para todos.
