Por Moisés Pinzón Martínez
El Consejo Nacional de Trabajadores Organizados (CONATO), surgido en 1973 por mandato del Código de Trabajo con el objetivo de impactar en el desarrollo de las organizaciones sindicales para la mejor defensa y desarrollo de los intereses de los trabajadores, a la vez de participar en las decisiones del gobierno; no obstante, sus últimos 28 años de existencia, ha sido un período de estancamiento progresivo,bque los ha sumergido en las profundidades de la inexistencia.
Se supone que CONATO es un Consejo Nacional. Como tal, debería ser un centro de debate y de toma de decisiones colectivas a partir de argumentos y objetivos para beneficio de todos los trabajadores del país. Consecuentemente, cada Central, Confederación o Federación está, según el Código, habilitada a participar sin pedir ningún permiso.
Existen unas 5 centrales, 6 Confederaciones y como 34 Federaciones independientes, lo que suman unas 45 organizaciones; sin embargo, por más de 20 años la participación en dicho colegiado ha sido de una ínfima minoría, quienes rechazan a sangre y fuego la participación de la inmensa mayoría.
Veamos, un pequeñísimo grupo de líderes de organizaciones se ha abrogado el derecho de la representación de la gran mayoría que no participan en esas deliberaciones. Y lo más dramático: ninguno de esos líderes le dan cuentas a sus estructuras de base de lo que deciden o negocian; terminando sus gestiones en personalismos oportunistas.
Luego de la asignación del 5% del Seguro Educativo a las Organizaciones Sindicales (que suman varios millones de dólares), este recurso se ha convertido en ancla para el desarrollo de los objetivos con que fue creado CONATO… el secretismo y ocultismo sobre la utilización de estos recursos, impiden la transparencia que define la democratización de todos los procesos sociales.
Lo mismo sucede con los nombramientos en los 18 cargos a Juntas Directivas de Instituciones Autónomas del Estado. El papel legislativo de CONATO para impulsar el desarrollo de los trabajadores y del país, deja de ser una perspectiva para convertirse en un desastre de oportunismos al margen del conocimiento de sus bases.
Se hace urgente una revolución a lo interno de las organizaciones sindicales que permita la democratización y evolución de nuestra clase trabajadora, cónsonos con las exigencias de la época.
Ya basta de mediocridad justificada en la búsqueda de culpables externos a nuestros escenarios.
Y los dirigentes oportunistas señalan: Que el gobierno actual es empresarial y contrario al desarrollo del sindicalismo; preguntaría, luego de la desaparición física de Omar, ¿cuál gobierno fue distinto? Y en todos los casos nos correspondió entendernos con ellos, tanto como ellos con nosotros; igua
Postdata: El tema no se resuelve buscando culpables, sino aglutinando las fuerzas que podrían consensuar un liderazgo que se atreva y que tenga las agallas de actuar con valentía de cara a revolucionar el anacronismo existente en CONATO.