Cambios necesarios en el PRD

Por George Kourany Skinner
Arquitecto. Miembro del PRD

El Partido Revolucionario Democrático (PRD) se convertirá en un “raspao”… con mucha leche condensada y edulcorantes de todos los colores que traerían el «Presidencialismo», electo a su vez como “secretario del Consejo Ejecutivo Nacional (CEN) o secretario general del PRD”. Ello es igual a “una dirigencia bicéfala”.

Ya tuvimos el fracaso de esa medida de centralización con el pasado gobierno del ex presidente Martín Torrijos. No pudieron gobernar con eficiencia. y reorganizar el Partido. Así perdimos definitivamente un quinquenio.

En la práctica, se fue diluyendo la vida orgánica. Los postulados torrijistas se convirtieron en quimeras ideológicas. Los actuales presidentes y vicepresidentes aspiran a controlar el Partido en el próximo Congresillo antes de 2024, para colocar a su autocandidato desde arriba, y no desde un Proceso Democrático en las bases de la organización.

Un presidente de la República, quien a su vez sea el secretario general del PRD, es algo que no se puede amalgamar en una relación de poder y puede convertirse en una Dictadura Sistémica.

El PRD debe hacer su propia depuración

Es necesario desarrollar más debates teóricos y practicas de organización en todas las provincias y en el CDN. Hay que activar la Comisión Política, actualmente muda y despersonalizada, de los postulados torrijistas del Partido.

Asimismo, es necesario retroalimentarlas con debates de aportes de políticas nuevas. Hay que reactivar la organización de la Escuela de Cuadros y atraer a los intelectuales del Partido para coordinar comisiones (27), que no están operando, salvo 3 de ellas.

En el PRD, deberían ser convocados, más a menudo, los debates sectoriales, para dar una dinámica política y escuchar a su membresía. Al respecto, se requiere activar movilizaciones por causas de apoyo a comunidades, con el objetivo de ganar espacio ideológico de servicio a las comunidades afectadas por distintas necesidades y problemas.

Una de las tareas importantes debería coordinas por el Partido para la creación de Cooperativas de Producción, en diferentes temas, cuyo porcentaje de utilidades redima una base de aporte de tipo financiero a la organización política.

Conviene establecer una cuota anual de la membresía de dos dólares por 500.000 membresías de adherentes, lo que sería igual a un millón de dólares anuales. Esos recursos podrían ser el Fondo Financiero Base para Campaña Política, más el porte del Tribunal Electoral.

De esa forma, los ricos no impondrían candidatos que sólo por tener recursos y cero militancia imponen sus reglas. Así no llegarían los advenedizos ni los padrinos que imponen a los presidentes de turno, a los candidatos sin espíritu torrijista, a los testaferros con tinte populistas de la escuela de liderazgo y persuasión de Dale Carnegie.

En Panamá, se requiere reformular un Proyecto Nacional para rescatar las soberanía vulnerada:. Urge recoger: la bandera nacional del Proyecto de Liberación de la Soberanía Nacional y pasar de un Estado Protectorado del Comando Sur a un Estado de Derecho Soberano, sobre el territorio nacional. Ese tema va más allá de la Neutralidad parcial del Canal, sujeto al «Paraguas de Seguridad Militar del Departamento de Defensa” y de la Agencia Home Land Security de Estados Unidos.

Ese planteamiento implica Iniciar la abolición del Acuerdo o Tratado de Neutralidad Parcial del Canal y cambiarlo por un: Tratado de Neutralidad Universal, adscrito a las Naciones Unidas (ONU), como Estado de Derecho. Asimismo, se debe Recuperar la Soberanía Marítima de 12 millas y volver a la soberanía de las 200 millas náuticas de control del mar territorial; plataforma y zona económica, que teníamos. De igual importancia, es la soberanía del espacio aéreo.

Es necesario garantizar la soberanía estratégica de los patrimonios nacionales estratégicos, incluidas las concesiones portuarias, mineras, y los contratos sobre energía y comunicación.

En los proximos Congresillos del Partido, hay que seleccionar a cuadros altamente preparados que ameriten dirigir el Consejo Ejecutivo Nacional (CEN). Esas figuras deben distinguirse por tener una visión de Estado y no ceder al clientelismo y al acomodo de intereses personales a futuro.