Por Elías Ríos
Sociólogo y analista político
Se acaba de ir de este mundo un hombre extraordinario, sublime, sensible, un patriota, revolucionario, poeta sin límites. Su nombre: Álvaro Menéndez Franco.
Por sus cualidades, sus virtudes, sus posiciones, sus convicciones políticas y sus anhelos sin igual, se puede decir que este gran panameño surgió como manantial de la vida para contribuir al desarrollo patriótico y revolucionario, especialmente de la juventud panameña.
Desde muy temprana edad, esos principios lo llevaron a empuñar el fusil para redimir al pueblo, víctima de inequidad y la ignorancia.
Después del triunfo de la revolución cubana, en 1959, conjuntamente con otros dirigentes provenientes de las filas de la gloriosa Federación de Estudiantes de Panamá (FEP), Álvaro decidió ”enmontañarse” en Cerro Tute., en la provincia de Veraguas, para emprender la lucha armada. Con esa acción, trató de librar a la sociedad del atraso y la explotación inmisericorde.
En los momentos en que ese movimiento fue sofocado y reprimido por la entonces Guardia Nacional, emergió en el escenario nacional el capitán Omar Torrijos Herrera, quien reprimió el alzamiento de los rebeldes. Años después de aquel incidente, a Torrijos le correspondió encabezar la lucha de liberación nacional. Con sentido autocrítico, el jefe militar confesó:
“Cuando era capitán, sofoqué un levantamiento guerrillero dirigido por jóvenes estudiantes y orientado por una causa justa, fui herido, El más herido de mi grupo y el más convencido de que esos jóvenes guerrilleros caídos no representaban ni el cadáver ni el entierro de causas de descontento que los había llevado a protestar mediante una insurrección armada. Pensé también, al leer su proclama, que, de no haber tenido el uniforme, yo hubiera compartido sus trincheras. Aquí fue donde surgió mi determinación de que, si algún día podría orientar la suerte de nuestras Fuerzas Armadas, las matrimoniaría en segundas nupcias con los mejores intereses de la Patria”. (Carta al senador Kennedy, 1970).
Álvaro, el poeta, el guerrillero heroico, enaltecido en combate en el Cerro Tute. Sin duda, es uno de los grandes hombres de Panamá y de América Latina, quien se enfrentó al imperialismo. Este patriota valiente dedicó su vida a la causa de los pobres por la verdadera transformación social. Inspirado en esos mismos principios, se incorporó al proceso revolucionario encabezado por el comandante Torrijos, quien se hizo la autocritica histórica.
Hoy, es posible afirmar, sin vacilación de ninguna especie, que ese hombre es un genuino ejemplo para la juventud y todo el pueblo.
Por lo mismo, es justo recordar la situación que pasan sectores de la población, como los ex trabajadores del Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación (IRHE), a quienes no se les ha hecho justicia, respecto a sus antiguas reivindicaciones laborales. Tampoco se ha hecho justicia a los mártires de la gesta soberana de enero de 1964, pese a que existe una ley No. 163 que prevé.
¡Loor al hombre de conducta ejemplar que siempre estará con nosotros!
Tiene algo que ver con el «poeta revolucionario» AMF del poema «Balbina de Periñán, heroína proltaria»?