Varela: Poder, fuerza y gobernabilidad democrática

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Por Cecilio E. Simon E.
Redacción de Bayano digital

Salvador Rodríguez Aldrete, líder empresarial mexicano, en un artículo “Empresarios y Política”, considera que es absolutamente moral la incursión de los empresarios a los cargos públicos, pero advierte que al asumir un cargo de elección o designación se les presentan tres dilemas éticos: competencias laborales, conflicto de intereses, abuso de las facultades del cargo público.

La crisis de gobernabilidad provocada por el presidente Varela pone de relieve los tres dilemas que advierte Rodríguez Aldrete. En ella confluyen la incompetencia de su administración, provocada por la sucesión de demandas insatisfechas; los intereses de acumulación parasitaria de los poderes fácticos, que medran de la “res pública”, y se contraponen a la demanda social; y el abuso de sus facultades, puesto de relieve en el discurso de Bocas del Toro en el que amenaza con la  ruptura del orden constitucional.

El poder es la expresión de la fuerza, autoridad es resultado de la razón.

En las últimas semanas el Señor Presidente de la República, de manera continuada, expresa el poder de su fuerza más que la razón de su autoridad. Las manifestaciones cimeras han sido la crisis desatada, por la confrontación que provocó con los otros órganos del Estado, particularmente la Asamblea Nacional y su renuencia al diálogo con el movimiento social, principalmente en la Ciudad de Colón.

Al parecer el Sr. Varela, después de cuatro años en el ejercicio del cargo, aun no aprende que la gobernabilidad es una expresión del buen gobierno, que proscribe la arbitrariedad para la solución de problemas, y que el riesgo de su empleo genera mayores dificultades y agranda el conflicto político y social.

Colón está lejos de ejercer el derecho al buen gobierno. Por el contrario, la actual administración – caracterizada por algunos como lenta –  no incluye entre sus atributos el ser razonable, eficaz, oportuna, equitativa, previsora y preventiva de los problemas que aquejan a la población; de allí deviene el conflicto.  ¡Y es que Varela aun no comprende que la gobernabilidad, más que componendas de recámara con los diputados, es el derecho de los ciudadanos al buen gobierno!

Además de la crisis social que hace explosión en Colón, el Ejecutivo está sumergido en una crisis institucional que afecta sus relaciones con los otros órganos del Estado. El pretende doblegarlos, al apelar a la fuerza del poder más que a la razón de su autoridad.

El pulso de los tres Poder del Estado, sumidos en los escándalos de corrupción, amenaza la estabilidad institucional.  Bayano digital fue alertado, a condición de no revelar la fuente, que altos funcionarios de gobierno realizan consultas para cerrar la Asamblea NacionalEn este escenario  el presidente Varela continúa el discurso confortativo de Bocas del Toro,  amenaza romper el orden constitucional y pregunta a sus copartidarios:

¿Quién llorará si cierro la corrupta Asamblea Nacional?

En el escenario nacional los ciudadanos, además de cuestionar a los desacreditados diputados, enrostran al Gobierno de Varela su incompetencia y corrupción.  Basta mencionar las movilizaciones permanentes de la población, por la demanda social no satisfecha en tanto, que la agenda pública del actual gobierno  limita la transparencia, a una fingida lucha contra la corrupción de los otros; mientras encubre  los  propios, la de sus copartidarios y sus patrocinadores representativos de los poderes fácticos entre ellos Odebrecht.

La única respuesta  esgrimida hasta ahora por el inquilino del palacio de las garzas es su intolerancia, y la puesta en escena de sus militares que estimulan ambientes convulsos para justificar la represión a los dirigentes del movimiento social. En Colón apela a la fuerza de su poder más que al sosegado y razonado ejercicio de la autoridad.

El Comunicado de la Presidencia de la República emitido al final del primer día de la huelga general de Colón, se limita a diferir el dialogo al mes de abril, en tanto crea una comisión – otra vez – para establecer la agenda de la «renovación de Colón «.

Para el Varela el derecho al buen gobierno no incluye a las fuerzas sociales organizadas en Colón y por tanto no las convocó a consensuar la agenda como afirma en su comunicado.  Él prefiere recurrir al poder de la fuerza, al ordenar la movilización de dos mil policías y militares en un operativo antipandillas denominado Caribe Azul, con dudosos resultados.

En este complejo escenario de ingobernabilidad, en el que los de arriba no se toleran, es imperativo que los de abajo construyan el instrumento que conduzca a la refundación de la república, sin caer en la seducción palaciega de un autogolpe, que podría incluir la convocatoria a una Asamblea Constituyente diseñada a su medida  para prolongar su mandato, y entregar mayor espacio y control a los poderes fácticos.  Al parecer es el Plan B de Varela.

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