- El TISA pone en punto de mira los servicios del Canal de Panamá y los recursos estratégicos de los panameños.
- Si se aprueba, el TISA provocará cambios en servicios como telecomunicaciones, comercio electrónico, servicios financieros y el transporte, advierten los consumidores.
Por David Carrasco
Sindicatos y organizaciones sociales de Panamá enfrentarán el Acuerdo sobre Comercio de Servicios (TISA, por sus siglas en inglés), que ha sido negociado a espalda del pueblo panameño, declaró a Bayano digital el secretario general de la Federación Nacional de Servidores Públicos (FENASEP), Alfredo Berrocal, en medio de pronunciamientos globales contra el expolio.
Tras una fogosa intervención en un foro sobre desafíos económicos, convocado con el apoyo de la Fundación Friedrich Ebert, de Alemania, Berrocal puntualizó que FENASEP ha creado el interés por el debate y una necesaria resistencia contra el capital financiero en el mundo, identificado por la voracidad y la capacidad de imponer a los gobiernos la sumisión y condiciones onerosas.
El Acuerdo sobre Comercio de Servicios (TISA) es negociado en forma sigilosa por 23 países fuera del marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y busca ir más allá de los acuerdos comerciales vigentes. La propuesta privatizadora abarca áreas como la Educación universitaria, la Salud Pública y los servicios de Agua, Energía, Telecomunicaciones y servicios del Canal de Panamá.
Los países y territorios involucrados en el TISA ‒proyecto diseñado al margen de los respectivos parlamentos‒, son Australia, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Unión Europea, Hong Kong, Israel, Japón, Liechtenstein, México, Nueva Zelanda, Noruega, Pakistán, Panamá, Perú, Corea del Sur, Suiza, Taiwán, Turquía y Estados Unidos. Sin embargo, las economías emergentes de Brasil, India y China no están presentes en esas negociaciones.
“Hay un acuerdo que emana de la grandes corporaciones, para evitar que el TISA pase por el tamiz de los parlamentos en los países mencionados, lo que crea un conflicto con la Constitución, que no puede ser utilizada para justificar buenos negocios entre amigos, en perjuicio de las mayorías nacionales”, puntualizó Berrocal.
Detalló que debido a las implicaciones económicas del Acuerdo sobre Comercio de Servicios, Uruguay y Paraguay, así como las ciudades suizas de Zurich, Lausana, Ginebra y Berna desistieron de continuar (las negociaciones) por clamor popular, tras considerar las condiciones “nocivas y desventajosas para sus pobladores”. Asimismo, comentó que en Panamá se requiere una “gran fortaleza ciudadana”, para poder reconvertir ese Acuerdo en Justicia.
En coincidencia con Berrocal, Marta Lucía Contreras, de la Central Única de Trabajadores de Colombia (CUT), indicó que bajo las orientaciones del TISA han sido privatizados ríos y algunas zonas costeras en Colombia, lo que se traduce en un atentado contra las cuencas hidrográficas y en el acaparamiento del agua, como ha ocurrido en el colombiano Departamento de Pereira.
Anastasio Rodríguez, director Regional de FES, señaló que en el TISA el trabajador deja de ser un asalariado con derechos para convertirse en “proveedor individual de servicios”. Añadió que ese Acuerdo propone una forma de “esclavitud moderna” y el despojo de la responsabilidad social del Estado, en perjuicio de derechos sociales y económicos de la población trabajadora, lo que no debe ser aceptado por los sindicados que luchan a favor de la equidad.
Por su parte, el secretario general de la Unión Nacional de Consumidores y Usuarios de la República de Panamá (UNCUREPA), Pedro Acosta, adujo que “los panameños están secuestrados por los Tratados de Libre Comercio (TLC) y lo estarán con el TISA, si no alzan su voz en defensa de sus derechos”. Recalcó que el 2017 debe ser el año del empoderamiento de los consumidores, frente a las graves amenazas de explotación.
El secretario general de la Asociación de Empleados Públicos y Privados para México, Centroamérica y República Dominicana, Oscar Rodríguez, demandó transparencia e instó a todas las organizaciones sindicales a cerrar filas en la lucha contra el TISA y la política de expolio de las grandes corporaciones mundiales, quienes se han coaligado para aplicar una especie de dogal económico que doblegue, encadene y perturbe al mundo.