Propuestas para desarrollar la ribera oeste del Canal de Panamá: y el desconocimiento del área

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Mapa de la antigua Zona del Canal.

Por Charlotte Elton (*)

Edward O. Wilson: “Destruir un bosque tropical para obtener beneficios económicos es como quemar una pintura del Renacimiento para cocinar”.

¿Cuántos panameños conocemos la ribera oeste del Canal? Los poblados principales en esa área, desde hace más de 100 años, cuando se creó la Zona del Canal y fue inaugurada la vía interoceánica, eran bases militares de Estados Unidos. Kobbe pertenecía al ejército; Howard, a la fuerza aérea; Rodman era base naval y Fuerte Sherman se utilizaba para entrenamiento de guerra en selva. Entre ellos, a lo largo del Canal, estaban los principales polígonos de tiro: Balboa Oeste, Emperador y Piña, donde se practicaban bombardeos aéreos y el uso de todo tipo de armamento militar. Allí persisten los famosos UXOs (explosivos no detonados), que todavía ponen vidas en riesgo.

¿Qué ocurrió tras los Tratados del Canal en 1979? Según los acuerdos de los años 70, la mayor parte de la ribera oeste quedaría en manos de Estados Unidos hasta el año 2000, ya fuera como sitios de defensa o áreas de coordinación militar. Eso mantuvo muy restringido el acceso para los panameños, en comparación con la ribera este, donde crecieron las ciudades de Colón y Cristóbal en el Caribe, y Panamá y Balboa en el Pacífico. Yo conocí la Zona, primero como miembro de la Sociedad Audubon de Panamá, que obtenía permisos ocasionales para realizar giras del Conteo Navideño de Aves. En Fuerte Sherman, incluso, nos permitieron pernoctar en Playa Shimmy. Una vez, mientras observábamos aves con el doctor George Angehr cerca del polígono de Emperador, nos encontramos con personal uniformado con distintivo CNB —químico, nuclear y biológico— y decidimos retirarnos.

También a través de CEASPA participé en el CEABA, Comité de la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI) encargado de la evaluación ambiental de los bienes a revertir. Organizaban giras de inspección a los polígonos de tiro junto con representantes del Departamento de Defensa de Estados Unidos y de la Cancillería panameña. Bajo el liderazgo del doctor Stanley Heckadon, trabajamos en la planificación del uso de los bosques del área canalera con un grupo interinstitucional que se reunía en el STRI. Como resultado se crearon dos parques nacionales: el Camino de Cruces —que conecta el Parque Natural Metropolitano con el Parque Nacional Soberanía— y el Parque Nacional Interoceánico de las Américas, entre Sherman y Howard. Este último, aprobado por la junta directiva del INRENARE para entrar en vigor con la salida de Estados Unidos, fue derogado en los años 90 por presión del sector logístico, que soñaba con fábricas en las riberas del Canal en lugar de bosques.

En los últimos 25 años, las exbases militares pasaron a manos de las fuerzas de seguridad panameñas (SENAN) en Howard, Rodman y Sherman. Parte de Howard se convirtió en el desarrollo de Panamá Pacífico, con una pista aérea de uso civil y de seguridad. Sin embargo, desde abril de 2025, tras un memorando de entendimiento entre Panamá y el Departamento de Defensa de Estados Unidos, hay personal militar estadounidense autorizado a establecerse de forma rotativa en esas bases, como en tiempos pasados.

En paralelo, Panamá ha construido el puente Centenario, el puente del Atlántico y avanza en el cuarto puente y la línea 3 del Metro. En Rodman se modernizó el puerto operado por una empresa de Singapur. La ACP levantó el tercer juego de esclusas en Cocolí, acompañado de un corredor logístico privado entre Panamá Pacífico y el puente Centenario.

En Sherman, pese a más de 12.000 hectáreas de bosque propuestas como área protegida en la Ley 21 de 1997, apenas 8.700 fueron declaradas parque nacional San Lorenzo en 2024. El resto pasó mayoritariamente a control de la ACP. En las instalaciones construidas casi no hay uso civil, y buena parte fue adjudicada al Pentágono en abril de 2025, incluso áreas del centro de visitantes de MiAmbiente en San Lorenzo financiado por el BID, aún sin abrir.

Hoy, la ACP y empresas interesadas como EnergyTransfer contemplan megaproyectos en la ribera oeste: un gasoducto con terminales portuarios, tanques de combustibles, generación energética y la extensión del corredor logístico hasta el Atlántico. Según cálculos de la ACP, la inversión rondaría los 8 mil millones de dólares y se requerirían 45.000 trabajadores en la construcción y 11.000 en la operación. Eso duplicaría la planilla actual de la ACP. Pero la ribera oeste carece de infraestructura y servicios básicos: ¿dónde viviría tanta gente?, ¿cómo llegarían a trabajar? Basta recordar que la ampliación del Canal ya impulsó una migración masiva a Panamá Oeste, donde hoy faltan agua potable y servicios esenciales.

¿Por qué entonces el silencio sobre los impactos de esta inversión en un área vital para la cuenca del Canal y la biodiversidad? ¿Será por el desconocimiento histórico de la ribera oeste del Canal?

(*) Charlotte Elton, miembro fundador de la Asociación Centro de Estudios y Acción Social Panameño (CEASPA)

1 COMENTARIO

  1. La cuenca del Canal De Panamá. Requiere un plan de manejo que sirva como instrumento de planificación integral y a largo plazo que busca ordenar el territorio, gestionar los recursos naturales (agua, suelo, flora, fauna) y coordinar la acción de todos los actores (comunidades, gobierno agricultores) para asegurar su uso sostenible y proteger el territorio de riesgos ambientales. Y mantener a largo plazo la vida de la vía interoceanica

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