Por Alberto Velásquez Morales
Periodista
Durante las presentes semanas, se estarán realizando las campañas políticas para promover y escoger a través del voto directo a los dignatarios del gobierno que regirá los destinos del país en el quinquenio 2019-2024.
Se trata de una amalgama de campañas compuesta de una serie de elementos. Por primera vez, se utilizan en propaganda política, pero bajo el régimen de un Tribunal Electoral que ha experimentado un preocupante descenso en su nivel de credibilidad, especialmente por sus interpretaciones acomodaticias a las presiones de ciertos sectores influyentes en la vida de este país.
Los magistrados del Tribunal Electoral han intentado racionalizar el tiempo y el financiamiento de las campañas políticas que anteriormente desgastaban y mantenían en vilo la opinión pública, afectando el desarrollo normal de las actividades administrativas y productivas del país. Esa medida ha sido considerada, aunque muy sui generis, algo acertada. No obstante, para mayor efectividad hay que afinar ciertos detalles técnicos.
De hecho, hay antecedentes recientes en los que el Tribunal ha fallado estrepitosamente a través de sus personeros, al indefinir el interminable tema de la residencia y domicilio del reo más conocido en la cárcel El Renacer (Gamboa), en las riberas del Canal de Panamá, bajo jurisdicción panameña desde 1999.
Es vergonzoso que, en este tema, el Tribunal no tenga una clara definición, o indiscutiblemente por razones de interés político carezca de una “decisión con pantalones”. Es inconcebible que un gobierno extranjero se haya pronunciado sobre este concepto, invadiendo atribuciones de esa instancia que no le competen.
¿El silencio sumiso del Tribunal significa que sus miembros se consideran todavía mentalmente colonizados? ¿Hasta dónde se puede permitir, como ocurrió en una ocasión anterior, que durante una fiesta en una embajada extranjera se decida quién será el candidato que más se apegaba a los intereses colonialistas?
El proceso electoral continuará, con mucha energía acumulada tras la finalización del período de veda de la propaganda de las diversas candidaturas. Para quienes observamos su desarrollo con preocupación, considerando su importancia y trascendencia, al Tribunal Electoral no hay que dejarlo solo en esos menesteres, ya que es necesario que responda veladamente a favor de quienes le deben nombramiento.
En las elecciones generales del 5 de mayo, “pelen el ojo” al Tribunal Electoral.