Por Antonio Saldaña
Abogado y analista político
Los dos partidos electorales tradicionales con mayor prosélitos y clientela política en Panamá, fueron a su vez, los que sufrieron las más humillantes y estrepitosas derrotas electorales en los comicios del 5 de mayo de 2024.
En cualquier democracia liberal del mundo, los directivos de dichos partidos políticos derrotados electoralmente, pasadas las elecciones, hubiesen dimitido inmediatamente.
Pero, en Panamá, las prácticas anti democráticas y clientelares hacen que los falsos líderes ”cupularios” se aferren al poder y acudan a cualquier argucia politiquera, con tal de mantenerse a la cabeza de los colectivos políticos ”declinantes”. Es la historia de las entelequias políticas: Partido Revolucionario Democrático (PRD) y Partido Panameñista (PPA).
En el otrora partido de Omar, sencillamente, el gamonal y lumpen diputado Benicio Robinson se ha atrincherado en la Presidencia del PRD y junto a otros 4 directivos, entre estos, al impresentable diputado Raúl Pineda, mediante prácticas clientelares pretenden dizque renovar los otros cinco cargos del Consejo Ejecutivo Nacional (CEN) en acefalía, a través de la convocatoria de la reunión extraordinaria del Directorio Nacional de 300 miembros, en su mayoría clientela política emplanillada en el Estado por via e influencia del morrongo del Caribe, incluso en el gobierno del ”dictador”.
Es decir, los candidatos a los puestos del Consejo Ejecutivo Nacional (CEN) en disputa, que obviamente resultarán victoriosos, son caciques de pueblo de ”oscuro pasado” y de impresentable presente, y ”garulilla” política del presidente del ”declinante” PRD.
En el colectivo del desaparecido ”Sáhila de Arco Iris”, se disputan la presidencia dos ”figuras de fachada”: Raúl Piad, por doña Mireya, y Jorge Herrera (actual presidente de la Asamblea Nacional de Diputados) y ”cuadro político” del ex presidente de la República Juan Carlos Varela. Ambos, Moscoso y Varela, expresidentes, fueron una verdadera ”pesadilla” para el pueblo panameño, en la ocasión en que ejercieron el poder político de la República.
En síntesis, no hay tal renovación política y menos cambio generacional, sino el ”atrincheramiento” político del ”gato” de Bocas del Toro, y el encumbramiento de otro lumpen diputado, Jorge Herrera (protegido del ”clan” de los Varelas, los dos, viejos caudillos políticos, que nada edificante para el país, presentan en su hoja de vida política.
¡Así de sencilla es la cosa!