No a la reelección: la indignación del gatopardismo

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Ramiro Guerra, Abogado

No a la reelección: la indignación del gatopardismo

No a la reelección ayudará tal vez para enviar mensajes de ética y honradez en el obrar, pero ojo a la salida del gatopardismo; es decir eventualmente pudiéramos tener más de lo mismo.

Por Ramiro Guerra.
Abogado
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El movimiento de los indignados, llegó a nuestras playas, no como una mercancía que se importa, sino por el malestar interno nacional de tanta corrupción y falta de trasparencia a nivel de la institucionalidad político jurídico, sobre todo en la justicia y el tutelar de la investigación penal.

El «no a la reelección” ha prendido rápidamente en la conciencia ciudadana y más en los sectores medios de la sociedad, de influencia importante en otros sectores de la sociedad. El llamado tiene poder al punto que políticos y políticas han pegado el grito de que se trata de un llamado que viola las leyes.

Además de que no es cierto, el fenómeno que se ha hecho más contundente y en el fondo este llamado trae consigo de manera sublimal, exhortar a los ciudadanos acudir a las urnas.

La indignación que traduce una forma de protesta legitima. Ahora bien, resolverá el problema de fondo de una democracia con déficits, de un Estado de derecho mediatizado por la corrupción,  agravada por la vigencia de una Constitución, que ha dejado de ser el fundamento de un Estado y, su funcionamiento coherente predispone relaciones de convivencia perversas y prevendísticas.

Al margen de la legitimidad de esta manera de externalizar una preocupación y malestar, es evidente que este tipo de manifestación surge allí donde se da la ausencia de liderazgo, agravado por la falta igual de un programa de enfoque nacional con objetivos claros y coherentes, que lleven al barco de la nación a un puerto seguro.

El movimiento de la indignación, -no reelección» en nuestro país, es inmediatista y no apunta hacia la solución de fondo de los panameños. El síndrome de la corrupción es más profundo y grave que el problema si escogemos caras nuevas para ocupar cargos públicos.

No a la reelección ayudará tal vez para enviar mensajes de ética y honradez en el obrar, pero ojo a la salida del gatopardismo; es decir eventualmente pudiéramos tener más de lo mismo.

Aun así vale la pena el intento de mediatizar el prevendalismo mediático que esta fuera de control. No olvidemos que la corrupción está enraizada históricamente en los factores de poder económico y político.

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