La panameñización del Canal

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Sede de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).

La panameñización del Canal

Por Franklin Castrellón
(Artículo publicado 7 de septiembre de 2011 en el diario La Prensa)

Tras la firma de los Tratados Torrijos–Carter, cuyo aniversario 34 se celebra hoy, 7 de septiembre, el subadministrador de la Comisión del Canal de Panamá, Fernando Manfredo, apuntó (con la autoridad de quien participó en el proceso negociador), que los pactos completaban un período de lucha, pero inauguraban otro. Manfredo sabía que habría obstáculos para su implementación, tanto en la comunidad zonian como entre los políticos conservadores en Estados Unidos.

Como diría después Fernando Cardoze Fábrega, directivo de la Comisión del Canal y, después, de la Autoridad del Canal, en la obra Historias canaleras, Doce testimonios de la transición, editada por la Dra. Ana Elena Porras, la implementación tendría cuatro pilares: la panameñización del recurso humano, la modernización de la planta física, la creación de una base jurídica para la transferencia y los cambios en la estructura jurídica de la Comisión del Canal para adaptarla a la transición.

Por haber sido testigo y protagonista, y considerar que la panameñización del Canal puso de manifiesto el patriotismo de quienes participaron en la transición, relataré algunos de los aspectos más relevantes de este exitoso proceso. Durante los primeros años, el triunfalismo llevó al Gobierno a abandonar a su suerte al representante de Panamá en la administración del Canal, al punto que la inquietud de Manfredo inspiró al periodista Luis Restrepo Rosas a publicar la columna Manfredo está solo, en la que denunciaba que había sido abandonado por el Gobierno en su lucha por la correcta implementación del tratado.

La raíz del problema estaba en que los zonians consideraban la Zona del Canal un enclave de Estados Unidos y no estaban dispuestos a someterse a los designios del tratado del Canal de 1977. Ya lo habían demostrado durante las negociaciones cuando el attaché político de la Embajada de Estados Unidos, John Blacken, convocó a la comunidad zoneíta a una concentración en el estadio de Balboa en la que su solicitud de apoyo al nuevo tratado fue interrumpida con abucheos. Incluso, en el período de preguntas, un zonian osó decirle que su camisa, de otro color, lucía rosada, insinuando que era procomunista. Fue así como el mandato del tratado de impulsar “una creciente participación de ciudadanos panameños en todos los niveles y esferas de empleo” (Art. III, párrafo ocho) recibió la férrea oposición de muchos zonians que controlaban cargos ejecutivos. Alegaban, contra todas las evidencias, que los panameños no estábamos capacitados para asumir cargos ejecutivos ni en áreas operativas críticas. La columna de Restrepo Rosas tuvo sus efectos, y el entonces jefe del gobierno, Omar Torrijos, instruyó a los representantes panameños en la junta directiva a que respaldaran los esfuerzos de Manfredo.

Contra viento y marea, en la primera fase de ejecución del tratado se lograron avances importantes en la panameñización del Canal al nivel ejecutivo Los casos más relevantes fueron las designaciones de Luis Noli y George Mercier como los primeros panameños en ocupar los cargos de directores de relaciones públicas y personal. Antes, Numan Vásquez, René Van Hoorde y Carlos Alvarado habían sido designados subdirectores de ingeniería y construcción, servicios generales y marina, respectivamente.

En el área técnica, la panameñización del Canal sufrió un notable avance con la designación de Ricardo Varela como jefe de la Oficina para el Desarrollo de Recursos Humanos, quien impulsó los programas de capacitación de artesanos y técnicos panameños. Y con el apoyo de Orlando Allard diseñó un agresivo programa de formación de capitanes y prácticos; hoy estas posiciones, antes vedadas a panameños, son ocupadas casi en su totalidad por nacionales.

Pero los años de la crisis bajo la dictadura de Manuel A. Noriega marcarían un retroceso, agravado por la designación de Robert Page como presidente de la junta directiva. Ya el antecesor de este, William Gianelli, había logrado neutralizar los esfuerzos del administrador Denis McAuliffe y de Manfredo, desviando parte del poder administrativo a la oficina del secretario en Washington, Michael Rhode. Basado en la Ley 96–70 de ejecución del tratado, Gianelli sostenía que las decisiones sobre el Canal debía tomarlas unilateralmente EU.

En medio de la crisis política de la década de 1980, ejecutivos zonians se las ingeniaron para producir un informe de “inteligencia” que acusaba a los ejecutivos panameños Mercier, Félix Filós, Edsel Wong, Carlos Alvarado (subdirector de marina) y Carlos Williams, de conspirar para hostigarlos y forzarlos a que dejasen sus cargos para ser ocupados por panameños. Aunque el más frontal en la lucha era Wong, la presión se centró en Mercier, por ser el de más alto rango, pero –afortunadamente– la situación no pasó a mayores.

Tras la invasión, McAuliffe regresó a Estados Unidos indignado porque no fue informado de la acción armada, y Manfredo asumió como administrador encargado hasta septiembre de 1990. El 20 de septiembre de ese año asumió como administrador de la Comisión del Canal Gilberto Guardia Fábrega, y se iniciaría la etapa decisiva de la panameñización del Canal.

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