La lucha en Panamá continúa, en defensa de humedales

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Ecología

La lucha en Panamá continúa, en defensa de humedales

Por Ricardo Vega

En la Cumbre ambiental (COP 21), realizada en diciembre de 2015, en París, Francia, asistieron representantes de las partes de 195 países. Desde el podio del cónclave, el presidente panameño, Juan Carlos Varela, hizo una declaración al mundo, en el sentido de que es necesario emprender un esfuerzo internacional para el desarrollo de una red a favor del manejo forestal sostenible.

Con esa declaración, el gobierno de Panamá asumió el compromiso de luchar contra la deforestación y aplicar un mejor manejo a los humedales, en respuesta al calentamiento global. Lo contradictorio del discurso, es que los humedales en este país son blanco de empresas depredadoras y agentes de negocios que conspiran contra la seguridad de comunidades enteras.

El pronunciamiento oficial recibió elogios, pero ahora ha llegado el momento de que las autoridades y el mundo entero escuchen el clamor de más de 300 familias afectadas por la destrucción de una importante área de humedales en la Bahía de Panamá, que es promovida por grupos del sector inmobiliario, comercial y logístico.

La otrora cortina y alfombra natural, formada por manglares, ha desapareciendo con la complacencia de distintos gobiernos de turno. El llamado desarrollo industrial, comercial y urbanístico en este punto del distrito capital es, al mismo tiempo, una bomba de tiempo a punto de estallar, con consecuencias impredecibles.

Organizaciones sociales en pie de lucha en la comunidad de Juan Díaz, demandan el cese inmediato de proyectos cuyo impacto compromete el futuro de más de 750 hectáreas. Esa destrucción irracional afecta a las poblaciones de Tocumen, 24 de Diciembre y Pacora, colindantes con las zonas de humedales.

La pérdida de los ecosistemas y la construcción a desnivel de infraestructuras son la causa directa de las inundaciones en antiguas barriadas. Los urbanistas coinciden en que la pérdida de manglares acentuará el efecto de las inundaciones en los próximos años. Sin embargo, la comunidad de Juan Díaz se resiste a aceptar como bueno ese criminal atentado al ambiente y a la vida.

El sistemático expolio de la naturaleza en zonas costeras, contradice la decisión de la Corte Suprema de Justicia, del 23 de diciembre de 2013, en la que exhorto a las autoridades a fortalecer la protección de los humedales del país, como un bien de interés público.

Como describió ecologista Erick Simpson Estrada, “los humedales son considerados como uno de los ecosistemas más productivos del orbe por servir de recarga de acuíferos”. Añadió que “amortiguan las inundaciones, proveen un hábitat de guardería para diversas especies animales y vegetales (sin humedales muchos recursos pesqueros se extinguirían), y sustentan a innumerables especies de aves (muchas aves migratorias dependen de los humedales), mamíferos, peces, anfibios, reptiles, e invertebrados”.

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