Jornada sobre el Canal de Panamá

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Jornada sobre el Canal de Panamá

El presidente Martín Torrijos, quien dirigió los destinos de Panamá de 2004 a 2009, exhortó a los sectores sociales y políticos a abordar el futuro del Canal de Panamá. En el contexto de ese llamado, pronunció un discurso en la sede de la Fundación Omar Torrijos, donde resaltó la importancia de un debate nacional que privilegie los asuntos canaleros con una vía acuática ampliada.

A continuación, presentamos a los lectores el texto del discurso del ex mandatario y dirigente político.

En vísperas de la inauguración de la ampliación del Canal de Panamá, la Junta Directiva de la Fundación Omar Torrijos consideró prudente el desarrollo de esta Jornada de reflexión sobre el Canal y sobre la Autoridad del Canal de Panamá.

Como es sabido, producto de una larga lucha de varias generaciones, Panamá recibió el Canal como resultado de los Tratados Torrijos-Carter, el 31 de diciembre de 1999.

Entre el año 2000 y el 2005 se realizaron una serie de investigaciones que fueron validando la necesidad de concretar un proyecto de ampliación del Canal, a fin de mantenernos competitivos en un mundo cada vez más globalizado.

Es así como el 22 de abril de 2006, fue presentada la propuesta de ampliación del Canal al pueblo panameño, quien sólo 6 meses después, el 22 de octubre, convocado un referéndum por nuestro gobierno, votó mayoritariamente a favor del proyecto de ampliación del Canal.

En septiembre de 2007, con la presencia del Presidente James Carter, dimos inicio a las obras de ampliación por parte de la ACP y casi dos años después, en julio de 2009, al consorcio Grupo Unidos por el Canal (GUPC) le fueron adjudicadas las obras para construir las esclusas y culminar el proyecto.

Han transcurrido más de 10 años desde que se terminaron los estudios del proyecto. Y muchas de las variables utilizadas para los estudios de viabilidad del mismo han cambiado. En medio de las obras de la construcción surgieron retrasos de todo tipo y se desarrolla una tensa relación entre Panamá y GUPC. Por supuesto, llegaron los reclamos de aumentos exagerados de los costos por parte del Consorcio, acompañados de una intensa guerra mediática que preocupó al mundo naviero y al país en general.

El retraso en el tiempo de ejecución de la obra trastocó el flujo de recursos que debieron ingresar al Tesoro Nacional desde el 2014, año en que debió culminar la obra. Esta realidad la debe conocer el pueblo panameño, el único y verdadero dueño del Canal de Panamá, ya que fue él y solo él, el artífice principal de su reversión.

Esa es la razón de esta Jornada.

Para ello, hemos invitado hoy a dos distinguidos profesionales: Guillermo Chapman, quien desde la Junta Directiva, y Rodolfo Sabonge, quien desde varios cargos ejecutivos de la ACP conocieron en detalle el proceso de formulación, evaluación y desarrollo de la obra más importante en la historia de nuestro país. A ustedes dos, nuestro más profundo agradecimiento.

De igual manera, el doctor Adolfo Ahumada, disertará pasado mañana jueves, sobre la evolución de la Autoridad del Canal de Panamá en sus 16 años de vida orgánica, desde la perspectiva de un panameño ilustre que formó parte del equipo negociador de los Tratados Torrijos-Carter y de la Junta Directiva de la ACP.

Los tres participaron, junto a otros panameños, en las tareas estratégicas vinculadas a la ampliación del Canal y son conocedores de las fortalezas y debilidades de la ACP.

La Fundación Omar Torrijos, que presido, le sometió al país la propuesta para que una de las dos esclusas del Canal ampliado llevara el nombre de Torrijos-Carter, en honor a esos dos dirigentes que firmaron los Tratados mediante los cuales revirtió el Canal a Panamá y bajo soberanía exclusivamente panameña ha sido posible su ampliación. Más de 15 mil panameños se sumaron a la iniciativa y la otra semana se la presentaremos a la Administración del Canal.
¿Algunas personas me han preguntado por qué lo hicimos?

Les respondo así: Estamos a escasos días de lo que será el acontecimiento más importante de la primera mitad de este siglo: el inicio del funcionamiento del Canal de Panamá ampliado.

Lejos de unificarnos por la culminación de una historia llena de lucha, sacrificios, orgullo y honor, nos encontramos con esta inauguración como si se tratara sólo de una magnífica obra de infraestructura, producto de cálculos de ingenieros y no de la lucha de un pueblo y del sacrificio de sus mártires.

En el mes de junio se inaugura una obra que algunos miden en toneladas de concreto y hierro, y no en el sentimiento que genera el valor y la hidalguía de una nación luchadora, compuesta por hombres y mujeres que supieron defender con coraje nuestra soberanía y nuestro derecho a ser independientes.

Esta obra ha sido excavada en la misma tierra en la que hemos enterrado a nuestros muertos y ha sido levantada sobre el coraje de todos aquellos panameños que a lo largo del siglo XX dieron muestras de rebeldía ante la opresión, realizaron acciones valientes y algunos dieron su sangre para evitar ser una estrella más de la bandera de los Estados Unidos.

Algunos parecen pensar y promover que el futuro que se abre en el presente a nuestro país se lo debemos enteramente a la moderna tecnología, a la suerte o a los que les tocó la casualidad de estar en el lugar apropiado y en el momento histórico justo. En ello hay egoísmo, mucho del simplismo de creer que al futuro se puede llegar sin que sea consecuencia del pasado.

No vivo del recuerdo, pero tampoco me falla la memoria. No acepto que escojan selectivamente, por capricho o conveniencia, cuales hechos son los que consideran los momentos estelares de nuestra historia patria.

Me mueve el sentimiento de quienes palpamos que, año tras año y de manera sistemática, se pretende desconocer que la lucha por nuestra libertad innegablemente ha sido y es la lucha por nuestro futuro.

A quienes hoy dirigen esa campaña encaminada a desconocer que como nación nacimos hipotecados a perpetuidad, los llamo a la reflexión para que logren entender y reconocer que, sin mezquindades y erguidos, hoy podemos mirar al futuro con optimismo. Es por eso que debemos dar una mirada al pasado y a quienes lucharon y construyeron los cimientos de lo que somos.

Durante el referéndum que aprobó por mayoría la construcción de esta ampliación, los panameños repetimos mil veces que el Canal es de todos. Hay quienes no oyeron ni entendieron que fue una decisión soberana de todo un pueblo que votó por invertir en este proyecto, que tuvo confianza en que sus heroicas historias del pasado le aseguraban un buen resultado.

Ni el egoísmo, ni los resabios del pasado deben mantener el Canal aislado de los panameños. Sería un error imperdonable, sería limitar nuestro potencial. Sería desconocer que la lucha generacional y su desprendimiento fueron capaces de unificarnos para que con dignidad, de forma pacífica y civilizada, a través de los Tratados Torrijos Carter, resolviéramos para siempre la condición colonial de nuestra patria y recuperáramos el Canal de Panamá.

Este hecho trascendental nos obliga a valorar en toda su dimensión la unión, el puente histórico, entre el sacrificio patriótico de nuestro pasado con el brillante porvenir de nuestro futuro.

El Canal es de todos. De todos los que lucharon por la independencia y soberanía de Panamá y de todos los que lo construyen y habitan hoy día.

¡Muchas Gracias y bienvenidos a la casa de Omar!

Canal de Panamá entre retos.
Canal de Panamá entre retos.

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