Por David Carrasco
Director de Bayano digital
Jóvenes universitarios y representantes de la Federación de Rusia en Panamá recordaron hoy la figura egregia del escritor ruso Fiódor Dostoyevski, cuyas obras de gran contenido humano han sido traducidas a más de 170 lenguas en todo el mundo.
En un acto cultural realizado en la Biblioteca Interamericana Simón Bolívar, de la Universidad de Panamá, la profesora Irina Nemtchénok de Ardila destacó que Dostoyevski, nacido el 11 de noviembre de 1821 en San Petesburgo, es, sin duda, uno de los más grandes escritores quien se anticipó en el estudio de la conciencia y la compasión.
Nemtchénok de Ardila, primera catedrática de origen ruso en asumir el cargo de Académica Numeraria de la Academia Panameña de la Lengua, sostuvo en una conferencia magistral que “hace poco, se han cumplido 200 años del nacimiento de Dostoyevski, y su nombre y su obra literaria permanecen vivas, y con el paso de los años su memoria se agiganta en la historia de la cultura universal”.
La conferencista recordó que, en tiempos de la Rusia zarista, el eximio escritor redactaba sus textos ”bajo constante tensión”. Reseñó que a lo largo de la agitada e intensa vida fue influido por célebres figuras como Aleksandr Pushkin, Nikolái Gógol, San Agustín, Walter Scott, Honoré de Balzac, Miguel de Cervantes y Immanuel Kant.
Al respecto, la docente mencionó algunas de las geniales obras más leídas: Pobres Gentes (1846), Crimen y castigo (1866), El jugador (1866), El idiota (1869), Los demonios (1872) y Los hermanos Karamázov (1880), que son estudiadas en academias en todo el orbe y representan un tributo a la exploración de las angustias de los seres humanos.

El tercer secretario de la Embajada de la Federación de Rusia, Artemy Nosach, manifestó que el legado de Dostoyevski dejó una “profunda huella” en la cultura occidental, en especial en el mundo hispanohablante, que admira al escritor, pensador, filósofo y publicista ruso, ”cuyas obras exploraron la psicología humana en el complejo contexto político, social y espiritual de la sociedad rusa del siglo XIX”.
Ante un auditorio repleto de docentes y estudiantes universitarios, Nosach planteó que pese a las dificultades políticas que enfrentó, Dostoyevski se convirtió en el creador de obras magníficas de impacto mundial y ”subió los estudios de la conciencia humana a otro más alto nivel”.
Afirmó que el literato ruso” capturó la profundidad de nuestras almas, sacando a la luz emociones y sentimientos, en momentos tanto oscuros como felices”. Asimismo, opinó que su colección de obras ha servido para crear puentes culturales entre Rusia y los países de Latinoamérica.
En 1879, el Congreso Literario Internacional de Londres le le otorgó a Dostoyevski el título de miembro honorífico. La UNESCO reconoció que el escritor —gran admirador de Miguel de Cervantes Saavedra y su obra El Quijote— como uno de los autores más leídos del planeta, cuya huella literaria es imborrable e imperecedera.
En la actualidad, la Biblioteca Interamericana Simón Bolívar acoge una exposición gráfica que conmemora el bicentenario del natalicio de Dostoyevski.
