(Redacción de Bayano digital)
La destitución del presidente del Perú, Martín Vizcarra, en medio de grave escándalo de corrupción, complica el camino a Joe Biden, quien espera asumir la Presidencia de Estados Unidos tras ser declarado vencedor en los comicios del 3 de noviembre.
El Congreso de Perú destituyó a Vizcarra, líder del desprestigiado «Grupo de Lima», al que pertenece Panamá, tras someterlo a un juicio político bajo la acusación de «incapacidad moral»
El removido mandatario peruano no consiguió salir bien librado del segundo pedido de vacancia en su contra, luego de que el Congreso sustento el emplazamiento por la apropiación indebida del patrimonio del Estado.
A diversos analistas, llamó la atención el silencio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien hace un año había declarado todo su apoyo a Vizcarra, en los intentos de aislar y presionar al gobierno de Venezuela.
De hecho, el «Grupo de Lima», intensificó sus embestidas al gobierno de Caracas, mientras se ejecutaba un plan de ataques desde el exterior contra instalaciones vitales en Venezuela. Sin embargo, los intentos de intervención armada fueron frustrados por el ejército venezolano y los organismos de Seguridad desplegados en ese país.
Con la salida del poder de Vizcarra, en el Perú, el «Grupo de Lima», apoyado por Estados Unidos, queda en una especie de limbo, algo que parece calculado por la administración Trump, dedicada a sembrar el camino de obstáculos a Biden, previo a su llegada a la Casa Blanca.
El relevo presidencial en Perú lo asume el presidente del Parlamento, Manuel Merino, quien deberá hacerse cargo del gobierno hasta completar el mandato actual, que culmina el 28 de julio de 2021. Ese paso deja sin soporte alguno al bloque regional contra Venezuela, mientras el presidente venezolano, Nicolás Maduro, propone un diálogo respetuoso con Joe Biden.
La salida de Vizcarra del palacio presidencial deja un sabor a derrota política, similar a la que enfrentó el ex presidente Alberto Fujimori, quien terminó en la cárcel luego de una condena judicial por peculado doloso cometido durante su gobierno, de 1990 al 2000.
En ese sentido, el futuro del «Grupo de Lima» parece incierto. El contexto hemisférico parece haber sido alterado y la aplicación de una política exterior fundamentada en el aislamiento y las sanciones directas de Washington son cada vez más complicadas.
