Por Darío Pignotti
Página 12 (desde Brasilia)
El bolsonarista gobernador de Río, Claudio Castro, declaró que el operativo más sangriento de la historia en las comunidades del norte carioca fue «un éxito”.
“Si son terroristas, fusílenlos!”
La orden de eliminar a decenas de hombres, mayoritariamente jóvenes, cuando ya habrían sido reducidos, en los morros de Rio de Janeiro, parece haber sido impartida desde lo alto del poder.
Los cuerpos de esas más de 60 víctimas fatales fueron encontrados por vecinos durante la madrugada de este miércoles en un área de floresta llamada Mata da Vacaria, un laberinto verde por donde los presuntos miembros del cártel Comando Vermelho intentaban darse a la fuga.
Uno de los encargados del traslado de los cadáveres hasta la zona urbanizada de las favelas del Complexo da Penha, fue Raul Santiago. “ En 36 años de favela , pasando por varias matanzas, nunca ví nada parecido a lo que estoy viendo hoy. Brutal. Esto es algo nuevo”.
Ejecutados
Según moradores que hablaron sin dar sus nombres al diario O Globo, algunos cuerpos tenían perforaciones de bala en la nuca, varios estaban con las manos amarradas. Signos de que fueron eliminados sin presentar resistencia.
Cubiertos con mantas o lonas improvisadas , los cadáveres fueron depositados uno al lado del otro, en la Plaza San Lucas , de la favela Complexo da Penha. Allí también había muertos del Complexo do Alemão, donde están las otras comunidades atacadas por la Policía Militar. Junto a los cuerpos decenas de vecinos iban del desconsuelo a la indignación.
Las imágenes de ese velorio colectivo realizado en la mañana de este miércoles , se instaló en los canales de noticias locales, y después en los globales, que un día antes habían dedicado amplio espacio al Megaoperativo Contención, llevado a cabo por 2500 mil policías.
El número de muertos el martes fue sesenta y cuatro mientras que los fallecidos en una supuesta, aún no confirmada, ejecución sumaria, en las primeras horas del miércoles, ascendió a sesenta y ocho según la Auditoría Pública. Dando un total de ciento treinta y dos. Para el gobierno de Rio de Janeiro, gestionado por Claudio Castro, el número de muertos entre martes y miércoles llegó a ciento diecinueve.
Castro, marioneta al servicio de los intereses del ex presidente, Jair Bolsonaro, y su clan familiar, declaró que el operativo más sangriento de la historia en las comunidades del norte carioca fue «un éxito”, y sólo lamentaba la muerte de “cuatro” víctimas: los policías fallecidos en los tiroteos con el Comando Vermelho. Las expresiones del gobernador bolsonarista fueron repudiadas por organismos de derechos humanos y la bancada de diputados del PT, que lo indicó como uno de los culpables de la “masacre”.
Aunque no es la primera vez que ocurre una matanza en las comunidades sometidas a una persistente guerra del Estado contra la población humilde, predominantemente negra, los acontecimientos de estos últimos días tienen singularidades.
La ofensiva de la Policía Militar del miércoles, a cielo abierto, con vehículos blindados y helicópteros artillados, dejó el mayor número de fallecimientos de la historia de Rio.Los hechos de las primeras horas este miércoles elevaron aún más las cifras, haciendo que los dantescos martes 28 y miércoles 29 de octubre de 2025 superen a la masacre de la Prisión de Carandirú, ocurrida en 1992 en San Pablo, que era la mayor de la historia, con 111 muertos.
La historia de los presos desarmados siendo ametrallados en sus celdas por agentes paulistas, fue llevada al cine por el director argentino Héctor Babenco, en 2003.
El hecho fue un parteaguas: de la repulsa contra esa carniceria surgió el Primer Comando da la Capital (PCC), el principal cártel de drogas del país, que compite en poder de fuego y dinero con el Comando Vermelho, nacido en Rio.
Narcoterrorismo
Si Carandirú quedó en la historia por una serie de ineditismos, el Operativo Contención , contra las favelas donde viven cientos de miles de brasileños sin deudas con la justicia y unos pocos miembros del Comando Vermelho, también está marcada por singularidades.
Una de ellas es que este caso de violencia extrema en los morros coincide con el ápice del discurso bolsonarista sobre el combate al narcoterrorismo.
El ex presidente Jair Bolsonaro, se ha plegado de forma militante al recetario de Donald Trump y como parte de esa adhesión en mayo manifestó la necesidad de tipificar como narcoterroristas al Comando Vermelho y el PCC durante su encontró, con Ricardo Pita, un enviado del secretario de Estado , Marco Rubio.
Paralelamente el partido del ex capitán, impulsa en el Congreso reformas en la legislación partiendo del supuesto de que la represión a estas organizaciones requiere de la participación de las Fuerzas Armadas.
Pocos meses después de encontrarse con el enviado de Rubio, Bolsonaro fue apresado cautelarmente por sus habituales incitaciones desestabilizadores, antes de ser condenado, como lo fue en setiembre, a veintisiete años de prisión debido a su papel de líder del movimiento para derrocar al presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.
Impedido de hacer discursos y agitar a través de las redes sociales Bolsonaro confió esas tareas a Flavio, senador que supo construir poder a la sombre de su padre. Bien relacionado con la policía de Río y , todo indica, también con los grupos parapoliciales de ese estado, los “milicianos”, él es el jefe de la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara Alta.
Flavio estuvo junto a su padre en mayo, cuando desembarcó en Brasilia, el asesor del secretario Rubio, y semanas atrás viajó a Estados Unidos donde el clan hace lobby junto a la Casa Blanca y se codea con grupos de extrema derecha.
Desde esa posición de poder aplaudió la matanza de esta semana que costó la vida de unas ciento treinta personas (número que podría aumentar) , después de haber abogado por una intervención militar estadounidense en la Bahia de Guanabara.
Mensajes
Haber manifestado la semana pasada el deseo de tener a los marines merodeando las arenas de Copacabana, expresar admiración por los ataques contra embarcaciones en el Mar del Caribe, y respaldar a la militarización del combate a la delincuencia común, no fue fruto de la incontinencia verbal de Flavio.
Antes bien pudo ser un aviso de lo que ocurriría pocos días después en los morros cariocas. Los Bolsonaro son expertos en los mensajes cifrados y las intimidaciones.
Lula aterriza
En la noche del martes, cuando supuestamente habrían tenido lugar las primera ejecuciones en Rio, el presidente Lula aterrizó en Brasilia después de una semana en el sudeste asiático, donde se reunió con su colega Donald Trump. Que de declarado bolsonarista pasó a tratar con aparente desinterés a su correligionario detenido en Brasilia.
Su primer telefonema, al llegar al Palacio de Alvorada, fue dirigido al ministro de la Casa Civil, Rui Costa,para tratar la crisis en Río. El tema volvió a estar en el centro de las preocupaciones este miércoles durante la reunión de gabinete urgente donde se adoptaron las primeras medidas.Una de las decisiones fue instruir al Ministerio de Derechos Humanos para que respalde a los familiares de los asesinados en las favelas, mientras otros organismos federales acompañan la evolución de las investigaciones , incluyendo lo sucedido en la madrugada del miércoles.
Pero tal vez la decisión más importante fue negarse a firmar el envío de las Fuerzas Armadas a los morros cariocas, como lo planteó Flavio Bolsonaro, y lo sugirió su alfil, el gobernador Claudio Castro. De haberlo hecho , alimentaría la estrategia que alimenta el alineamiento al trumpismo en su estrategia hemisférica.




