A continuación, presentamos a nuestros lectores y seguidores en las redes sociales, el discurso pronunciado el 13 de noviembre en el Cementerio Amador, frente a la tumba del poeta y eximio periodista Gaspar Octavio Hernández, por el director de Bayano digital, David Carrasco, en conmemoración del Día del Periodista:
Apreciados colegas, distinguidos invitados:
Un día como hoy, hace 106 años, la mente de un gran patriota se apagó. Estaba sentado frente a su máquina de escribir, cuando cayó en forma súbita.
Es un gran honor poder referirme a este hombre formidable y preclaro, quien falleció a los 25 años de edad, mientras redactaba una nota para orientar a la nación istmeña que en los primeros años de la fundación de la república buscaba un destino libre y soberano.
No es una casualidad que coincidamos hoy en este panteón, donde rendimos homenaje póstumo al poeta y periodista Gaspar Octavio Hernández, defensor del arrabal santanero y de la juventud. Gaspar Octavio Hernández dejó un legado de compromiso y superación. Esas mismas cualidades le permitieron en su corta, pero fecunda existencia, asumir la Jefatura de Redacción del influyente diario La Estrella de Panamá, el segundo periódico más antiguo de América Latina.
El valiente periodista, mulato de nacimiento, se identificó con los humildes y marginados. En cuartos en las casas de inquilinato en los que no entra el sol, creció, trabajó y estudió sin descanso el mulato “de ojos negros de fatal negrura”, al que honramos hoy.
Pese a las privaciones, a la edad de 16 años, publicó en la revista Variedades su primer poema titulado Mármol Sagrado, que cautivó a los lectores.
En 1913, fundó el periódico Prensa Libre. Dos años después, publicó su libro Iconografías, que contenía cuentos y notas críticas. Meses más tarde, publicó el libro Melodías del pasado.
El bardo panameño Demetrio Korsi describió a Gaspar Octavio Hernández como “gran poeta negro, doloroso, exótico, sincero y desventurado”, quien desapareció a los 25 años de edad, a causa de una tuberculosis pulmonar.
Sin embargo, para los comunicadores que se inspiran en su ejemplo digno, es necesario resaltar la herencia intelectual a favor de una patria soberana y sin las imposiciones que ensanchan la brecha de la exclusión social en este país enclavado en la cintura geográfica de América.
Este merecido homenaje a la figura egregia de Gaspar Octavio Hernández ofrece la oportunidad de reflexionar sobre las difíciles condiciones que enfrenta el ejercicio del periodismo, en medio de la pérdida gradual de derechos colectivos y la imposición de los poderes fácticos que entorpecen el desarrollo del pensamiento crítico.
Está claro que los periodistas alejados de la organización sindical son cada vez más propensos a ser desplazados por las corporaciones mediáticas, que suelen prescindir de sus servicios sin causa justificada. El individualismo crea un engañoso espejismo que diluye el sentido de unidad y pertenencia de los profesionales y trabajadores de la pluma, especialmente en tiempos de crisis, intolerancia e ingobernabilidad.
Así como la mejor defensa del Canal de Panamá es su neutralidad, la unidad sindical representa la mayor fortaleza de los periodistas panameños. Ese sentido gregario y patriótico debería servir para aislar a los mercenarios de la pluma y propiciar un sentimiento de identidad y solidaridad, capaz de vencer la trivialidad y la inmoralidad.
Frente a la tumba de Gaspar Octavio Hernández, todos los que aspiramos a un ejercicio pleno de la profesión, debemos comprometernos al rechazo de toda forma de coacción y amenaza.
Nada debería extinguir el derecho a informar, promover la Cultura y la participación unitaria y democrática, que coadyuve al desarrollo de procesos dignos en materia de comunicación. En ese sentido, no se puede ser indiferentes a los desastres, a la brutal ejecución de mujeres, niños y periodistas en la franja de Gaza. El exterminio de la población palestina es un hecho inaceptable y no tiene cabida el silencio cómplice ante la barbarie.
Como periodistas solidarios que somos, rechazamos el bloqueo de potencias contra países y pueblos hermanos, que resisten las sanciones y los embargos económicos hostiles y perversos.
El respaldo sin reservas al periodista Julian Assange, por cuya liberación abogamos en este sindicato, es un recordatorio de que la unidad para reclamar justicia, es un mecanismo solidario válido y vigente, al que no se debe renunciar jamás.
En esta fecha, en la que se celebra el Día del Periodista, es ineludible exigir al gobierno nacional que respete las leyes que amparan la labor informativa, así como la creación de condiciones que dignifiquen el trabajo informativo y ayuden a derrotar la desinformación mediática, el acoso en el trabajo, el clientelismo y la cooptación sindical.
Es evidente que tras el inicio de la revolución digital, hay que prepararse para identificar las oportunidades y los riesgos derivados del uso masivo de la Inteligencia Artificial que domina los escenarios tecnológicos en el planeta.
En un mundo en crisis, es necesario fomentar el uso de las redes sociales para promover la Cultura, el desarrollo humano, la cooperación y la paz.
De la misma forma, hay que dar sentido a la palabra escrita y a los mensajes de audio, imagen y video sobre las luchas y anhelos del pueblo panameño, que aspira a obtener una vida decorosa, y al predominio de la seguridad social, amenazada por grupos privatizadores.
La noticia, el reportaje, la crónica y las primicias informativas deben reflejar nuestro propio esfuerzo para ganar un lugar preponderante en la historia y dedicar los más altos honores de la patria a los mártires de la liberación nacional que sembraron de banderas el camino al idolatrado Ancón.
¡Loor a Gaspar Octavio Hernández!
¡Loor al Sindicato de Periodistas de Panamá, en sus 75 años de existencia!
Muchas gracias