
Por Abdiel Rodríguez Reyes
Doctor en filosofía
Si estamos en el marco de un nuevo paradigma, sin duda ese paradigma estaría moldeado por la Inteligencia Artificial (IA), un campo de la informática que busca crear sistemas capaces de imitar la inteligencia humana.
La IA ha transformado la vida cotidiana. La gran pregunta es si la Inteligencia Artificial Generativa puede ser inteligente o resolver problemas nuevos, incluso si puede surgir un nuevo paradigma.
Independientemente de esa discusión, el impacto de la IA es innegable. Para la mayoría de las personas, esto no les es ajeno, a través de una extensión de nuestro cuerpo: el smartphone.
Con esa iniciativa tecnológica se trata de alimentar un consumismo desmedido e imponer patrones de conducta a través de las redes sociales. Como lo planteó Jeff Orlowski en su documental El dilema de las redes sociales de Netflix, “si no pagas por el producto, el producto eres tú”.
El capitalismo se sustenta a través del consumismo. Sobre los patrones de conducta se condicionan las formas de pensar. Con cambios de algoritmo la realidad se puede manipular. Ese es el punto crítico. En ese sentido, la inteligencia artificial es bastante eficiente, además se puede evaluar su alcance más allá de su eficiencia en el sentido antes expuesto.
En una reciente entrevista, Sam Altman hablaba de “futuros mejores”, a ¿qué se está refiriendo? Vamos todos acelerados, de Inteligencia Artificial, a la Generativa, a la Súper Inteligencia. De hecho, el físico teórico estadounidense Michio Kaku ya habla de “Supremacía Cuántica”.
Sin embargo, si la IA no está al servicio de las mejoras en las condiciones de vida de las personas que habitan el planeta, no tiene sentido encumbrarla, ya que podría ser tan sólo una mercancía más en el capitalismo digital.
Al respecto de la pregunta formulada, hay que tener en cuenta que la IA es una creación humana. No es que haya surgido de la nada. La Inteligencia Artificial Generativa y las tan usadas desarrolladas por OpenAI,como ChatGPT, ya van por la quinta generación. Son chats generativos pre entrenados y alguien los tiene que entrenar aún. Por el momento, no conocemos experiencias con autonomía total.
Otro aspecto importante, es que cada chat descrito se alimenta de su propio usuario. En otras palabras, su IA es su propio reflejo.
En el umbral de la humanidad, hay que preocuparse de nuestro propio devenir. Al estar pre entrenadas y al tener un lastre de la eficiencia en un sentido de manipulación, las Inteligencias Artificiales pueden jugar en contra si no se dispone de regulaciones éticas para garantizar un mejor funcionamiento a favor de la humanidad y del bienestar planetario.



