Wong Kong Yee, ni mártir ni héroe

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Antiguos migrantes chinos en Panamá. (Foto: La Estrella de Panamá).

Por Max Salabarría Patiño
Panamá América. Publicado el 9 de enero de 1999

Hace un par de meses, en el marco conmemorativo del aniversario noventa y cinco de la sucesión de Panamá de Colombia, algunos compatriotas dieron a conocer su “descubrimiento” de un hecho supuestamente desconocido u ocultado maliciosamente en los anales de la historia patria: la muerte casual e inopinada del chino Wong Kong Yee en la ciudad de Panamá el 3 de noviembre de 1903, en circunstancias que, según los aludidos y con pobre capacidad de discernimiento, le otorgan a éste prestancia de “mártir y héroe de nuestra Independencia”.

Ocurrió que los referidos compatriotas ‒como tantos otros panameños, lectores ávidos de obras publicadas en inglés sobre los más diversos temas, pero poco interesados en leer a los autores nacionales‒ vinieron a enterarse del suceso arriba mencionado, por una reseña que aparece en el libro The United States and the republic of Panama, impreso en Durham, Carolina del Norte, en 1937, del estadounidense William D. McCain. (Hay una versión española publicada en 1970 por Arco Press & The New York Times, Nueva York). La reseña es del tenor siguiente, palabras más, palabras menos: “La noche del 3 de noviembre de 1903, el cañonero colombiano Bogotá disparó un par de cañonazos hacia la ciudad de Panamá. Un apacible y cándido ciudadano chino de nombre Wong Kong Yee fue la única víctima en la guerra de la independencia de Panamá… una bala de cañón truncó su vida mientras cenaba tranquilamente en su hogar, convirtiéndose en el único mártir de la independencia del Istmo. Los otros protagonistas de aquel evento memorable tienen un monumento y sus elogios. Sin embargo, Wong Kong Yee regresó al polvo de la tierra en una tumba anónima y sin ser recordado en los anales de los héroes de Panamá”.
Quienes con el distorsionado escrito de McCain tuvieron primeras nuevas de las circunstancias en que murió Wong Kong Yee, desconocen que hace sesenta y siete (67) años, dos panameños incluyeron en sus narraciones históricas el detalle de los hechos que enmarcaron su deceso : Ismael Ortega B., en La Jornada del 3 de noviembre de 1903 y sus Antecedentes, Panamá, 1931, pág. 154, Guillermo Andreve, en Mi actuación en el Movimiento Separatista del 3 de noviembre de 1903, La Habana, 1931; reproducido en Lotería No. 282-283 -284, año 1979, pág. 46. Oscar Terán lo anotó en Del Tratado Herrán-Hay al tratado Hay-Bunau Varilla, Panamá, 1936; 2a. edic., Bogotá, 1976, pág. 346. Los dos primeros lo hicieron antes que McCain, y los tres, antes que Gerstle Mack, The Land Divided, N.Y., 1944, pág. 442 de la versión española publicada en Panamá, y que David McCullough, The Path Between the Seas, N.Y., 1977, pág. 370.

Las limitaciones de espacio me impiden hacer acopio aquí de las citas indicadas, en las cuales los autores no concuerdan en detalles tales como el número de balas lanzadas por el cañonero colombiano, el sitio donde se encontraba el chino y lo que éste hacía en el momento de su muerte. Según unos, dormía, según otros, cenaba, y al decir de otros más, cruzaba la calle de Salsipuedes. No obstante, puede deducirse razonablemente de todas las versiones que el pobre tendero chino era totalmente ajeno al movimiento separatista.

Ortega es quien más abunda en detalles: Eran pasadas las 6 de la tarde. Fueron seis los cañonazos del Bogotá contra la ciudad. La primera bala del cañonero mató al chino. De las otras balas, una cayó en la casa de Ignacio Molino, en calle 1a., destruyéndole el techo y varias vigas; otra mató en calle 12 Oeste un caballo de paso, de Enrique Linares. Los tres últimos disparos fueron hechos al vacío. El capitán Raúl A. Chevallier contestó al fuego dos veces, desde Las Bóvedas, sin dar en el blanco. El bombardeo produjo desconcierto en la Playa de la Catedral. Octavio Preciado, panameño de 25 años de edad, cayó sin vida, víctima de afección cardíaca, cuando corría en busca de refugio.

Ahora bien, está visto que en Panamá jamás hubo esa “guerra de independencia”, de la cual habla McCain, y que Wong no tuvo participación en el movimiento separatista de 1903. Asimismo, mártir es el que muere o sufre por abrazar una causa, o por sus creencias o convicciones, y no fue por esos motivos que murió el referido hijo del Celeste Imperio. Por otra parte, héroe es el que realiza una hazaña, y no hubo ninguna en su muerte.

Seamos sensatos. La sensatez no permite ver heroicidad y martirio en un caso fortuito. No se confunda héroe y mártir con víctima.

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