Viruela, ¿un suculento negocio? Algo se mueve en el sector farmacéutico alrededor de la enfermedad

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La palabra Monkeypox (viruela del mono) en una pantalla junto al logo de la OMS (FOTO: DPA VÍA EUROPA PRESS).

Por JORGE ALCALDE
La Razón

Acciones en bolsa, fusiones de empresas, contratos millonarios. Los casos de viruela del mono han desatado la locura alrededor de una enfermedad erradicada el siglo pasado.

La viruela es una enfermedad erradicada, un nombre que las generaciones más jóvenes apenas conocen, una palabra que nos remonta a tiempos pretéritos, a días de infancia de los que las últimas cohortes de niños vacunados tenemos un difuso recuerdo.

Pero la viruela vuelve a ser motivo de actualidad, enfermedad de interés público y quizás objeto de un suculento negocio.

Hace menos de un mes, antes de que nuevos casos de una extraña infección empezaran a aparecer en la prensa, la consultora ReportLinker publicaba un exhaustivo estudio sobre el mercado de los tratamientos farmacológicos contra la viruela. ¿Un estudio de mercado de un producto contra una enfermedad erradicada? El resultado es sorprendente.

Según ReportLinker, entre 2022 y 2026 se espera un crecimiento del 76 por 100 del volumen de negocio en la fabricación de vacunas y terapias contra este mal, que movería 66 millones más de dólares que en los cuatro años anteriores. De hecho, en los últimos meses, sobre todo después de la invasión de Ucrania, los movimientos empresariales en el sector farmacéutico alrededor de la viruela han sido espectaculares.

En la actualidad, existen diez grandes empresas que se dedican a la fabricación y comercialización de tratamientos o vacunas contra la viruela humana (no contra la del mono). En todas se aprecia un inusitado ruido de fondo desde hace un tiempo. Por ejemplo, la única vacuna aprobada por Estados Unidos para prevenir la viruela (ACAM2000) pasó de manos de Sanofi a la compañía Emergent BioSolutions en un contrato de 125 millones de dólares. En el acuerdo se incluía que parte de la producción del preparado fuera trasladada de Austria a una fábrica de Estados Unidos.

En diciembre de 2021, la empresa SIGA con sede en Nueva York emitió un comunicado anunciando las buenas perspectivas de su división de medicamentos contra la viruela. “Tenemos asegurado el crecimiento de nuestra producción”, comentaban. La nota reconocía la extrañeza de que una empresa del siglo XXI invirtiera en una enfermedad erradicada en el siglo XX. “Hemos decidido fabricar vacunas contra la viruela no porque la enfermedad sea ahora una realidad, sino porque un grupo de gobiernos muy selectos nos han manifestado su intención de aumentar las existencias de fármaco en su territorio ante el temor de futuros brotes naturales o provocados por un ataque bioterrorista”. Hay que recordar que, en la actualidad, sólo existen dos lugares en el mundo donde se conservan restos del virus de la viruela en condiciones de extrema seguridad como reserva por si fuera necesario investigar en futuras vacunas. Uno es el Centro de Prevención de Enfermedades de Atlanta en Estados Unidos. El otro, el Centro de Investigación Virológica y Biotecnológica de Koltsovo, en Rusia. Precisamente, el miedo a un posible uso terrorista o bélico de este virus (más aún tras la crisis en Ucrania) ha elevado el deseo de algunos países por adquirir una buena posición en el mercado de la vacuna.

En Europa, la empresa mejor situada el respecto es Bavarian Nordic, una compañía danesa que ahora está en la cresta de ola. El valor de sus acciones en bolsa subió un 26 por 100 tras el anuncio de los primeros brotes de viruela del mono en el continente. Esta misma semana Bavarian anunció la firma de un preacuerdo con “un país europeo indeterminado” para la venta preferencial de Imvanex, su vacuna antivariólica humana. Todo parece indicar que ese país es Alemania. La noticia coincide con el anuncio del gobierno de España de que pretende comprar miles de vacunas de ese tipo y la petición de la Comunidad de Madrid de acudir también al mercado. España cuenta, según datos del Ministerio de Sanidad, con 2 millones de vacunas contra la viruela compradas en 2003 y que pueden estar caducando por falta de uso.

En esta semana frenética para el mercado de la viruela, la propia compañía Bavarian Nordic que cerraba acuerdos con un país europeo indefinido, anunciaba un suculento contrato con BARDA (Autoridad Americana de Investigación y Desarrollo Biomédico, encargada de diseñar medidas de control de la salud sobre todo para combatir pandemias y ataques terroristas). El compromiso consiste en la venta de preparados congelados en seco de la vacuna contra la viruela Jynneos por valor de 119 millones de dólares entre 2023 y 2024.

Es obvio que algo se mueve en el sector farmacéutico alrededor de una enfermedad de la que ya nadie hablaba, cuya última víctima mortal fue la fotógrafa médica de 40 años Janet Parker, que contrajo el mal por accidente en un laboratorio de Birmingham en 1978. ¿A qué viene tanto interés ahora?

En los medios de comunicación, el resurgir ha llegado de la mano de una prima cercana, la viruela del mono. Los brotes de esta enfermedad (que realmente no tiene su origen en los simios sino más bien en los roedores) y que a día de hoy afectan a España, Reino Unido, Portugal, Estados Unidos, Canadá, Bélgica, Alemania y Francia, han desempolvado la memoria de la que fue una de las enfermedades infecciosas más temidas durante siglos. La llamada viruela del mono es una enfermedad generada por un orthopoxivirus de la familia Poxviridae, familiar lejano del virus variola que produce la viruela en humanos. De hecho, en la gran tribu de los virus variólicos existen cuatro actores principales: Variola virus, generaba la terrible viruela hoy erradicada; vaccinia virus, es un agente de origen poco conocido que se usa para fabricar la vacuna antiviruela, el virus de la viruela bovina o cowpox es un microorganismo originario de la vacas que puede transmitirse a los humanos y que sirvió de modelo para la primera vacuna de Jenner en 1796. El último actor de esta película es la ahora tan famosa viruela del mono o monkeypox.

La viruela del mono no tiene más similitud con la humana que su parentesco familiar. No produce la alta mortalidad que producía el viejo mal erradicado. De hecho, la letalidad de esta variedad difícilmente supera el 1 por 100. Se transmite de manera muy poco frecuente y, al menos hasta donde hoy sabemos, solo a través de un contacto estrecho con una persona infectada. Sobre todo, a través de la saliva, fluidos corporales o contacto con el líquido producido por la erupciones cutáneas. En la inmensa mayoría de las ocasiones, la enfermedad cursa de modo relativamente benigno y se supera con facilidad en dos o tres semanas, aunque no se conoce tratamiento ni vacuna contra ella. El reservorio natural del virus que la produce es África Occidental. No es habitual que la enfermedad salte de continente. Por eso, la aparición de casos en Europa y América ha alertado a las autoridades sanitarias. En el Reino Unido, el gobierno confirmó el viernes que espera que los casos se doblen en pocos días.

La evolución en España es especialmente preocupante. Tras la confirmación en la Comunidad de Madrid de 21 pacientes el viernes pasado y el hallazgo de un caso más en Andalucía, nuestro país se ha convertido en el más afectado en Europa por este mal.

Ante esta situación, muchos países como España, han decidido comprar vacunas contra la viruela humana. Aunque el virus que produce ambos males (el humano y el del simio) es diferente, se sabe que la vacuna humana protege contra la del mono. De hecho, los nacidos antes de 1980 que fueron vacunados contra viruela pueden estar más tranquilos hoy. Pero desde ese año, ningún niño del mundo está protegido. De ahí la necesidad repentina de volver a comprar una vacuna que se estaba pudriendo sin usar en los almacenes de decenas de países.

El problema es que posiblemente no exista capacidad de producción para la que se espera sea una demanda creciente. La empresa Bavarian Nordic ya ha lanzado su mensaje: “nuestro stock no es ilimitado”. Como siempre, la escasez es la antesala del negocio: la viruela puede que no resurja jamás, pero en su nombre las acciones en bolsa de algunas farmacéuticas están subiendo como la espuma.

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