Por Alberto Velásquez
Periodista y relacionista públicas
A propósito de los cambios de poder en diversas esferas sociales y políticas, derivados de los resultados de las recientes elecciones, y reflejados también en diferentes niveles en donde estos cambios de poder se ventilan con frecuencia, se ha planteado un universo distinto entre jóvenes con mentalidades progresistas y viejos con arrugas, tanto en el alma como en sus respectivos cerebros.
Ese pugilato, donde las nuevas tecnologías se imponen arrolladoramente y los anquilosados luchan denodadamente por mantener y proteger las esferas de influencia y sostener a toda costa sus propios intereses, es un hecho relevante porque permite analizar en profundidad el comportamiento de ciertos individuos reacios al cambio y a la evolución.
Desde el momento en que afloró públicamente el uso de paneles solares para abaratar el costo de la energía eléctrica movida por combustibles fósiles, a otros se les ocurrió construir casetas para el transporte de pasajeros con luces y cámaras las 24 horas del día, aprovechando la energía solar. Todo apuntaba hacia las mejoras en el nivel de vida de muchos ciudadanos panameños.
Sin embargo, en la otra orilla, hay algunos trogloditas, a quienes el negocio de la energía se les podía venir abajo. Plantearon proteger el statu quo, rechazando hasta las nuevas técnicas de comunicación, precisamente en esta era llamada del conocimiento.
El troglodita de la modernidad se opone al desarrollo humano. Su carácter arcaico suma, principalmente, a personajes calificados de dinosaurios. Otros, se esconden en actos demagógicos para fortalecer sus capitales y engrosar sus cuentas bancarias.
Desafortunadamente, esos trogloditas, de cuevas mas confortables, anidan en todos los sectores, tanto en el ámbito deportivo como en técnicas vetustas. Otros sobresalen en sociedades en las que las comisiones atrasan soluciones y aparecen políticos con mañas fraudulentas. En fin, los trogloditas rivalizan con el progreso tecnológico que proponen jóvenes innovadores y viejos sin arrugas.