Torrijistas: ni torrijeros ni torritontos

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Histórica concentración popular en la Plaza 5 de Mayo. (Foto: Fundación Omar Torrijos).

Por Roberto Antonio Pinnock Rodríguez
Sociólogo y docente universitario

En mis años de estudiante de postgrado en la Universidad de las Naciones Unidas, hace unas tres décadas, me tocó analizar varias obras de uno de los alféreces del modelo capitalista neoliberal, a saber, el muy afamado Milton Friedman. Junto con Rose, publicó una pieza ideológica interesante bajo el título de “Libertad de elegir. Hacia un nuevo liberalismo económico”.

Una de las argumentaciones que se revela allí, alude a la defensa que dicen hacer los Friedman de los trabajadores, para que obtengan empleos y estén protegidos, pero paradójicamente, fomentando la destrucción de toda forma de organización de las clases trabajadoras se refiere desde gremios médicos hasta sindicatos de beisbolistas, pasando por los de la construcción lo que es en sí una argumentación que a la hora práctica resulta en desprotección de esta clase social.

Esto es, precisamente, lo que caracteriza a los “torrijeros”, la utilización de símbolos y fraseologías del general Torrijos para la defensa del pueblo trabajador, pero —emulando a gente como Friedman— lo que hacen es diametralmente opuesto a lo que venden a la población. Dicen, ser parte del “partido de Omar” y por ende seguir sus postulados, pero lo cierto es que los Torrijistas —que son los que aplican en la práctica el cuerpo doctrinario surgido en el quehacer del General— pululan cada vez más fuera del PRD que dentro de este.

Me preguntarán ustedes ¿y quiénes son los torritontos?

Simplemente, los que están cooptados y manipulados por los torrijeros y que terminan haciéndole el trabajo que los mantiene en la cúpula del poder partidista; o sea, son sus seguidores, sea por ausencia de criterios de lo que realmente es el torrijismo, sea porque ya están habituados al “confort” personal de las relaciones clientelares con el partido que una vez pretendió ser torrijista.

Un torrijista, tiene claro que la única forma de superar al Estado oligárquico es organizando a las bases del pueblo, de forma tal que sirva de soporte a las medidas favorables a la nación que se les pueda arrancar al Estado oligárquico con o sin partidos como el PRD ejerciendo el gobierno. Contrariamente, los torrijeros, tienen enorme fobia a la organización del pueblo, que no sea para propósitos clientelistas. Por ejemplo, en el año 1995, bajo la presidencia del “Toro” Pérez Balladares, un grupo de compañeros torrijistas, lleno de motivos, apoyaron la constitución de un par de organizaciones de trabajadores en Chiriquí y en Coclé, que eran sometidos a formas de explotación por el capital. Grande fue la decepción de estos torrijistas, cuando autoridades de alto nivel les ordenaron desmontar dichas organizaciones. Por supuesto, que estos compañeros no acataron esta instrucción al pie de la letra, siguiendo sus convicciones doctrinarias.

Recientemente, en plena pandemia —siendo la organización de base una pieza cardinal del sistema de atención de salud de la época del gobierno del general Torrijos— jamás se acudió a la activación de los comités de salud como parte de la estrategia de lucha contra la pandemia de la covid-19. Los torrijeros, hablan de transformaciones, pero no hacen el más mínimo esfuerzo por crear las fundaciones de una auténtica transformación democrática y revolucionaria. ¿Y los torritontos? … Buscándole los votos a los torrijeros y defendiendo lo indefendible de las actuaciones de estos, que favorecen al estado oligárquico y su modelo neoliberal.

Políticamente, los torrijeros atacan a cualquier iniciativa electoral del movimiento popular que no provenga de su colectivo perrediano. Sin duda, tienen temor a perder las mieles que les prodiga el ejercicio gubernamental defendiendo el poder de los oligopolios. Ni siquiera admiten, en la coyuntura actual de precandidaturas, apoyar a los “enemigos de sus enemigos”, es decir, darles una mano a las representaciones populares, para que las precandidaturas que cuentan con soporte de las élites económicas, no salgan favorecidas por la libre postulación y les hagan un hueco electoral.

Los torrijistas, por su parte, si parecen mostrar madurez política y le están dando su apoyo a las precandidaturas de organizaciones populares, no importa si han tenido diferencias en los métodos de lucha y fricciones personales en el pasado inmediato. La cuestión es dirigir la acumulación social y política hacia la superación del Estado oligárquico controlado por las élites económicas, pero con base en la organización autónoma del pueblo… En esto no encontraremos ni a los torrijeros ni a los torritontos.

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