A 80 años de crisis universitaria
“Todos los actos humanos son docentes”
Tras ocho décadas de intensa actividad y luchas, la Universidad de Panamá se apresta a decidir su futuro. En ese ámbito, Bayano digital ofrece a sus lectores la visión de uno de sus estudiantes, sin que ello signifique que son compartidos todos los criterios presentados en esta nota, sobre los desafíos que prevalecen en esa casa de estudios superiores, formadora de miles de profesionales.
Por Mario Enrique De león
Estudiante
Son todas mis palabras dedicadas a todos los estudiantes, movimientos y grupos estudiantiles de Panamá, en especial a los de la primera casa de estudios Octavio Méndez Pereira.
La crisis universitaria tiene su origen en el mismo acto fundacional de la institución y en su consecuente desarrollo histórico. La universidad de Panamá deriva, en primera instancia, de las pretensiones educacionales de liberales y conservadores para con el país. Ajeno a las pretensiones de la clase popular.
Segundo, con el objetivo de proporcionar los cuadros profesionales necesarios que demandaba la administración de la cosa pública (abogacía, administración, salud, educación, farmacología), que pasaba de manos norteamericanas a la administración por el Estado panameño.
Posterior, formó hombres y mujeres capaces de participar en la actividad económica del país (trabajadores). La economía de Panamá crecía en base a la sustitución de importaciones. Luego, formó los intelectuales necesarios para la implementación de los programas de desarrollo de los militares (economistas, sociólogos, etc.). En efecto, su desarrollo histórico ha respondido a los proyectos de la clase dominante, lo cual ha estado presa en sus años de existencia (80 años).
Paralelamente, era impregnada de un espíritu nacionalista, que desde sus entrañas se construía la hipotética concepción del hombre ideal panameño. Su identidad y la grandeza de la nación. Así, la Universidad de Panamá se convierte en el lugar ideal para aglutinar, en el pensamiento, esos orígenes distintos (indígenas, criollos, descendientes de trabajadores del ferrocarril ístmico, trabajadores del canal y sus descendientes) y personificar que corresponde a ser panameño o no.
Por otro lado, la soberanía del territorio nacional era violada permanentemente, atentado con la identidad y la integración nacional. Es así, como la UP encarna la lucha por la soberanía del territorio nacional, haciéndose el eje central de la lucha.
Sumergidos los movimientos estudiantiles en la lucha por la soberanía nacional abandonan “las teorizaciones encaminadas a reformar la universidad a la luz de los reclamos de las nuevas realidades latinoamericanas, en especial como instrumento de transformación de la sociedad” Prados (2015). Teniendo la sociedad panameña, en todo el siglo XX, una marcada desigualdad social, que permanece hasta la fecha.
Es probable, que la dirigencia estudiantil estuviese convencida que la causa de la desigualdad social tenía sus orígenes y peso en el enclave colonial. Aclara Prado (2015), que “Estas nuevas realidades aplazan, o más bien dejan congeladas, las preocupaciones por la transformación académica de la universidad y se conforma con algunas conquistas de carácter administrativas y económicas, sin afectar de manera sensible las estructuras originales contra las cuales se había impulsado el movimiento”.
Consumada la invasión norteamericana a Panamá y post traspaso del canal a manos panameñas, la soberanía nacional y la idealización de la identidad nacional dejan de ser, objetivamente, “relevante”, dando paso al nuevo sistema económico-social globalizador o “neoliberalismo”. De esta manera, la Universidad de Panamá queda mutilada de dos de sus objetivos que le daba su razón de ser. La Universidad quedó con la única tarea de crear profesionales (trabajadores) útiles para la dinámica económica. Así, se va agudizando la crisis universitaria.
Los movimientos estudiantiles y la institución, como tal, pierden la brújula post lucha por la soberanía nacional (sin haber concluido aún esta tarea). Los movimientos estudiantiles habían sido golpeados por la asimilación, en gran número, de sus dirigentes por el proyecto populista de los militares. De esta asimilación y dinámica, surgen los grupos estudiantiles que abogan por una dinámica clientelista en la universidad, propiciada por los altos funcionarios de la administración universitaria.
Es obligación de la presente y de las futuras generaciones de estudiantes, lograr los cambios necesarios, que por los motivos señalados se han atrasados. Enumero cincos objetivos macros. El mayor de todos los retos, es lograr que la institución se haga productora de conocimientos, en función a las necesidades de la sociedad panameña. Para esto, cada una de las escuelas deben transformarse en centros de investigaciones y casas de estudio (abandonar los patrones pedagógicos que ha sido presa por ochenta años). Segundo, la Universidad de Panamá, como instrumento de transformación social, no puede seguir de espaldas a la profunda desigualdad social del país. Tercero, rescatar la lucha por la soberanía nacional (tratado concerniente a la neutralidad del canal de Panamá y las imposiciones de los bancos internacionales y el FMI. Cuarto, velar por el cuidado de la identidad nacional y sus luchas históricas. Quinto, eliminar la privatización sistemática de la educación superior.
A la vez, lograr a corto plazos tareas como: 1.- La eliminación del voto ponderado en las elecciones para el cargo de la rectoría. Así evitar los regímenes dictatoriales y las intenciones de perpetuidad de funcionarios. 2.- El fortalecimiento de la entidad institucional y sus patrimonios. 3.- Mejorar las infraestructuras universitarias y abrazarla de tecnología en pos de los centros de investigación, la dinámica estudiantil y del uso burocrático. 4.- Satisfacer las inquietudes particulares de cada escuela o facultades.
Es probable que se escapen decenas de puntos de la palestra, que también peque de generalizaciones, pero no tengan dudas que cada una de las palabras que conforman estas expresiones gozan de las más nobles intenciones. Probablemente, todo lo dicho sea utópico, pero sólo en la utopía encuentro las fuerzas para encaminar una lucha, ¡Hasta la lucha siempre, compañeros!