Por Ricardo Stevens
Representante del movimiento popular colonense
No es la primera vez que luego de oleadas de desórdenes, el “corre que te cojo” (persecución) y las confusiones en las calles de la ciudad de Colón, el pueblo sigue “trompeando” (luchando), en procura de justicia social, pese a una larga historia de represiones policiales con disparos de perdigones que sacan ojos y manguerazos que intimidan.
Esa lucha no siempre ha estado exenta de la necesidad de llevar mártires al cementerio en Monte Esperanza, mientras se incrementa el dolor y se enlutan muchas familias. Y sin que uno ni otro campo haya capitulado, surgen espacios llamados “mesas de diálogo”, que nada han resuelto a la población.
Tampoco es agua tibia descubierta el hecho de que a esas instancias hayan concurrido representaciones antipopulares, cuyos voceros exhiben dilatadas sonrisas en rostros que parecen jurar a los interlocutores: «Créeme Colón, soy tu amigo. Estoy aquí, porque me gusta el one pot, el patí y el plantintat, y no te engaño».
No es la primera ocasión en que los de acá, teniendo serias y fundadas dudas de hasta dónde llegaría esa edición del cuento, comprueban que la vida ha sido severa maestra. Ellos han estado obligados a hacerse los desmemoriados y mostrarse como creyentes para proclamar que tienen fe. Eso ya ha ocurrido antes en la empobrecida y golpeada ciudad caribeña.
Tampoco es la primera vez, en la que muchos abrigan la esperanza de que Dios conceda lucidez a todos, y que haya un resultado positivo en las conversaciones, en las que se solicitó a las autoridades respaldar un esfuerzo que permita un eventual buen desenlace para los sectores colonenses. Todo ello demuestra que se requiere oficializar esa iniciativa a través de una norma jurídica (decreto), no sólo para que el actual gobierno cumpla lo acordado, sino para que se convierta en política de Estado y no haya que volver a las calles por las mismas causas. Es lo más razonable.
He asistido a cinco reuniones de la mesa tripartita. La petición de resultados la hizo la Coalición por la Unidad de Colón, desde el primer encuentro. Al respecto, la representación del gobierno dijo que entendía la propuesta de desarrollo, que la transmitiría a la Presidencia. En la segunda reunión, en la que se instó al gobierno a responder tras el planteamiento del movimiento organizado, los delegados oficiales contestaron: «Sí, la presentamos. Esperamos instrucciones».
Como si fuese una proyección de la misma comedia, en el tercer jueves se produjo una escueta declaración: «Esperamos». En la cuarta conversación, hubo una similar advertencia oficial: «Seguimos esperando». Y como si fuese una broma de mal gusto, en el quinto encuentro se entregó el siguiente mensaje: «Volveremos a insistir, porque aún no han respondido de Presidencia».
Y el pie caminante, que no se cansa, sigue andando, haciendo camino, en busca de Justicia y desarrollo humano y social para el combativo y abandonado pueblo de Colón, que demanda respeto y no ha colgado sus banderas de lucha patriótica.
NO EL CAPITALISMO ABERRANTE PRODUCTO DE LOS MARIDOS LA VANIDAD Y LA SOBERBIA Y SUS HIJOS QUE PAREN TODOS LOS DIAS..LA MEDIOCRIDAD——QUE SE CUMPLA EL POSTULADO ANTIGUO—SOLO EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO…………..EDUCAR EN EL AQUI Y AHORA—–VIVA EL GRAN CARLOS Y SU AMIGASO EL GRAN MAO…..DIOS LO CONSERVE EN LA GLORIA ETERNA JUNTO A NUESTRO PATRIOTA Y GRAN GENERAL OMAR TORRIJOS …ALELUYA