Por Paola Sánchez
Estudiante de Periodismo en la Universidad de Panamá
Los privados de libertad quienes han elegido abandonar una oscura celda para ingresar en los talles de confección de artesanías dentro de las cárceles, encuentran una opción para generar ingresos económicos y reinsertarse en el mundo laboral, con la orientación técnica del Estado.
Así lo confirmó a Bayano digital el jefe del Departamento de Planificación y Proyectos del Sistema Penitenciario de Panamá, Alexis Tenas, durante la explicación de esa iniciativa interinstitucional coordinada por el Ministerio de Gobierno.
Tenas manifestó que los internos reciben orientación y asistencia técnica, para que puedan descubrir sus propias capacidades y dominen el manejo de herramientas cuyo uso desconocían. Subrayó que, como resultado de ese esfuerzo, ha sido creada IntegrARTE, una marca comercial que genera beneficios colectivos durante el proceso de formación de talentos.
Entre los cursos de impacto social ofrecidos a través del proyecto, figuran los de sastrería, ebanistería, reciclaje ambiental, horticultura y construcción de viveros.
IntegrARTE surgió en octubre de 2016, como una iniciativa de organizaciones internacionales, conjuntamente con el Ministerio de Gobierno y el Sistema Penitenciario, con el objetivo de generar perspectivas de reinserción socio-laboral a las personas privadas de libertad Dese entonces, ha contribuido a que los internos aprendan la producción de artesanías y la comercialización de productos terminados con calidad y valor artístico y funcional.
IntegrARTE está concebido como un trabajo en equipo y su finalidad es que cuando los beneficiarios salgan de los centro penitenciarios como personas libres, apliquen los conocimientos adquiridos como si fuese la continuación de la marca comercial, remarcó Tenas.
Opciones para la juventud marginada
Las cárceles de Panamá albergan a una población predominantemente joven, en su mayoría expulsada del sistema educativo formal. En ese sentido, IntegrARTE ofrece una segunda oportunidad de formación juvenil, para ayudar a cambiar la realidad de personas atrapadas por los vicios, el delito y la violencia.
Al respecto, Fátima Vargas, diseñadora y experta en moda, aseveró que “las mujeres privadas de libertad se dedican a la confección de ropas de uso diario (trajes, batas, camisetas, faldas, inspiradas en prendas representativas de distintas etnias), aretes, collares y carteras. En respuesta a esa necesidad, fue inaugurada la Sección de Manualidades, que incluye la elaboración de artículos de cocina.
Vargas afirmó que, “cuándo los privados de libertad ingresan a los talleres de IntegrARTE, se nota un cambio positivo en su actitud”. Explicó que ellos hacen referencia al lema de la marca “Taller de Libertad”, al sentirse “libres y conectados”, especialmente cuando ejercen algún oficio útil como una forma de reorientar sus vidas e encontrar propósitos inspiradores.
Recalcó que el aprendiz de artesano necesita estar en un excelente estado de ánimo y con un alto nivel de concentración para obtener los mejores resultados, ya que la depresión, el mal humor, el aburrimiento o el desaliento cotidiano influyen en la calidad del producto final.
En la actualidad, el proyecto recibe el apoyo de las Cruz Roja Internacional, el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Comercio, e instituciones estatales y particulares que coadyuvan en el proceso de rehabilitación, así como en la venta y la producción de obras de arte.
Según detalló Tenas, “todos los productos elaborados por personas privadas de libertad son puestos a la venta”. El mecanismo establecido por los coordinadores del proyecto prevé que el 50 por ciento de los ingresos percibidos por la operación vuelven al sistema, para seguir comprando los materiales básicos. El otro 50 por ciento va a la cuenta de cada uno de los privados de libertad que participan conjuntamente en la producción.
Los beneficiarios del proyectos deben cumplir diversos requisitos, entre ellos, buena conducta, la mitad de la pena o sentencia judicial cumplida y capacitaciones previas por el Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (INADEH) y el Ministerio de Educación de Panamá (MEDUCA).
Hasta mayo de 2022, había dentro de los talleres productivos 630 personas privadas de libertad inscritas, reveló un informe suministrado por el Sistema Penitenciario de Panamá. Es importante señalar que la población penitenciaria total de Panamá pasó de 16.397 en 2017 a 19.281 en 2021, en su mayor parte jóvenes.
Búsqueda de nuevos horizontes
Al terminar los cursos de adiestramiento, los participantes en la capacitación técnica estarán en mejores condiciones de ingresar al mercado laboral o emprender sus propios negocios. Para mejorar esas posibilidades de contratación, el gobierno inició un dialogo con compañías privadas dispuestas absorber mano de obra proveniente de los programas de rehabilitación.
Tenas narró que, en el centro penitenciario La Joyita, un privado de libertad puso en marcha una iniciativa de reciclaje, que fue replicada rápidamente por sus compañeros de celda, hasta convertirse en un programa exitoso. Añadió que al obtener su libertad, el joven emprendedor creo su propia fundación, desde la cual ahora ayuda a los que aún son reos y detenidos en las cárceles.
Simultáneamente, en el Centro Femenino de Rehabilitación se desarrolla otra experiencia novedosa, que consiste en la capacitación de las internas en aspectos literarios y teatrales. Ese proyecto es conocido como “Mi voz para tus ojos”, y de acuerdo con una de las inscritas en los talleres, es un alentador modelo que ayuda a cambiar vidas de personas en conflicto social.
