Trump manda sentarse a Sánchez cuando este quería saludarlo en el G-20

Con un gesto brusco, le indica su asiento cuando el presidente en funciones del Gobierno intentaba entablar conversación antes del pleno de la cumbre, a la que España acude como invitado.

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Donald Trump ordena a Pedro Sánchez que se siente.

Por Pablo M. Diez
ABC

Con cada gesto analizado hasta el más mínimo detalle en la cumbre del G-20 en Osaka, un personaje tan histriónico como Donald Trump no solo es noticia por lo que dice, sino también por lo que hace. Y, sobre todo, por cómo lo hace. Así lo ha vivido en sus propias carnes el presidente en funciones del Gobierno español, Pedro Sánchez, cuando Trump le ha señalado su asiento con un brusco gesto que está dando mucho que hablar.

Antes de que empezara la sesión plenaria del G-20, a la que España acude como país invitado, el presidente de Estados Unidos ha pasado junto a Sánchez, que estaba de pie ante su sillón. Según muestran las imágenes, ambos se han saludado brevemente y, cuando Sánchez se ha vuelto para seguir hablando con Trump, este le ha indicado su sitio con poca delicadeza y ha pasado de largo. De inmediato, Sánchez se ha sentado con la cabeza gacha y una amplia sonrisa en el rostro, como si Trump le hubiera hecho una broma, pero la ha mudado enseguida.

A su alrededor, varios miembros de diversas delegaciones diplomáticas contemplaban la escena con cara seria, pero no se sabe exactamente cuál ha sido la conversación. Según fuentes de La Moncloa, Trump le ha hecho a Sánchez un comentario halagador sobre España y luego le ha mostrado su asiento. Pero la moviola ofrece unos matices abiertos a todo tipo de especulaciones.

Sánchez y Trump no se han reunido nunca y, en los últimos meses, las relaciones entre ambos países se han visto deterioradas por la retirada de la fragata Méndez Núñez del Grupo de Combate del portaaviones nuclear Abraham Lincoln mientras navegaba por el Golfo Pérsico. Una medida que, aunque temporal, ha causado ciertos roces diplomáticos que podrían estar detrás del poco cortés gesto que Trump le ha dedicado a Sánchez.

Más cordial ha sido, en cambio, el saludo entre el presidente en funciones del Gobierno y el Príncipe Heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán. Un cambio radical con respecto a la anterior cumbre del G-20, celebrada en Argentina hace siete meses. Entonces, Sánchez evitó a Bin Salmán por las acusaciones del asesinato del periodista Jamal Khashoggi dentro del consulado saudí en Estambul. Salvo Putin, que hasta llegó a chocar efusivamente las manos con él delante de las cámaras, nadie quiso fotografiarse junto al hombre fuerte del reino. Pasado el tiempo, y con varios contratos de Navantia pendientes con Riad, Sánchez no ha dudado en buscarlo esta vez.

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