Tiempo de cambio ante una clase política en ruinas

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Son cada vez más frecuentes las sacudidas frente a los escándalos financieros, sobornos millonarios, chantajes y evidencias del saqueo de las arcas del Estado. Ahora, la opinión pública ha vuelto a ser estremecida con la noticia de que representantes del opositor Partido Revolucionario Democrático (PRD) rindieron pleitesía al embajador de Estados Unidos en Panamá, en un acto de subordinación similar al que humilló a la clase política panameña en 1903.

La pérdida de valores y orgullo en el PRD y otros partidos políticos tiene un origen profundo. Figuras en puestos claves han sido arrastradas por la corrupción que a la largo del tiempo sustituyó un proyecto de liberación nacional por un esquema oligopólico succionador y clientelista, dirigido por el capital financiero. Los vicios y las peores formas de oprobio pasaron a tener vigencia, en contravía de históricas reivindicaciones populares y patrióticas.

Desde el exterior, Panamá es percibido como un país adocenado, sin cohesión, ni liderazgo, en el que predomina la inequidad y se abandona el legado de luchas generacionales. En cambio, la pugna por el poder ha adquirido notoriedad e involucra a grupos hegemónicos que se disputan los bienes canaleros, los yacimientos minerales, fuentes de agua y energía, y los mercados, y se refleja en escándalos de fraude dirimidos en el sistema de Justicia

Ante la falta de perspectivas en un panorama ensombrecido, el movimiento social panameño está obligado a trabajar en el diseño de alternativas dignas, democráticas y representativas, con el objetivo de proteger al Estado del saqueo que atrapa a partidos políticos y grupos económicos. Cruzarse de brazos y dejar que el deterioro de la gobernabilidad persista, puede inducir al estallido social sin dirección, en medio de la inseguridad y el desplome de un sistema que reproduce la corrupción y el latrocinio.

Desde un punto de vista práctico, hay que recuperar la ruta de la liberación nacional y construir nuevos liderazgos fundamentados en programas de lucha y defensa de la integridad territorial, y uso más colectivo posible de los bienes canaleros. Es imposible tolerar los niveles de saqueo, corrupción, narcotráfico y manipulación que han impuesto a este país los poderes facticos, o aceptar como bueno el descrédito que impera en los órganos del Estado.

La sociedad panameña muestra altos niveles de agotamiento, rabia, frustración y rechazo a un modelo de impunidad que drena los recursos esenciales de la población. Por otra parte, ha sido derribado el mito de la independencia de los poderes públicos, mientras una casta de rufianes intenta asumir por largo tiempo el mando de un país empobrecido, desprestigiado en el ámbito global y convertido en botín y en escenario de vergonzosos conciliábulos politiqueros.

Para el movimiento popular organizado y en vías de organización, es indispensable trazar un camino unitario y el diseño de una agenda que privilegie la lucha contra la pobreza, el rescate y recuperación del sector agropecuario e industrial, la custodia del patrimonio nacional y la soberanía, el bienestar colectivo y la creación de una alianza para el empoderamiento de las comunidades. En ese camino, no hay que ceder ningún ápice al modelo clientelista y expoliador.

1 COMENTARIO

  1. Ane la gran corrupción que han mostrado gobernantes de los caducos partidos políticos en Panamá nos Urge
    llevar a la Asamblea Nacional Diputadas (os) Presidente y Gabinete de Nuevo partido político o Independientes con Alta ética y Moral honestos,honrados insobornables todas estas son necesarias para acabar con el Peor Mal de los Gobernantes en Panamá la Corrupción.

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