Reseña histórica de La Guerra de los Mil Días. 1899-1902

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Representación de la Guerra de los Mil Días.

Semana (Colombia)

Fueron numerosos los conflictos armados que vivió nuestro país a lo largo del siglo XIX, debido a la pugna entre conservadores y liberales por el poder. Entre otros, nos condujeron a guerras como la de 1885 y 1895. En 1899, el partido conservador se hallaba dividido en dos corrientes: los Nacionalistas, que conformaban un gobierno excluyente con personajes de la talla de Rafael Núñez (fallecido en 1894) y Miguel Antonio Caro. Por otro lado, el grupo de los Históricos aceptaba la necesidad de entenderse con los liberales, que para la época era una fuerza política importante, estaban en contra de la censura de prensa y la restricción de los derechos individuales para acallar la oposición, método usado por los primeros desde el Estado, amparados en la reciente constitución de 1886.

El Partido liberal se encontraba de la misma manera fraccionado, entre los que deseaban agotar las instancias políticas para acceder al poder, y quienes estaban dispuestos a conquistar los espacios que el Gobierno les cerraba mediante la confrontación armada. Finalmente la segunda opción predominó y es el 17 de Octubre de 1899 que se declara oficialmente la insurrección liberal por Paulo Emilio Villar, uno de los jefes de este partido en Santander. Esta sería hasta nuestros días la gran guerra civil que durante cerca de tres años azotó a Colombia, y en la cual cerca de 100.000 colombianos entregaron sus vidas, es decir el 2,5% de la población de aquella época (el país contaba con un poco más de cuatro millones de habitantes).

Aunque esta guerra se conoció como la de los mil días, en realidad duró poco más de 1.100 días, prevalecieron los combates intensos y cruentos como la batalla de Peralonso, y la de Palonegro donde la muerte fue copiosa, y recorrió todo el territorio Nacional. Se destacaron múltiples personajes de cada bando como Rafael Uribe Uribe, Benjamín Herrera y Foción Soto, entre otros, por parte de los liberales, que aunque habían conformado una guerrilla, prefirieron siempre los enfrentamientos abiertos y de tropas numerosas. A nivel Internacional el conflicto fue seguido de cerca por Venezuela, Ecuador, Nicaragua quienes apoyaron la revolución liberal y Estados Unidos que influyó decididamente a favor del Gobierno Conservador al final de esta guerra.

En 1902, el número de combates había disminuido, el gobierno decide lanzar una nueva ofensiva militar, y ofrecer a la vez una posibilidad amplia de indulto para los revolucionarios que se desmovilizaran y entregaran las armas, lo que conduce a negociaciones con los liberales, como resultado se firman varios tratados de paz, de los cuales se destacan:

  1. El tratado de Nerlandia firmado el 24 de Octubre por Rafael Uribe Uribe, donde previamente con un armisticio pactado, se reconocía a los revolucionarios como beligerantes y se les ofrecía una PAZ con garantías, el gobierno se comprometía a liberar a los presos políticos, a garantizar su seguridad y a cesar el cobro de la contribución a la guerra.
  1. El Tratado de Winsconsin, firmado por los liberales Lucas Caballero, Eusebio Morales y Benjamín Herrera, y por parte del Gobierno, los generales Víctor Manuel Salazar y Alfredo Vázquez Cobo, en noviembre 21 del mismo año, cabe anotar que en ese momento la guerrilla liberal conservaba la posibilidad de seguir luchando desde Panamá, pues contaba con más de 10.000 hombres y material bélico suficiente. Algunos de los puntos del tratado eran: la libertad inmediata de todos los prisioneros de guerra y presos políticos, amplia amnistía y completa garantías para las personas y los bienes de los comprometidos en esa revolución, y la convocatoria a una nueva elección del congreso, con la tarea de estudiar las negociaciones relativas al Canal de Panamá, la reforma política, el equilibrio en las finanzas públicas, el control de la inflación y la devaluación.
  1. El Tratado de Chinácota, en norte de Santander, es firmado entre Ramón González Valencia por parte del gobierno y los representantes del liberal Foción Soto. Este acuerdo acoge a los revolucionarios que permanecían en número reducido en esta zona del País.

La voluntad del liberalismo de cesar las hostilidades, para que por la vía del Congreso evitara la intervención de los Estados Unidos en el caso de Panamá, no surtió el efecto esperado, pues fue tardía y gracias a la inexplicable lentitud de nuestros dirigentes, el 3 de noviembre de 1903, se dio la irremediable pérdida del Departamento, 75.000 kilómetros cuadrados de territorio Patrio.

Otro de los sucesos que hicieron parte del desenlace del conflicto, fue el interés de la sociedad civil por la finalización de la guerra, motivando a la Iglesia, en cabeza de Monseñor Herrera, a realizar un Voto o Promesa Nacional por la Paz. Para tal efecto, solicitó la ayuda del presidente Marroquín para edificar frente al Parque de los Mártires en Bogotá una Iglesia como eje simbólico del clamor de la nación, consagrándola al sagrado corazón de Jesús. Se coloca la primera piedra a mediados del año 1902. Hoy en día, a la entrada de éste centenario templo existen dos placas que recuerdan este evento histórico.

Luego de esta guerra civil, el país empobrecido, había destruido sus industrias, las vías de comunicación, la deuda externa e interna eran considerables, la libra esterlina, tipo de cambio de la época, había pasado en 1898 de 15.85 pesos papel hasta llegar a cotizarse en 1903 a 505 pesos. La nueva administración del general y empresario Rafael Reyes, con su lema: mucha administración y poca política, hace un llamado a todos los colombianos a la Unión y la Concordia, comenzando un ajuste en todos los campos y un proceso sostenido de reconstrucción nacional. “El país todo entraba de lleno en un período de actividad. Las pequeñas industrias florecían visiblemente. Los capitales colombianos empezaban a adquirir confianza en sí mismos y en los recursos del país y con cautela empezaban a colocarse en industrias nuevas: empresas mineras, fábricas de tejidos, refinerías de azúcar, plantas eléctricas para el alumbrado de las ciudades y para el suministro de fuerza motriz en diversas industrias, fábricas de cemento, empresas agrícolas de vasta extensión, todo mostraba que el país hacía ya el recuento de sus energías para incorporarse y seguir el rumbo actual del mundo culto en busca de la prosperidad material¨ (Baldomero Sanín Cano).

Otro de los protagonistas por parte del Gobierno, el general Víctor Manuel Salazar, escribiría después de cuarenta años: Nuestros sacrificios, la sangre derramada y el luto de los hogares, no fueron completamente estériles, porque la lucha nos dejó los beneficios de una paz estable, esta paz que se aproxima al medio siglo de existencia y que conocemos con el nombre de ¨la paz de Wisconsin”.

“Que ella ha sido fecunda en bienes para Colombia, lo demuestra enfáticamente la tranquilidad en que hemos vivido en los últimos tiempos, el creciente desarrollo de las industrias, el florecimiento de la agricultura…” (Memorias de la guerra de los mil días, Víctor M Salazar, firmante del tratado de Wisconsin).

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