¿Por qué se opone Europa al proyecto de ley estadounidense de sanciones contra Rusia?

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Gasoducto convertido en la manzana de la discordia entre Rusia y Estados Unidos. (Foto: Serguey Guneev / Sputnik).

Un nuevo proyecto de ley del Senado de EEUU sobre sanciones contra Rusia no solo no logrará sus objetivos sino que causará nuevos problemas, afirmó Wolfgang Ischinger, diplomático alemán y presidente de la Conferencia de Seguridad de Munich, en un artículo para The Wall Street Journal.

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“A menos que sea sometido a una revisión significativa, el proyecto de ley pondría en peligro la seguridad energética europea y dañaría las relaciones de Estados Unidos con Europa. El beneficiario de tal resultado sería Rusia”, consideró Ischinger.

De acuerdo con el diplomático, la medida pone en riesgo la postura conjunta mantenida por EEUU y Europa en contra de Rusia desde el retorno de Crimea al país eslavo en 2014. Desde entonces, todas las sanciones han sido evaluadas tanto por Estados Unidos como por la Unión Europea antes de ser aprobadas, escribe el diplomático.

Ischinger destacó que Europa y EEUU se movieron juntamente con el objetivo de asegurarse de que ninguno de los dos lados explotaría los mercados o las oportunidades de negocios pertenecientes al otro. Este enfoque transatlántico, sin embargo, está ahora comprometido por el deseo del Senado de EEUU de imponer sanciones adicionales de manera unilateral, sin consulta previa y en contra de la voluntad explícita de la Comisión Europea y de los principales aliados estadounidenses, entre ellos Alemania, Francia e Italia.

Además, el texto del proyecto de ley sugiere que pretende promover los intereses comerciales de los Estados Unidos a expensas de Europa.

“La sección 257 [del proyecto de ley] da prioridad a ‘la exportación de recursos energéticos de Estados Unidos para crear empleos [en territorios] estadounidenses’, lo que suena a los europeos como un intento político hostil de promover las exportaciones estadounidenses de gas natural licuado a Europa”, apuntó el autor del artículo.

Según Ischinger, uno de los “blancos” del proyecto de ley es el Nord Stream 2, gasoducto que llevará gas natural de Rusia a Alemania, cuyo proyecto es desarrollado por empresas tanto europeas, como rusas. El diplomático tachó de “exagerados” los temores de que el gasoducto pueda crear una dependencia europea de Rusia. Ischinger subrayó que el continente ha tomado “medidas decisivas para aumentar la seguridad del suministro”, las cuales dificultarían el uso de la energía como un arma contra Europa.

El diplomático detalló que hay un gran debate acerca de la construcción del Nord Stream 2 y que existen fuertes argumentos a favor y contra el gasoducto. Sin embargo, destacó que «esta no es una cuestión que deba decidirse en Washington», ya que se trata de «una cuestión europea, que los europeos deben decidir con base a la legislación y la reglamentación europeas».

“¿Cómo reaccionaría Estados Unidos si Europa aprobara una legislación acerca del oleoducto Keystone XL [entre EEUU y Canadá], especialmente si tuviera el objetivo de beneficiar a los negocios europeos?”, cuestionó el columnista.

Para Ischinger, la experiencia conjunta entre EEUU y Europa con las sanciones reafirma dos lecciones de larga data. La primera lección es que las sanciones funcionan mejor cuando son multilaterales. La segunda es que las sanciones por sí solas raramente alcanzan un resultado de seguridad nacional. Casi siempre presumen una negociación, durante la cual el ajuste de las mismas puede ser parte de una estrategia para lograr una meta deseada.

Si el proyecto se convierte en ley en su forma actual, alienaría a los importantes aliados europeos de Estados Unidos, lo que complicaría la alianza entre ellos en un momento crítico, concluyó el diplomático.

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