Panamá, el yunque y el martillo (Primera Parte)

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Buque portacontenedores en tránsito por el Canal de Panamá.

Por Julio Yao
Analista internacional y diplomático de carrera

Estados Unidos y China se entrecruzan a veces en asuntos mundiales. EE.UU. actúa como una maquinaria incontrolable que niega al derecho internacional para imponer un orden unipolar y hacer la guerra, pero se desespera y pierde el control. China, en cambio, emplea la diplomacia, es paciente y administra su sabiduría, consciente de que la historia es maestra de la vida (“Historia Magistra Vitae”).

EE.UU. sólo se atiene a su memoria histórica cortoplacista y no siempre valora o entiende la del resto del mundo. En contraste, China ha sido testigo y protagonista de la historia universal a lo largo de su milenaria existencia.

Para EE.UU., la guerra es un negocio. Para China, es el último recurso.

China amplía sus relaciones para construir un mundo multipolar mediante la no intervención, la cooperación, la igualdad y el beneficio mutuo, en tanto que EE.UU. quiere hegemonizar y dominar al mundo, pero lo desestabiliza y se aísla cada vez más.

La Antigua Ruta de la Seda no tenía fines de conquista sino de paz e integración. Con la Nueva Ruta ‒que será también, según el presidente Xi Jinping, Ruta Digital, Ruta Verde y Ruta Limpia sin corrupción‒ China aspira a construir un eje en torno al cual giren los Estados dentro de un sistema multipolar que desplace el orden imperante.

El sistema-mundo que empieza a emerger de la concepción china es circular y horizontal, contrapuesto al orden vertical de Estados Unidos y Occidente.

A raíz del establecimiento de relaciones entre Panamá y China, en junio de 2017, voceros de EE.UU. hicieron declaraciones sobre imaginarios objetivos de Pekín en Panamá, y Washington criticó a tres países (El Salvador, Panamá y República Dominicana) por no pedirle permiso antes de relacionarse con Pekín.

Un especialista en Estudios Latinoamericanos del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra de EE.UU., Robert Evan Ellis ‒también funcionario del Departamento de Estado‒ fue enviado a Panamá para estudiar los avances de China.

Según manifiesta el sociólogo Marco A. Gandásegui, Ellis “siembra 21 mentiras sobre las relaciones entre Panamá y China” y hace 12 recomendaciones para castigar a nuestro país (Marco Gandásegui, “Los planes de EE.UU. para contener el avance chino en Panamá” (I, II), La Estrella de Panamá, 4 y 11 de octubre de 2018).

El profesor Ellis está preocupado por las inversiones de China en áreas como energía, logística y telecomunicaciones y las considera “sospechosas”. Pero también está preocupado por “la captura estratégica del Gobierno de Varela y el grupo de familias”, así como por la corrupción en la Autoridad del Canal.

Los señalamientos del profesor Ellis equivalen a decir que todo lo que ha hecho EE.UU. en Panamá es muy malo, ya que es Washington el que ha sostenido a ese grupo de familias en posiciones de mando. EE.UU., garante de nuestra independencia desde 1903, pasó a ser el principal obstáculo para el desarrollo de nuestro pueblo.

La invasión a Panamá en 1989, por ejemplo, destruyó nuestra soberanía, restauró a sus antiguos aliados (las familias ricas) y empobreció al pueblo. ¿Cómo explicar que, con la renta canalera y el PIB más alto en la región, Panamá sea el cuarto país más desigual del mundo y el primero de la región con la peor agricultura?

El presidente electo, “Nito” Cortizo, dijo que Panamá no tomará partido en política internacional y manifestó al embajador Wei Qiang nuestro interés en ampliar las relaciones con China. En esto, no hay problema, porque China tampoco vino a Panamá a un concurso de belleza o fisiculturismo.

Pero Panamá no quiere ser aplastada entre el yunque y el martillo, ya que no olvidamos que la invasión de 1989 tenía el fin de eliminar a Japón porque quería construir un nuevo Canal o ampliarlo. EE.UU. le aplicó la Doctrina Monroe, aunque el castigo, el martillazo, lo recibió el pueblo panameño.

(Intervención en el Primer Encuentro Académico China-Panamá, sobre la Franja y la Ruta, Edificio del Parlatino, Salón Chino, Panamá, 15 de mayo de 2019).

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