Necesitamos un nuevo contrato social

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La cultura del soborno y el expolio debe ser sustituida por la del rechazo a la corrupción.

Por Gerardo Berroa Loo
Director de La Estrella de Panamá

Ya para 1762, Juan Jacobo Rousseau sentenció en el inicio de su reconocida obra El Contrato Social, que “el hombre ha nacido libre y, sin embargo, por todas partes se encuentra encadenado. Tal cual se cree el amo de los demás, cuando, en verdad, no deja de ser tan esclavo como ellos…”.

Y es precisamente lo que ocurre hoy en Panamá, donde los panameños nacemos libres, pero inmediatamente nos encadenamos a la corrupción. El flagelo de la corrupción es un mal vergonzoso, pero como los propios ciudadanos lo toleramos, el corrupto camina a sus anchas como si nada y hasta cree merecer aplausos por su osadía.

La sociedad tiene que empezar a ser enérgica con los corruptos y fortalecer sus valores humanos. No es posible que uno se rompa el lomo trabajando para llevar el sustento al hogar y otros se beneficien con los dineros públicos y se construyan mansiones, se compren yates, autos de lujo y se den el tupé luego diciendo que son fuentes de riqueza, empresarios de reputación intachable y generadores de empleos.

Tenemos que librarnos de las cadenas esclavistas de la tolerancia a la corrupción. Hay que erradicar este mal de raíz y no como vienen haciendo las autoridades, donde aplican la ley a unos y salvan a otros.

Y es que la corrupción es como el “matapalo” que hay que acabarlo totalmente, porque si dejas una ramita viva, vuelve a infectar todo el árbol. Y para acabar la corrupción, necesitamos un nuevo contrato social con nosotros mismos y es fortaleciendo nuestros valores y haciendo sentir vergüenza a todos los que siguen las prácticas del juegavivo. Es el primer paso que tenemos que dar para enrumbar a nuestra sociedad hacia el pleno desarrollo.

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