Mujeres campesinas en Panamá alzan su voz y exigen derechos

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Mujeres campesinas involucradas en la siembra de plantones.

Por Magíster Irma Tuñón Berrocal

Herederas ancestrales, sanadoras, soñadoras, las campesinas partícipes de una lucha tenaz, se juntan todos los días en los campos productivos panameños para reanimar el camino, compartir experiencias y levantar la voz en medio de la difícil situación en que viven. Muchas de ellas carecen de acceso a los medios de producción, educación, salud, y vivienda digna, pero jamás se rinden.

Las trabajadoras que habitan en áreas rurales de Panamá están convencidas de que las alianzas con otras damas laboriosas con las que comparten intereses comunes les permite reflexionar y abrirse camino para garantizar que los derechos de las mujeres sean respetados y se conviertan en una realidad en el campo.

Lucha histórica

“Es a la mujer a quien la humanidad debe el descubrimiento de la agricultura, descubrimiento extremadamente importante para la evolución económica. Y este descubrimiento fue lo que, por un largo período, determinó el papel de la mujer en la sociedad y la economía, situándola en la cumbre de las tribus que practicaban la agricultura”, afirmó Kollontai Alexandra, la primera mujer en ocupar un cargo en el gobierno de una nación.

Al respecto, la veterana pensadora rusa señaló: “La división del trabajo de las tribus que practicaban a la vez la caza y la agricultura, trajo aparejado los hechos siguientes: las mujeres, responsables de la producción y de la organización de los lugares de vivienda, desarrollaron más su capacidad de razonamiento y de observación, mientras que los hombres, a causa de sus actividades de caza y de guerra, desarrollaron más bien su musculatura, su destreza corporal y su fuerza”.

A lo largo de miles de años, la mujer permaneció más tiempo en el hogar rudimentario. Debido a ese hecho, pudo observar lo que ocurría con las semillas y desechos de los alimentos. Hace milenios, el hombre no sembraba, sino que recolectaba los frutos silvestres para alimentarse. Tampoco criaba animales, sino que los cazaba.

A través de una permanente y larga observación de lo que sucedía con las semillas, la mujer inició el cultivo de plantas. Así aparece la agricultura en los pueblos del mundo. Asimismo, desarrolló la primitiva técnica agrícola para suministrar la comida cultivada a su familia. Ello permitió el surgimiento de comunidades y el posterior surgimiento de civilizaciones, con el trabajo diferenciado.

Simultáneamente, la mujer fue domesticando a los animales. A medida que se desarrolló la agricultura y la cría de especies para obtener carne y leche, las tribus se especializaron: unas en agricultura y otras en ganadería.

Hoy, el mundo entero está en crisis, declaran las mujeres campesinas. En realidad, la crisis de alimentos, de energía, de clima, de finanzas, y una oferta de semillas transgénicas. Algunos sectores desinformados ignoran que la crisis es resultado del desmoronamiento del sistema capitalista y del neoliberalismo, y sólo profundizarán sus impactos a través del agotamiento de los recursos naturales y la excesiva contaminación ambiental.

Para encontrar soluciones efectivas, hay que enfocarse en la “Soberanía Alimentaria”, que proponen las activistas femeninas y las organizaciones que participan en la denominada Vía Campesina, creada como alternativa económica a las multinacionales de los agronegocios que dominan el mercado de semillas y variedades.

¿Cómo llegamos a la crisis?

Según “La Carta de Maputo: V Conferencia Internacional de la Vía Campesina, Mozambique 2008”, en los últimos años se ha visto el avance del capital financiero y transnacional, sobre todo en temas de la agricultura y del sistema alimentario de los países del mundo.

Desde la privatización de las semillas y la venta de agrotóxicos, hasta la compra de la cosecha el procesamiento de los alimentos, y su transporte, distribución y venta al consumidor, todo está ya en manos de un número reducido de empresas. Los alimentos han pasado de ser un derecho universal, a ser una mercancía más. Los pueblos están perdiendo de ese modo sus tradiciones culinarias.

El movimiento de la Vía Campesina sostiene que son los productores agropecuarios quienes producen alimentos para el mundo. Esa verdad les permite reconocer el derecho que tienen a existir y a cuidar la semilla que son la vida misma. “La humanidad necesita la presencia de campesinos. Nos negamos a desaparecer”, han declarado los líderes ese movimiento, en demanda de justicia y reconocimiento del derecho a la tierra.

En ese movimiento de avanzada participan mujeres con historia y luchas comunes que defienden la tierra, la soberanía alimentaria, la justicia social y la dignidad. De hecho, ellas comparten saberes y experiencias, convencidas de que las ideas transformadoras, como las semillas de los frutos, cuando se intercambian crecen y se multiplican.

La Vía Campesina es un movimiento mundial de organizaciones de mujeres rurales, campesinas y campesinos, agricultores, trabajadores del campo, pueblos indígenas y afrodescendientes empeñados en garantizar un comercio agrícola justo y sin explotación rural, para generar relaciones de equidad y democracia.

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