Monumento a Torrijos recuperará memoria colectiva

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Monumento a Torrijos recuperará memoria colectiva

Por David Carrasco

La memoria colectiva está formada por múltiples elementos raizales entrelazados que coinciden en tiempo y espacio. Esa memoria es indispensable para que los pueblos afiancen su identidad, cultiven valores y asimilen una herencia común para encontrar su destino.

En Panamá, parte de esa memoria se perdió con la salida abrupta del escenario político del general Omar Torrijos Herrera, el hombre que condujo la lucha por la descolonización, la integridad territorial y la recuperación de la vía interoceánica en poder de Estados Unidos.

En forma deliberada su imagen de estadista fue borrada para evitar que se convirtiese en un símbolo de luchas. Un mausoleo colocado detrás de unos matorrales en el sector de Amador, en la Ciudad de Panamá, es la única evidencia física de que alguna vez existió. Ello revela no sólo mezquindad, sino un profundo odio de la clase dominante hacia los protagonistas de los procesos de liberación.

Ocasionalmente, cuando alguien menciona los Tratados del Canal “Torrijos Carter”, o habla de dictaduras, sale a relucir el nombre de Omar, Su ideario ha sido borrado, distorsionado y sus detractores recurrieron a bustos de señores con fama y fortuna, y una aureola de próceres sin jerarquía patriótica para tratar de desviar la atención de las nuevas generaciones desprovistas de referentes sociales.

Pese a ello, egresados de la escuela militar “Los Tomasitos” han retomado la idea de construir un monumento que ayude a recuperar esa memoria histórica y contribuya a devolver a Torrijos la dignidad que merece, por su identificación con los pobres y la lucha dirigida a alcanzar un país digno, justo y soberano.

Esa decisión revela que hombres y mujeres mantiene vivo el legado del desaparecido líder, quien desmanteló la terrorífica Escuela de las Américas, sacó las estacas colonialistas del territorio panameño y elevó la causa de la soberanía a escala mundial. Esos hechos tienen un gran valor hemisférico y aún perduran en la conciencia.

Prueba del reconocimiento internacional

Un monumento a Omar Torrijos fue construido en La Habana, Cuba, en 2009, como homenaje póstumo a su memoria y en un acto de reafirmación de la amistad entre los pueblos de ambos países. A continuación, la nota informativa publicada en 2010 por la periodista cubana Elsa María Cortés, de la Redacción de Radio Rebelde.

Monumento a Omar Torrijos en la Avenida de los Presidentes de Cuba.

La Habana, Cuba.- El monumento al ex jefe de gobierno panameño Omar Torrijos integra también la galería de arte e historia en que, para orgullo de los cubanos, se ha convertido la Avenida de los Presidentes.

Creada por el artista cubano Andrés González, la obra fue develada en enero del 2009 por el entonces presidente de Panamá, Martín Torrijos, hijo del luchador independentista, quien afirmó que esta obra era un símbolo de la amistad entre los dos pueblos.

El monumento que se alza en la céntrica avenida de la capital cubana, presenta algunas variaciones respecto al boceto original, aunque mantiene la esencia de reflejar la lucha de Torrijos por la devolución del Canal de Panamá a su pueblo.

La figura en bronce del ex presidente centroamericano, con sus manos en señal de unidad, se alza sobre dos grandes elementos agrietados, separados por el Canal de Panamá.

En 1977, Omar Torrijos logró la firma de los Tratados del Canal de Panamá con el entonces mandatario estadounidense Jimmy Carter.

Los tratados Torrijos-Carter permitieron a los panameños recibir la vía interoceánica y acordaron el fin de la presencia militar norteamericana en el país istmeño, en 1999.

El general Torrijos murió a los 52 años de edad, el 31 de julio de 1981, cuando el avión en que viajaba se estrelló al oeste de la ciudad de Panamá.

La primera estatua de luchadores por la independencia latinoamericana erigida en la céntrica vía capitalina, corresponde al Libertador Simón Bolívar.

Fue inaugurada en noviembre de 1999 en la denominada Plaza de Venezuela, gracias a la maestría del artista Giorgio Ardelini, quien hizo el primer ejemplar en su país y luego una copia que donó el Gobierno venezolano.

Constituye una réplica de la que existe en Caracas, a la que el Héroe Nacional José Martí rindió tributo en el siglo XIX al llegar a la ciudad, sin haberse quitado siquiera el polvo del camino.

El proyecto de la plazoleta lo realizó la arquitecta Miriam Acosta, con mármoles criollos, mediante el empleo del blanco rústico para los accesos y el negro labrador para el fuste de la figura.

Apenas un año después, en 2000, acogió la estatua de Benito Juárez, ex presidente de México y Benemérito de las Américas, cedida también por las autoridades de ese país a las cubanas.

En 2003 le siguió la del mandatario chileno Salvador Allende, quien ofrendó su vida en el Palacio de La Moneda enfrentando a los golpistas el 11 de septiembre de 1973.

La obra, concedida por la provincia española de Badajoz, Extremadura, en una iniciativa a cargo de la escultora Mónica Bunster, cuenta con un pedestal levantado por dos escalones a su alrededor y la escultura en la punta, esculpida desde el torso y en posición de saludo.

En 2006, como evocación de la amistad que une a Ecuador y Cuba, se yergue frente al mar caribeño, la imagen del ex Presidente y general ecuatoriano Eloy Alfaro.

La pieza escultórica es creación del cubano Andrés González, cuyo talento reconoció Alfredo Palacio cuando, siendo presidente de ese país, visitó La Habana para participar en la XIV Cumbre del Movimiento de los No Alineados.

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