Los retos de “Catín” Vásquez como administrador del Canal

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Tránsito de buque portacontenedores a través del tercer juego de esclusas del Canal de Panamá.

Por Alberto Velásquez
Periodista y relacionista

Con ancestros oriundos de las provincias de Los Santos y Chiriquí, llegará en septiembre a la administración de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) un talentoso panameño, Ricaurte “Catín” Vásquez. Desde joven, demostró dedicación al desarrollo de la vía acuática, devuelta a manos panameñas después de luchas generacionales que inspiran a las nuevas generaciones.

Ícono mundial, el Canal de Panamá es resultado de una historia transitista que marcó al istmo desde su formación geológica. Hoy día, es una de las principales fuentes de la economía de este país, y por esas características, históricas y financieras, es objeto de celo por parte de otros países competidores en el movimiento de carga.

La elección unánime de “Catín” Vásquez como administrador de la ACP, representa una especie de aire fresco en la dirección de la vía interoceánica. Tras la transferencia a Panamá, en 1999, el Canal se transformó en un “becerro de oro” para muchos panameños y extranjeros que vieron en su expansión una fuente de riqueza vinculada a los negocios logísticos, portuarios y navieros.

Desde que Panamá comenzó a administrar la vía interoceánica, “Catín” Vásquez fue uno de los primeros en delinear el desarrollo marítimo, con altos niveles de eficiencia. Ello fue posible cuando el Canal dejó de ser un eslabón estratégico militar de Estados Unidos, para convertirse en fuente de soluciones a los problemas económicos de la República.

En cierta ocasión, escuchamos expresarlo frente a un auditorio. Omar Torrijos, quien con su visión de estadista forjó y selló la devolución final de la vía interoceánica a Panamá, no vivió para recibirla. Quedó en su historia. Y aunque señalaba que el beneficio de la vía acuática y las áreas revertidas fuese lo más colectivo posible, ello no ha sido así. Apellidos de familias pudientes, algunas hasta enemigas de Torrijos y contrarias a la firma del Tratado que lleva su nombre, han sido las que más se han saciado con sus ganancias, mientras que campesinos e indígenas abandonados a su suerte mueren de hambre.

Los mártires quedaron en el olvido, y el Instituto Nacional continúa igual o peor que en los momentos en que sus estudiantes impregnados de valor lucharon para ejercer la soberanía sobre el enclave que significaba la desmantelada Zona del Canal.

Ricaurte “Catín” Vásquez asumirá la administración de la vía acuática en un momento crucial. Tiene, ante sí, grandes retos de índole tecnológico. La lucha para extirpar a grupos antinacionales enquistados en niveles jerárquicos en la ACP también será una dura batalla, que es necesario ganar cueste lo que cueste.

El próximo administrador conoce perfectamente a los aprovechadores y sabe quiénes han conspirado para burlar las aspiraciones soberanas. Mientras, los panameños de a pie siguen pendientes de que la ACP sea manejada con transparencia para que los beneficios derivados de la operación de la ruta canalera fluyan como lo previó Omar, y quizás mejor, con el apoyo de una nueva administración del gobierno nacional.

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